El hombre con la máscara de zorro romance Capítulo 289

-Esto, Valeria, ¿tienes tiempo esta noche? Quiero invitarte a cenar.-

Valeria no pudo evitar mirar a Rigoberto de arriba a abajo cuando escuchó sus palabras, preguntándose si hoy se había tomado el medicamento equivocado o alguien le había poseído.

-No hace falta que cenemos juntos. Nuestra relación no es tan buena.-

Aunque Rigoberto había presentido que sería rechazado por Valeria, la determinación de la otra persona le incomodó una vez más, y su confianza se hizo añicos en este momento.

Rigoberto se había estado preparando mentalmente durante mucho tiempo, pero aún seguía sin saber qué decir. Sin saber cuánto tiempo pasó, volvió a hablar.

-Valeria, en cualquier caso, seguimos siendo empleados de la empresa. Aunque tuviéramos algunos malentendidos antes, tienes que considerar el factor de la jefa. La jefa definitivamente no querrá que nos llevemos mal.-

-¿Entonces?-

Valeria levantó las cejas y pensó que el hombre era realmente irracional. Era aún más ridículo tomar como excusa la paz entre el personal.

-¿Nuestra relación no ha sido siempre mala? Y además, no depende de mí. Rigoberto siempre habías tenido rechazo hacia mí antes. En ese momento, considero que nunca había hecho nada para ofenderte, ni tampoco había excluido a propósito a colegas como Rigoberto.-

Rigoberto ya era una persona a quien le importaba mucho la reputación. En este momento, intentaba hacer las paces con Valeria con un poco de vergüenza. No esperaba que la otra parte tuviera una actitud tan insatisfactoria. Después de haber sido rechazado varias veces, la expresión de su rostro también era un poco fea.

-No sé de qué estás hablando. En resumen, Valeria, solo di sí o no. ¿Te gustaría cenar conmigo por la noche?-

Valeria inclinó la cabeza y se rio en bajo, -Pensé que lo había dejado claro, no quiero cenar contigo, ya sea desde un punto de vista laboral o personal, no tengo la necesidad para comer contigo.-

Después de que Valeria terminó de hablar, no quería volver a hablar con Rigoberto. Se dio la vuelta, planeaba rodearle y regresar a su puesto de trabajo desde otra dirección.

El comportamiento de Valeria hizo que Rigoberto entrase en pánico.

Rigoberto no esperaba que cuando había venido para hacer las paces, no solo no logró el objetivo, sino que hizo que lo empeoró.

Él vio la espalda de Valeria alejarse, y se dio un puñetazo en la cabeza, lleno de arrepentimiento.

-Rigoberto, Rigoberto, ¿por qué eres tan estúpido? Si has venido a hacer las paces, pero empeoraste las cosas.-

Ahora ya se acabó. No solo la relación entre los dos no se había aliviado, sino que se volvió más rígida. Si aun así, la otra parte todavía estaba dispuesta a comunicarse con él, ni el propio Rigoberto se lo creía.

Pero ahora era inútil decir esto. Después de todo, los pecados anteriores fueron cometidos por él mismo. Quién sabía que Bianca había causado un problema tan grande de forma que ni siquiera él era muy bienvenido por los colegas de la empresa.

Aunque la jefa nunca dijo nada, Rigoberto se sintió mal de todos modos.

Después de que Laura dejara la revista, se dirigió al restaurante donde habían quedado para tomar el té.

Tan pronto como entró al restaurante, un camarero le atendió de inmediato.

-Hola, señorita, ¿puedo ayudarte?-

-Reservé la habitación 302, es con una amiga.-

-Hola.-

De repente, se le puso la piel de gallina a Laura cuando le tocó una persona con la que no estaba familiarizada, y sintió que sopló en su oreja.

Sonrió forzosamente, luego trató de apartar a la persona con cuidado con las manos.

-No seas así, señorita, todavía no sé tu nombre.-

-¿Yo?-

La chica arqueó las cejas, pareció darse cuenta de algo, y luego la soltó sonriente, balanceando su cintura nuevamente, caminó de regreso a su sitio.

Después de sentarse en el asiento, se acomodó el cabello, cruzó sus piernas y puso sus manos encima. Miró a Laura con una sonrisa.

-Mi nombre es Oliva. Me alegro de conocerte, señorita Laura. Soy una persona a la que por naturaleza le gustan las cosas bellas, y tú es tan linda. No pude evitar sentirme feliz cuando te vi por primera vez. Por eso mis comportamientos de antes pudieron ser un poco exagerados, espero que no te importe.-

-Qué va.-

Después de pensar en esto, Laura volvió a levantar la cabeza, observando cuidadosamente la expresión de Oliva, tratando de encontrar rasgos comunes entre la cara de la chica y Oscar.

Cuando se fijó, Laura realmente encontró rasgos faciales similares en los rostros de los dos, aunque los estilos eran bastante diferentes, y uno era un hombre, la otra era una mujer. Uno tenía un temperamento frío con una expresión distante y una era apasionada y animada, como una zorra encantadora, pero Laura extrañamente encontró algo en común entre ellos.

-Oliva, ¿me permites preguntarte una cosa?-

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