El hombre con la máscara de zorro romance Capítulo 54

Lo más importante era que Iker era el niño que ella había recogido junto al río, sólo que eso era algo que no decía y no necesitaba contar a nadie más sobre su intimidad.

-¡Es una broma!- Max se rió. -¡No te importa!-

Laura se llevó la comisura de los labios y negó con la cabeza. -¡Lo sé!-

En ese momento, sonó el teléfono.

Laura miró el teléfono y, sorprendentemente era llamada de Oscar. Su cuerpo se encogió y colgó el teléfono.

-¿Por qué no lo recoges?- Max se sorprendió.

-¡Está bien, un número equivocado!-

-¡Vale!-

El teléfono volvió a sonar.

-No es otra errata, ¿verdad?- preguntó Max con una sonrisa.

-¡Uh!- Laura volvió a mirar hacia abajo, era la llamada de Oscar otra vez, y pensó que él podría tener que volver a llamar si ella colgaba. Así que cogió el teléfono. -¿Hola?-

-¿Ya estás en casa?- El tono del otro lado era impaciente.

-¡Aún no he llegado!- Dijo, sintiendo que la llamaba para espiarla, ¿qué clase de relación es ésta? ¡Qué cosa tan espantosa!

-¡Regresa rápido!- Ordenó.

-¡Lo sé!- Abrió la boca con acuerdo.

El otro extremo colgó y Laura esbozó una sonrisa incómoda. -¡Es amigo mío!-

-¡Oh! Tu amigo está muy preocupado por ti-. Max sonrió, sólo que había un ligero desánimo en su sonrisa. -Laura, ¿qué piensas de Oscar?-

La expresión de Laura se congeló, -¡No lo conozco!- --

La Mansión de Cielo.

Oscar encendió un cigarrillo y ocultó su cuerpo en la oscuridad, sin encender la luz pero marcando un teléfono.

Una voz baja de barítono llegó desde el otro extremo. -¿Señor Oscar?-

-Alonzo, ven a la oficina el lunes, necesito ...-

El lunes.

Laura vino a trabajar.

-¡Laura, no has estado aquí durante unos días!- Iris se sorprendió un poco al verla. -¡Por fin estás aquí!-

-¡Bueno, tomé algunos días libres!- Laura asintió.

Estos días, Laura y Iris se llevaban bastante bien, Iris era bastante directa y en ocasiones muy cotilla.

No tener conflictos con compañeros también es algo de lo que hay que alegrarse.

Durante todo el día, Laura estuvo ocupada, ocupándose del trabajo atrasado de estos días, llamando a Natalie para hablar del desfile de moda, que debía celebrarse dentro de una semana, y había que negociar muchos detalles.

Oscar entró en la oficina del presidente a primera hora de la mañana y no salió, y no levantó la vista cuando le sirvieron el café.

Laura miró la hora y recogió apresuradamente sus cosas, con la intención de ir a cenar.

Acababa de salir de la sala de la oficina, entonces sucedió que alguien también salió de la oficina.

Ellos los dos con todas las miradas puestas en los demás, Oscar fue el primero en hablar, preguntando con voz profunda, -¿Está bien tu brazo?-

-Sí-. Laura asintió y Oscar pasó junto a ella sin decir nada más, dirigiéndose al ascensor.

Laura tuvo que caminar también hacia el ascensor, mientras el característico olor a tabaco del hombre mezclado con el tenue olor a colonia confundía la mente, salvo que ella tomaba el ascensor del personal mientras él tomaba un ascensor dedicado.

Esperando el ascensor.

-¿A qué hora volviste ayer?- El hombre preguntó despreocupadamente mientras su mirada se dirigía al frente.

-¡Lo olvidé!- Ella dijo suavemente.

Ella se olvidó de ello realmente, porque la perturbación que le causó la escena de ayer hizo que todo su cuerpo siguiera en un trance muy grande y se sintiera impotente.

-¿Lo has olvidado?- Levantó una ceja.

Ella sostuvo su cabeza contra ella. -Presidente, después de la pasarela, ¡espero que se me permita dimitir!-

Ella ya no quería ser la secretaria de él, se sentía horrible.

Oscar se quedó helado, con la ceja fruncida mientras la miraba. -¡Lo decidiremos en otro momento.!-

Entonces llegó el ascensor y él entró.

