El hombre con la máscara de zorro romance Capítulo 220

-¡Ya estaba pensando en prepararte la boda antes de que nacieras!- dijo Viviana con una sonrisa, -¿Dónde está Amelia?-

-¡Mamá, le da vergüenza bajar!- Max negó con la cabeza de manera divertida, -Probablemente está muy avergonzada, después de todo, su hijo lo pilló en la cama conmigo. ¡La chiquilla es muy tímida!-

Oscar se dio la vuelta para mirar a Laura y le puso el brazo por el hombro con afecto, -¡Cariño, vayamos también a por el certificado de matrimonio hoy!-

Laura le dio una palmada en la mano y se sonrojó, -¡No digas tonterías! ¡Dile a Andrés lo que hemos venido a decir!-

-¡Me da igual, quiero ir a por el certificado de matrimonio hoy!- Oscar tomó una decisión, y luego volvió su mirada hacia Max, -Max, dile a Amelia que baje, ¡tenemos que resolver el tema de Andrés hoy!-

Max volvió la cabeza para mirar a Oscar y se puso serio, -¡Está bien! ¡Le digo que baje!-

-¡Estoy aquí!- Amelia también se cambió de ropa, su rostro se sonrojó antes de bajar las escaleras.

De repente, todos la miraron. Ella estaba tan asustada que casi se cayó de las escaleras. Afortunadamente, Max reaccionó rápidamente y se acercó para atraparla, -Dios mío, ¿puedes tener más cuidado?-

Amelia estaba aún más avergonzada.

Max vio en silencio su rostro sonrojado, y mostró un profundo afecto en sus ojos, pero frente a todos, simplemente dijo, -Nadie se va a reír de ti.-

-¿Qué dices?- Amelia casi se mordió la lengua. Entró en pánico y dijo con ansiedad,

-No estoy avergonzada. ¡Laura, Oscar, estáis aquí!-

Amelia caminó rápidamente hacia Laura.

-¡La tía se ha sonrojado!- Se rio Andrés.

Amelia se sonrojó aún más. Abrazando a Andrés, enterró su carita en su pecho, -¡Incluso tú te ríes de mí!-

-¡Andrés, esta no es la tía!- Laura le dijo a Andrés.

Máximo, Viviana, y Max estaban muy nerviosos. Amelia levantó la cabeza dejando de lado su timidez.

-¿Por qué?- preguntó Andrés con levantado su cara inocente.

Andrés miró a Laura con sus ojos negros y luego miró a Amelia. Esa pinta tan obediente hacía que la gente sintiera pena por él. Realmente le preocupaba que el niño se hiriera después de que dijera la verdad.

Andrés miró a Laura confundido, luego a Oscar y a Iker. Iker se acercó,

-¡Andrés, yo te lo diré! ¡Lo que mamá dijo es que la tía es tu mamá, y el tío es tu papá!-

-Entonces, ¿tengo dos papás y mamás?-

-¡Es tu mamá, biológica. ¡El tío y la tía te tuvieron, Andrés!-

Iker le dio unas palmaditas en el hombro a Andrés como un pequeño adulto, -No tengas miedo, eso significa que tienes una papá y un mamá más, además tienes un abuelo y una abuela más. Andrés, ¡eres tan feliz! De repente tienes más familia.-

Iker dijo con tanta simpleza ese asunto que no era nada fácil de decir, y que a todos les preocupaban mucho.

Amelia levantó la cabeza para mirar a Andrés con los ojos enrojecidos.

-¡Llama a mamá!- instó Iker, -¡Esta es tu mamá!-

Andrés tenía los ojos en grande. Todos pensaron que estaba aterrorizado, pero nadie se esperó que el pequeño de repente sonrió triunfante, -¿Entonces puedo vivir en dos casas en el futuro? Mamá, ¿es así?-

Volvió a mirar a Laura, quien asintió, -¡Por supuesto! ¡Pero Andrés, esta es tu mamá biológica!-

El pequeño se acercó a Amelia para mirarla, luego entrecerró los ojos con una sonrisa, -¿Tú también eres mi mamá?-

Amelia asintió entre lágrimas.

Andrés volvió a mirar a Max, -¿Tú eres mi papá?-

Max estaba en tensión, -¡Sí, hijo, soy papá!-

-¡Bien! Genial. ¿Entonces podrás ayudarme a montar mis juguetes en el futuro? Aunque se rompan, ¿no estarás impaciente cada vez que vaya a buscarte?- Andrés no estaba descontento, sino más bien ansioso por preguntar.

-¡Sí!- aseguró Max.

