El hombre con la máscara de zorro romance Capítulo 282

Al escuchar Julio las palabras de Iker, le miró con curiosidad. Por lógica, el señorito no debería estar en casa en este momento.

-Señorito, ¿cómo es que de repente tienes tiempo para buscarme? ¿No habías estado saliendo con el señor Lorenzo para participar en actividades estos días? Y las cosas que me ordenaste preparar hace unos días, ya las he preparado. ¿Qué vas a hacer con esas cosas, señorito?-

Iker se rio levemente y no respondió, sino que volvió la cabeza y miró al Julio.

-Jejeje, no se te escapa ni una, Julio. Iker no estoy aquí para charlar. En realidad hay una cosa que quiero preguntarte.-

Julio ya lo suponía, luego asintió y miró a Iker muy expectante, esperando su pregunta.

-Señorito, si tienes alguna pregunta, dime. Si lo sé, seguro que te contestaré.-

-Vale.-

Iker asintió, apretó las comisuras de los labios y fingió pensar un rato antes de abrir la boca y mirar al Julio.

-Julio, cuando mami y yo regresamos, vi a una chica en la habitación de papi. Esa chica no llevaba casi ropa, se agarraba con fuerza a papi sin soltarle. Vi claramente que papi se estaba enfadando, pero la chica seguía sin querer soltar a papi. Y le dijo a mami que estuviera tranquila, solo amaba demasiado a papi, no iba a pelear con mami por papi y tampoco amenazará mi posición.-

Iker mientras hablaba, observaba la expresión de Julio. Al ver que su expresión era cada vez más seria, no pudo evitar reírse para sí mismo y luego continuó describiendo la escena.

-Mami no había dicho nada, pero esa chica de repente se arrodilló y se inclinó ante mami, diciendo que todo era su culpa, que papi no tenía nada que ver con esto. Y le pidió a mami que no se enfadara con papi.-

Cuando Iker dijo esto, dejó a propósito un poco más de tiempo para que Julio tuviera tiempo de reaccionar. Como era de esperar, cuando Julio escuchó esto, su expresión se volvió cada vez más seria, y la sonrisa de su rostro desapareció por completo, no se podía ver en absoluto la amabilidad del principio.

-Señorito, ¿te acuerdas de qué más dijo esa mujer?-

-Sí, lo recuerdo todo, pero creo que hablaba de una forma muy extraña esa chica.-

Iker asintió con cara de niño bueno, luego fingiendo estar confuso, expresó lentamente sus dudas.

-Julio, recuerdo que papi y mami están casados, ¿no? Pero lo que está haciendo esa chica, ¿no es romper la relación entre papi y mami? ¿Por qué le pide a mami que no se enfade con papi? Si la culpa es suya. Además… -

Iker inclinó la cabeza y frunció levemente sus cejas.

-¿Por qué esa chica estaba desnuda en la habitación de papi? Cuando Iker crezca, si me gusta alguien, ¿también debería desnudarme delante de ella? Qué etiqueta tan extraña.-

Cuando Julio escuchó esto, su mirada, siempre amable, se volvió serena.

-Señorito, ¿quién te dijo esto? Está mal lo que ha hecho, y ¿recuerdas aún la apariencia de esa chica?-

-Sí lo recuerdo.-

Iker asintió obedientemente, -Mami le dijo a la chica que se retirase primero, que quería hablar con papi. Mami parecía estar muy enojada, me echó incluso a mí. Pero Julio, ¿por qué me preguntas por la apariencia de la chica? ¿Vas a ir a buscarla?

-Sí.-

Julio volvió a ponerse las gafas, se puso de pie, bajó la cabeza y se dio dos palmaditas en los pliegues del traje, parecía un señor mayor de la nobleza.

-Iker, ¿puedes llevarme a buscar a esa chica? Julio tengo algo que decirle.-

-Vale.-

Iker había logrado su objetivo, bajó la cabeza y tenía una mirada astuta en sus ojos.

Por otro lado, Manuela no solo no logró su objetivo, sino que fue descubierta por la señora y el señorito, y fue pateada por el señor Oscar, por lo que tuvo que regresar a su habitación.

En este momento, Marta estaba en la habitación, empaquetando sus cosas para irse. Cuando vio a Manuela, la miró y notó a primera vista la sangre de la esquina de su boca.

Marta aguantó durante mucho tiempo, pero al final no se pudo contener, miró a Manuela y le preguntó.

-Manuela, ¿no habías ido a ayudar al señor Oscar? ¿Por qué tienes sangre en la cara? ¿Te sientes mal?-

Manuela resopló fríamente, pensó que Marta quería burlarse de ella, se dio la vuelta y dijo con cara de enojo,

-No es de tu incumbencia, ya te mudó, ¿Por qué hablas tanto? Vete ya. ¿Qué pasa? ¿Te sientes orgullosa, feliz, al ver que he fracasado?-

-Manuela, sabes que no quería decir eso.-

Marta frunció el ceño con fiereza, un poco reacia a prestar atención a Manuela. Pero después de todo, no podía dejarla así, especialmente ahora, que estaba tan gravemente herida.

-Solo me preocupo por ti, y además, te había avisado antes. El señor Oscar no era tan inofensivo como aparentaba y la señora Laura también era una persona muy capaz. Si insistes en meterte entre ellos dos, no acabarás bien.-

-Sí, sí, sí, tienes razón. Tú eres como una vidente, lo sabes todo.-

Manuela asintió con la cabeza con una mirada de irritación, despreciaba el comportamiento hipócrita de Marta.

-Solo yo, no solo te desobedecí, sino que como una idiota, no escuché lo que una persona tan amable como tú me dijiste. Me merezco lo que me ha pasado. ¿Estás satisfecha? Ya puedes irte, ¿vale?-

-¡Tú!-

Marta estaba muy enojada, pero aun así sacó un ungüento para heridas de su mochila.

-Sabes que esa no era mi intención en absoluto. ¿Por qué tienes que pensar en lo peor de la gente? Olvídalo, ya no me preocuparé más por ti, haz lo que quieras. De todos modos, creo que he sido muy buena contigo. He hecho todo lo que podía hacer. Si no aprendes bien, no es asunto mío.-

-Sí, ¿qué te importa si no aprendo bien? ¿Qué derecho tienes para regañarme como si fueras la mejor persona del mundo?-

Manuela se burló de nuevo, y levantó a propósito la voz. Quería que Marta lo escuchase.

-De todos modos, aunque señor Oscar no me había dicho nada, sé muy bien que era porque la señora estaba presente. Cuando la señora no esté, seguro que el señor Oscar vendrá a verme. Para entonces entenderás que no he hecho nada mal.-

Marta finalmente caminó hacia la puerta, sacó la maleta y miró a Manuela.

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