El hombre con la máscara de zorro romance Capítulo 260

-¿Por qué hay tanta gente de repente?-

Y, ¿por qué no habían reaccionado las cámaras cuando había tanta gente reunida en la tercera planta?

Sin embargo, nadie podía responderle a la pregunta de Antonio, porque mientras dudaba, dos hombres vestidos de negro le habían sujetado de manos y pies al mismo tiempo y era incapaz de moverse en absoluto.

Al mismo tiempo, Milagros entró desde afuera, miró a Laura con culpa y con cuidado la desató.

En este momento, el guardaespaldas también desató la cuerda de la mano de Oscar.

-Oscar, ¿cómo estás? ¿Te has hecho daño?-

Tan pronto como Laura recuperó su libertad, se puso de pie y corrió hacia Oscar rápidamente, estaba muy preocupada.

-No pasa nada, estoy bien.-

Oscar rodeó con sus brazos a Laura y acarició con intención de calmarla su espalda, su mirada se posó en las mejillas enrojecidas e hinchadas de la mujercita que estaba frente de él, la pena de sus ojos estaba a punto de desbordarse.

Oscar levantó la mano y tocó con cuidado la mejilla de Laura con el dedo, no se atrevió a usar fuerza en absoluto.

-Laura, ¿cómo está tu cara? ¿Todavía te duele?-

Laura negó levemente con la cabeza y sonrió inocentemente a Oscar, con la alegría de salvarse.

-No pasa nada, estoy mucho mejor, y tú, ¿qué tal? ¿Te has hecho alguna herida? No te preocupes demasiado por mí.-

-Estoy muy bien.-

Los ojos de Oscar recorrieron las huellas rojas de las palmas del rostro de Laura, y luego se volvieron a mirar fríamente a Antonio,.

Soltó a Laura, dio unos pasos hacia adelante y lentamente se puso en cuclillas frente a Antonio.

Junto a él, el guardaespaldas le entregó un par de guantes blancos.

-¡Realmente no se notaba que el jefe Oscar tenías esta habilidad!-

Antonio miró a Oscar con frialdad. Debido a que estaba sometido, sus manos y pies no podían moverse. Por muy rencoroso que estuviera, solo podía mirar a Oscar y Laura con amargura, expresando su ira de manera incompetente.

-Pensaba que el jefe Oscar eras un enamoradizo. Ahora parece que todo estaba planeado. Qué sarcástico. Vosotros arruináis la vida de los demás a su antojo. Se esforzaron para tenderme una trampa. Fue tú quien me hizo convertir en un loco.-

Oscar se puso los guantes y los acomodó lentamente, ignorando por completo el grito rabioso de Antonio, y abofeteó a Antonio brutalmente.

Por el contrario, Laura, después de oír las palabras de Antonio, solo sintió impactada su visión de la vida, no entendía cómo pudo decir eso tan desvergonzadamente.

Milagros le impidió a Laura caminar hacia Antonio. Pero Laura lo ignoraba..

-Crees que eres inocente y que das pena, ¿no es así?- dijo Laura.

-Por supuesto que soy inocente. Si no fuera así, ¿cómo iría a ser burlado por una panda de ricachones con dinero y poder?-

Los ojos de Antonio estaban rojos, sabía que no saldría de esta. Después de todo, los había ofendido completamente a ambos antes, así que, llegado a este momento, no pidió merced para sí mismo, sino que trató de despertar aún más la culpabilidad en Laura, haciendo que, aunque se vengasen de él, sintiera ansiedad y arrepentimiento por ello para siempre.

-Si no fuera por vosotros, aún sería un escritor de Internet. Aunque no era muy popular, mis ingresos eran suficientes para cubrir los gastos del mes. Fuisteis vosotros, vosotros quienes me habéis arrebatado todo esto, encima me cargasteis con una enorme deuda. No os había hecho nada malo pero por qué me tratarais así, ¿qué había de malo en que yo tomase represalias contra ti?-

-¿Que tú eres un escritor de Internet inocente? ¿Qué no hay quejas ni rencores entre nosotros, y estas supuestas deudas enormes te las hemos cargado usando nuestros contactos?-

Al escuchar las palabras de Antonio, Laura solo lo encontraba muy gracioso, y por un tiempo ni siquiera supo por dónde empezar a criticar.

-Antonio, ¿cómo diablos puedes decir eso como si nada? La razón por la que tenías una gran deuda, ¿no era porque solías reprimir a tus colegas acusándoles de plagio a través de la calumnia? Una vez que esto salió a la luz, tus colegas calumniados se reunieron y te demandaron. ¿No era esta deuda lo que les debías dar como recompensa? En cuanto a mí… -

Laura cerró los ojos y respiró hondo, tratando de calmarse, -¿No era porque planeaste usar el mismo método contra mí, pero descubriste que no tuviste la capacidad de hcerlo? Debido a este asunto, tus colegas sabían los métodos despreciables que habías usado, por eso hiciste todo esto para vengarte de mí.-

Al ver que Laura se emocionaba cada vez más cuando hablaba y tenía los ojos rojos como si estuviera a punto de llorar de nuevo, Oscar sintió como si alguien le estuviera estrujando el corazón severamente. Estaba tan molesto que no podía respirar. Frunció el ceño levemente y se puso delante de Antonio, tratando de detener a Laura.

-Olvídalo, Laura, no vale la pena estar enojada por este tipo de persona. Yo me ocuparé de todo eso. Ya no tienes que preocuparte más por eso.-

-Señora Laura.-

Milagros dio dos pasos hacia adelante y le siguió la corriente a Oscar.

-Para una persona así, el jefe y yo le daremos el castigo que se merece. Nunca volverá a aparecer frente a ti, así que cuídate y no te enojes por este tipo de escoria.-

Laura miró a Oscar y a Milagros, sonrió reconfortante a los dos y finalmente miró a Antonio, quien todavía estaba luchando.

-Sé que estáis preocupados,solo que este Antonio es realmente repugnante. Está encerrado en su propio mundo, pensando que todos le deben algo. Es un hombre de treinta y tantos pero siempre cree que todos ha de mostrarle compasión y paciencia.-

Laura cuanto más hablaba, más se enfadaba. Su mirada se volvió más serena.

-Hoy debo romper su fantasía y hacer que se dé cuenta de sus errores. Este es el mayor castigo para él.-

Ya había hablado Laura, y los otros dos tampoco podían decir nada más, aunque ambos pensaban que Antonio ya no valía la pena, estaba podrido desde la médula.

Oscar suspiró y acarició con ternura el cabello de Laura, aunque no estaba muy de acuerdo, aceptó en silencio su decisión.

-¿Por qué decirle tanto a una persona tan terca, Laura? Eres demasiado bondadosa.-

Antonio miró con frialdad lo que estaba pasando. Las palabras de estas personas eran demasiado hipócritas.

-Laura, crees que tienes la capacidad para juzgar a los demás, pero ¿qué derecho tienes? No importa lo que digas, ¡no he hecho nada mal!-

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