-Qué bien, papá, ¡entonces vayamos arriba a montar el robot!- dijo Andrés mientras cogía de la mano a Max con la intención de subir las escaleras.

-¡Andrés, también está la mamá!- recordó Laura.

Andrés volvió a girar la cabeza y vio a Amelia. En ese momento se estaba cubriendo la boca y miraba a Andrés con lástima. Él se acercó a Amelia y le susurró, -Mamá...-

Amelia se echó a llorar. En el instante en que Andrés la llamó mamá, tuvo ganas de llorar. Nunca había disfrutado de ese tipo de felicidad. Antes, no se atrevía a soñar con eso, pero ahora, esa felicidad le vino tan apresuradamente que la dejaba desconcertada.

Agachó la cabeza rápidamente con los ojos enrojecidos. Por su lado, Andrés se acercó para ayudarla a secarse las lágrimas, -¿Por qué lloras mamá?-

-¡Te acompañaré a montar el robot, Andrés!- Iker tomó su manita, -Que los papás y las mamás vayan a casarse. Vamos a jugar juntos, ¿vale?-

-Entonces, ¿en dónde viviré en el futuro?-

-Buen chico, claro que vivirás aquí con los abuelos, ¡la abuela te cocinará comida deliciosa!- Viviana también estaba muy feliz.

Laura recordó de repente que también estaban Máximo y Viviana, -Andrés, estos son tus abuelos, buen chico, ¡ven a llamarles!-

Andrés se acercó a Viviana y volvió a llamar, -¡Abuela!-

Máximo estaba ansioso, así que se inclinó hacia ellos. Andrés lo vio, sonrió y abrazó el cuello de su abuelo, -Abuelo, ¿me contarás cuentos de ahora en adelante?-

-¡Sí, todos los días, te lo prometo!-

Nadie pensó que una escena así saldría tan bien. Tal vez Andrés no era tan frágil como todos pensaban. Laura se apoyó felizmente en el brazo de Oscar, -Oscar, se está poniendo cada vez más alegre, ¡estoy muy contenta!-

-¡Sí! ¡Sigue siendo nuestro hijo, Andrés siempre será nuestro hijo!- Oscar la abrazó suavemente, -¡Cariño, vamos a ir a por el certificado de matrimonio!-

Laura asintió.

Entonces, en el mismo día, Oscar con Laura, y Max con Amelia, las dos parejas fueron a por el certificado de matrimonio.

En el momento en que obtuvieron el certificado de matrimonio, los dos hombres tenían la intención de llevar sus esposas a una cita. Pero Amelia se acercó al oído de Laura y dijo algunas palabras. Luego Laura inmediatamente volvió la cabeza para mirar a Oscar y dijo, -Oscar, queremos ir a celebrarlo hoy, ¡regresa primero!-

-¡Eso, Max, tú también puedes volver! ¡Esta noche es un momento feliz para las mujeres, los hombres no nos podéis seguir! ¡No volveremos esta noche, cuidad de los hijos en casa!-

-¡Laura!-

-¡Amelia!-

Oscar y Max gritaron al mismo tiempo. Eso no era justo, no podían dejarlos tirados deliberadamente el primer día en que consiguieron el certificado de matrimonio.

-Dejad de gritar, es inútil que gritéis. Amelia, ¡vamos a buscar a Zarina! Hace mucho que no salgo, llamemos también a Teresa, ¡así nos reunimos las cuatro!-

-¡Está bien! ¡Eso haremos!-

***

De esa manera, las dos mujeres dejaron tirados a los dos hombres guapos en el vestíbulo de la oficina de Registro Civil, se dieron la vuelta y se fueron felices. Además, les amenazaron que si las seguían detrás se escaparían el día de la boda.

-¡Oh, Dios mío! ¡Cada vez son más atrevidas!-

gritó Max quejándose, -¡No nos dan ninguna consideración! ¿Pero quién es el cabeza de la familia? ¿Acaso en el futuro tendríamos que llevar sus apellidos detrás de nuestros nombres?-

Oscar se encogió de hombros, -Eso es por haberte casado. Se dice que el matrimonio es el fin del amor. ¿Te arrepientes? Yo llevaría el apellido de Laura sin problema. Estoy feliz por dejarla ser la cabeza de la familia.-

-¡No me arrepiento!- Max negó con la cabeza con firmeza, -¡Tú si que te arrepientes! ¡Ja! No me

importa que ella sea la cabeza de la familia.-

-¿Qué dices?- Sonrió Oscar, -¡Nunca me arrepentiré en mi vida!-

-¡Yo tampoco!- Se quejó Max.

