El hombre con la máscara de zorro romance Capítulo 51

Las lágrimas de Laura casi se cayeron. Si Iker no era tan bueno, no era tan sensato y pidió un poco más, su corazón podría no estar tan triste. Pero, él era tan sensato y obediente que ella no podía evitar sentirse triste ni podía evitar lastimarlo. ¡Iker era realmente dado por Dios como su hijo!

Los dos se sentaron en la esquina del restaurante JY, mirando por la ventana para ir y venir, sin embargo, no le esperaron al Sr. Villacrés.

Después de terminar el jugo, Iker dijo, -Mamá, el tío me burla, Iker lo sé. Nunca dejaré salir a mamá conmigo de nuevo, ¡vámonos a casa!-

Fue una alegría vacía.

-Hijo, ¡espera un minuto!- Laura no quería rendirse, ya que no era por dinero sino que no podía soportar ver a su hijo decepcionado. Después de todos, este era su primer resultado laboral, y el primero era muy importante.

-Mamá, sé que el tío no va a venir, ¡vamos!- Iker había ajustado su estado de ánimo.

Cuando los dos estaban hablando, por la puerta del restaurante se apresuró una figura alta.

Tan pronto como el hombre entró, inmediatamente atrapó la mirada del camarero. Se llevaba un traje retro de color gris y argénteo, con una corbata púrpura, eso hizo que se produjera un círculo brillante invisible en el sitio donde estaba. Todas las miradas estaban puestas en él.

Laura no se dio cuenta en absoluto.

Lo vea acercando de prisa a la recepción principal. Antes de hablar, primero dio una sonrisa perdida, -Señorita, ¿alguien encontró a un hombre de apellido Villacrés?-

-¡Uh!- la camarera se volvió un poco tonto. ¡Qué hombre tan guapo, con un par de ojos de melocotón!

-¿Señorita?- Max Villacrés sonrió y volvió a preguntar pacientemente.

-Bueno, Señor, ¡esa madre y su hijo lo han buscado!- enseñó la parte de Laura.

Ella estaba inclinando la cabeza para ayudar a su hijo a ordenar la ropa.

Max echó un vistazo y le dijo a la camarera, -¡Gracias!-

Se acercó con un gran paso. Iker lo vio por primera vez a Max. Lo había visto una vez, cuando acompañó del tío Gran Pájaro.

-¡Oye! ¡Tío bonito! -Iker dijo primero.

Max vio que era ese niño lindo, que dejó que Oscar casi no pudiera tratar con él. Con sola una mirada, no pudo evitar reírse, -¡Guau! ¡Eres tú, muchacho!-

Laura sólo sintió que la voz era muy conocida, de repente miró hacia arriba. Al ver a Max, se quedaba consternada con la boca abierta. -Gerente Villacrés, ¿por qué viene aquí?-

-Laura, el niño genio que ha dicho Oscar no será él, ¿verdad?- Max miró a su alrededor, donde no había ningún otro niño, así que estaba muy sorprendido.

-Gerente Villacrés, ¿estás aquí para qué?- No estaba segura de qué Max vino aquí a hacer, por eso, tenía miedo de preguntarle fácilmente.

-De repente inexplicablemente Oscar querría desarrollar una aplicación de juego, pues me ha permitido venir aquí a hablar con alguien.-

-¡Eres tú!- Laura estaba aturdida y de repente se rio. -¡Pensé que estábamos engañados!-

-¡Uh! ¡Lo siento, hay un atasco!- Max se sentó frente a ellos. -Parece que sois vosotros, ¡es el destino!-

-Tío, ¿eres ordenado por el tío Gran Pájaro?- No podía esperar a hablar.

Al oírlo, la cara de Laura se puso roja. Por dentro estaba pensando que acaso el tío Pájaro Grande era Oscar.

-Jajaja...- Max no pudo evitar reírse. -Buen chico, ¿cómo te llamas?-

-Iker Abasto!- contestó en voz alta sin vergüenza.

Max se quedó pasmado, -¿De apellido Abasto? Laura, ¿es el chico tuyo?-

-¡Es mi hijo!- Laura sonrío y dio la respuesta.

¡Boom! Max se quedó asombrado, -Laura, ¿estás casada?-

No podía imaginar que una joven como Laura tuviera un hijo tan grande, y la noticia era aún más poderosa que el bombardeo atómico.

Esta era la lesión cardíaca de Laura, por eso nada le gustó decir delante de la gente sobre el origen de Iker ni le gustó explicar. Sólo asintió con la cabeza. -Sí, gerente Villacrés, ¡estoy casada!-

Max se tragó la saliva, digiriendo la noticia.

Iker tenía mucha duda mirándola a Laura, y no entendió por qué mamá lo dijo.

-¡Oh!- Max asintió con la cabeza, ya que el impacto era un poco grande por un momento, no podía reaccionar bien. -Por cierto, ¿Oscar sabe que este niño es tu hijo?-

Laura sacudió la cabeza. -No sé si lo sabía o no, ¡No debería saberlo!-

-¡Dios míos! Ahora si dices que este niño no es tuyo, no lo creeré. Mira, ¡Cuánto se parece a ti!- Max miró seriamente a Iker, asintió con la cabeza, -Bueno, ¡es realmente similar!-

-Uh!- Laura se puso nerviosa, moviendo rígidamente la comisura inferior del labio, ¿por qué todo el mundo dijo que Iker se parecía a sí mismo? Esto también era bueno para evitar que el público dijera que este niño no era biológico. Ella pensó que sí. Mirando a Max, asintió con la cabeza. -Sí, mi hijo se parece a mí!-

-¡Qué lindo! Iker, ¿cuántos años tiene?-

-Cinco años.-

-Laura, ¿te casaste tan temprana?- Max Recordó que en su currículum laboral era de veintitrés o veinticuatro años, era decir, Laura tuvo un bebé a los diecisiete o dieciocho años.

-¡Hum!- Laura asintió torpemente, inclinando la cabeza. Aunque estaba mal mentir, no pudo decir que había hecho la subrogación.

-Tío, ¿mi juego está realmente bien?- Iker esta vez finalmente no pudo evitar interpelar. No se olvidó del tema.

-¡Vale! ¡Hagámoslo bien!- Max hizo un dedo anillado. -¡Camarero, orden!-

Laura no se atrevió a hablar.

-Ya que es su hijo, un gran genio, pues me debo de invitar a este genio pequeño a comer algo bueno.- Max sonrió, fijando las miradas en la cara de Laura.

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