-Si no hay cita, entonces señorita, por favor regrese a su compañía. Si su compañía quiere negociar con nuestro jefe, pídale a su secretaria que programe una cita con anticipación. Después de que nuestro jefe aceptase, puede venir en el horario programado.
-¿Cómo puedes ser así?
Bianca solo sintió que le dolía terriblemente la cabeza, ya había dicho todo lo que podía decir, pero la otra persona seguía dando rodeos con ella.
Además, Bianca ya le había prometido a Rigoberto antes de irse que resolvería este asunto, pero ahora no solo no lo había resuelto, sino que ni siquiera había visto la cara del jefe. Esto no era apropiado de decir de ninguna forma. Si de verdad se fuese así, ¿dónde quedaría su vergüenza?
Originalmente, debido a sus habilidades personales y antecedentes educativos, Bianca era muy consciente de su incómoda posición en la empresa. El mismo grupo de personas con los que había entrado, ahora estaban en un puesto de líder. Solo ella seguía trabajando de ayudante de oficina. Por fin había logrado algún resultado y de repente habían descubierto que todo era falso.
En este momento, Bianca incluso comenzó a culpar a Laura, quien la había reclutado. Si no fuera por ella, no experimentaría este bullying laboral, y mucho cometería plagio debido a la ofensa que había recibido.
La recepcionista al ver que Bianca todavía se negaba a irse, se le acabó la paciencia. Marcó el teléfono, planeaba llamar al guardia de seguridad.
En ese momento, un hombre vestido de traje de color gris plateado y corbata bajó del ascensor. Al escuchar la disputa entre los dos, cambió su ruta y caminó en dirección de la recepción.
La recepcionista todavía estaba humillando a Bianca, pero cuando vio al hombre, su expresión instantáneamente se volvió respetuosa.
-Jefe, ¿cómo es que ha bajado?
¿Jefe?
Los ojos de Bianca se iluminaron de repente y miró directamente al hombre.
El hombre, Ichiro, se acercó a pasos agigantados. Miró a Bianca y no pudo evitar fruncir el ceño por su forma de vestir.
-¿Por qué está esta señorita en nuestra compañía? ¿Hay alguna disputa entre vosotros?
Aunque Ichiro llevaba muchos años en China, su pronunciación seguía sin ser muy correcto, tenía un fuerte acento personal.
La recepcionista lanzó a Bianca una mirada feroz y abrió la boca. Antes de que pudiera decir nada, se le adelantó Bianca.
-Hola, me llamo Bianca y soy empleada de Revista LR. Nuestra jefa me envió para negociar con usted acerca de su demanda, pero esta señorita me ha estado impidiendo entrar con la excusa de que no tenía cita.
La comisura de la boca de Bianca se elevó y mostró una sonrisa que ella misma consideraba dulce y encantadora. Miró directamente a Ichiro, esperando su respuesta.
Ahora se iba a enterar. Esta recepcionista la había estado deteniendo hacía un momento, impidiéndola subir, pero incluso Dios la estaba ayudando. Si ella no podía subir, entonces el jefe tomó la iniciativa de bajar, y lo que pasase después, también irá como la seda, seguro.
¿Plagio?
Ichiro enarcó su ceja, su mirada recorrió el cuerpo de Bianca nuevamente. Le sonaba este nombre. Recordó que la encargada de la topografía que copió las ilustraciones y el diseño de su revista parecía llamarse así también.
Si realmente era ella, esta persona sería realmente interesante por atreverse a presentarse así después de que le demandaran por plagio.
Bianca se sorprendió, como si no hubiera reaccionado a lo que le había preguntado. Después, asintió y mostró una sonrisa radiante.
-Sí, jefe, no tiene que preocuparse por mí. Estoy acostumbrada a ahorrar. Las bebidas de aquí son demasiado caras. Una taza tan pequeñita me costaría el dinero de la comida de un día, así que me basta con agua.
Entonces, ¿le estaba culpando de que él no le había ordenado nada?
Ichiro arqueó las cejas, un poco confundido por la forma de pensar de esta mujer, pero fingió no entender nada y luego asintió.
-Está bien, ya veo. Y, no es necesario que me llames jefe. Después de todo, eres empleada de Revista LR, no perteneces a mi revista. Mi nombre es Ichiro, llámame señor Ichiro.
-Está bien, señor Ichiro.
Bianca sonrió a Ichiroy comenzó a hablar sobre su propósito.
Ichiro escuchó con atención de principio a fin, pero cuando escuchó algunos detalles, no pudo evitar levantar las cejas.
Debido a la etiqueta social más básica, aunque había muchas cosas de lo que quería quejarse, Ichiro siguió escuchando pacientemente todas las palabras de Bianca.
Pasados más o menos veinte minutos, Bianca finalmente terminó de hablar. Ichiro asintió, dejó el café y la miró con calma.
-¿Tu jefa no te ha dicho que le informé de los detalles del plagio junto a la citación judicial?
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