-¿Qué tal una boda juntos?-

-Pues genial. Así en el futuro, podremos celebrar el aniversario de bodas juntos. La gente celebrará el aniversario con dos personas, pero nosotros podemos pasar un aniversario en fiesta y luego pasar un momento de pareja, ¡será muy significativo!- Max estaba feliz de nuevo.

Laura y Amelia se subieron a un taxi. Cuando estaban a punto de ir a la casa de Zarina, recibieron una llamada de Alonso, -Es Alonso, ¿qué debo hacer? ¿Por qué me llama?-

-¡Coge la llamada primero!- dijo Amelia.

-¡Vale!- Laura presionó el botón de coger la llamada, -¿Sí?-

-¡Señorita Laura, voy a dejar la ciudad, pero antes quiero pedirte perdón!- dijo Alonso al otro lado del teléfono, -Todo es por culpa de Serena y mía. Sé que pedirte perdón no remedia nada, pero siento demasiado vergüenza de veros, ¡por eso solo quiero pedirte perdón!-

-¿Pero a dónde vas?- Laura no supo qué hacer por un tiempo. Estaba resentida con esa persona, pero después de todo su hijo regresó. Tenía que obligarse a perdonar algunas cosas. Ella era así de bondadosa, no podía evitar considerar a los demás antes que a sí misma.

Alonso no le respondió porque tampoco sabía a dónde iba en el futuro.

-¡Vale! Cuídate.-

Alonso suspiró, -Señorita Laura, deberías odiarme, ¡realmente eres muy bondadosa!-

Laura se quedó sin habla.

El otro colgó.

-¿Qué dijo?- preguntó Amelia.

-¡Me pidió perdón, y luego dijo que iba a salir de la ciudad!- Suspiró Laura,

Amelia guardó silencio. Ella no podía perdonarles porque lo había pasado miserablemente por culpa de Alonso y Serena,

-Olvídalo, dejemos su tema. Mejor que se vaya, ¡así no hay necesidad de verlo más!-

-¡Ay! ¡Está nevando!- Laura volvió la cabeza para mirar por la ventana y de repente descubrió que había copos de nieve flotando en el cielo,

-¡Es la primera nevada de este año!-

-¡En nuestro aniversario de bodas!- Amelia también exclamó emocionada,

-Laura, ¿crees que conseguiremos lo que queremos? ¿Conseguiremos el amor?-

-¡Sí! ¡Mientras sintamos amor en nuestros corazones, seremos felices!- Laura creía firmemente en eso.

-¡Tengo la sensación de que todo esto es como un sueño!-

Cuando el auto llegó a la casa de la familia Maroto, la nieve caía más intensamente, hasta el suelo estaba cubierto por una pequeña capa blanca.

Zarina estaba mirando la nieve en el balcón cuando de repente vio venir a Laura y Amelia juntas, así que gritó feliz, -¡Ah! Teresa, ¡Laura y Amelia están aquí!-

Fue la primera en salir apresuradamente. Cuando vio a Laura y Amelia, inmediatamente les dio un fuerte abrazo a las dos,

-¡Ay! ¿Por qué estáis aquí? Encima habéis venido juntas, ¡estoy tan contenta!-

Zarina estaba más que contenta. Después de que el bebé estuvo bien, fue dada de alta del hospital, pero Tomás se enteró del bebé y a ella le restringieron salir de casa.

Tomás le dijo seriamente que tenía que casarse con él y que no le estaba permitido salir de casa. Ahora Tomás la estaba ayudando con la empresa y los mayores de la familia Maroto también estaban turnándose por persuadirla de que se casara con Tomás. No obstante, Zarina no accedió, porque sabía que Tomás no le amaba y quería casarse con ella solo por el bebé. Se sentiría muy agraviada si tuviera que casarse bajo esa situación, y no quería vivir una vida así.

-¿Te han prohibido salir de casa?- Amelia envidiaba y se compadecía, -En ese entonces, Laura y yo tuvimos que desplazarnos de una parte a otro cuando estábamos embarazada. ¡Eres mucho más feliz que nosotras! ¿A que sí, Laura?-

Laura sonrió y asintió, -Sí, realmente está muy feliz y envidiable. Yo en ese momento todavía estaba trabajando. Pero, afortunadamente, mi niño nació sano y salvo y ahora está muy fuerte.-

-¡Es verdad, nunca he sufrido mucho!- dijo Zarina con una sonrisa. Pensando en los sufrimientos que soportaron, Zarina dijo luchando por la justicia,

-La próxima vez, cuando estéis embarazada de nuevo, ¡tenéis que tratar a vuestros hombres como sirvientes!-

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