Laura fue a la empresa de Natalie después de cenar, y tras hablar de los detalles, volvió ya a las cinco de la tarde, y era hora de salir pronto del trabajo, así que recogió sus cosas y se preparó para salir del trabajo a recoger a Iker.

Al salir del edificio, ella se dirigió a la acera y estaba a punto de caminar hacia la señal de la parada del autobús cuando vio a alguien que acababa de salir del taxi, y esa persona resultó ser el Señor Alonzo que ella todavía segía buscando.

El rostro de Laura palideció de inmediato y su corazón se mantuvo firme mientras agarraba su bolso y se dirigía a Alonzo, -Señor, señor por favor dígame, ¿dónde está el hombre de la máscara de zorro?-.

Alonzo no se sorprendió demasiado, se limitó a mirar a la chica que tenía delante y suspiró. -Señorita, como he dicho, ¡realmente no te conozco!-

-Señor, ¿cómo puede ser tan cruel?- Laura miró a su colega que salía del edificio e inmediatamente susurró, -Señor, sólo usted puede ayudarme, por favor, dígame dónde está él, ¿cómo puede olvidarlo? Por favor, sea amable con una pobre madre-.

-Señorita, ¿qué quiere exactamente?- El rostro de Alonzo mostraba una mirada difícil.

Laura temió que se marchara e inmediatamente le agarró con fuerza de la manga, -Quiero verle, dime dónde está...-. Quiero verlo-.

-Señorita Laura, ¿qué puedes hacer cuando le vea?- Suspiró.

-¿Admites que me conoces?- Laura se quedó helada y la sorpresa se reflejó inmediatamente en su rostro, esto era simplemente una esperanza para ella, la única esperanza, estaba desesperada y ahora se encendía la esperanza, ¿cómo no iba a estar contenta?

-¡Adelante!- La voz del hombre era extraordinariamente baja, como si la cambiara deliberadamente.

Luego, se dio la vuelta y se dirigió al interior.

Laura no sabía cómo había entrado, sólo que todo su cuerpo se sentía impotente, tan impotente como si le hubieran drenado la sangre, sus ojos nunca se apartaron de la máscara de zorro, ignorando así la alta figura.

-¡Siéntate!- El señor Zorro (llamémosle señor Zorro por ahora) dijo con voz grave, -He oído que querías verme-.

Se necesitó casi toda la fuerza de Laura en esta vida para contener las lágrimas y habló lentamente, -¡Señor, quiero ver a mi hijo, por favor déjeme verlo!-

El Señor Zorro se congeló y ajustó su postura con elegancia. -Siéntate, no me gusta que la gente esté de pie para hablar conmigo, me da una sensación de opresión y crea un ambiente incómodo-.

Laura respiró hondo, temiendo enfadarle, y se sentó obedientemente.

La vista era paralela a la suya, y ella descubrió que los ojos tras la máscara del zorro eran extraordinariamente agudos y escalofriantes.

Eran unos ojos agresivos que nunca podrían describirse como gentiles.

El señor Zorro dio una calada a su cigarrillo y expulsó una nube de humo, con todo su cuerpo oculto en el humo blanco, en realidad parecía algo etéreo.

Fue entonces cuando Laura miró a su alrededor, la misma decoración en blanco y negro de hace más de cinco años, breve y con un ritmo brillante, todavía tan limpia como si el propietario tuviera una misofobia por la limpieza.

-¡Quiero ver a mi hijo!- Laura sintió que un sentimiento agrio le llenaba los ojos y un cosquilleo en la garganta al mencionar al niño que le había quitado.

El señor Zorro se rio suavemente. -¿En qué se basa?-

Al oír estas palabras, la cara de Laura se quedó atónita, un rápido destello de oscuridad en su rostro, con manos temblorosas, abrió su bolso y sacó aquella libreta. -Señor, este es todo el dinero que me ha dado, 750,000 euros, en aquel entonces usted se acordó retirar el contrato, pero me arrebató a mi hijo ...-

Laura dejó la libreta en la mesa de café negra que tenía a su lado y volvió a sentarse.

El Señor Zorro pareció un poco sorprendido, y sus ojos detrás de su máscara se entrecerraron con una pizca de emoción no expresada mientras preguntaba, -¿No usaste el dinero?-.

-¡No!- Laura asintió.

-¿Por qué?- Él preguntó.

-Quiero ver a mi hijo, señor, no quiero el dinero, ¿puede devolverme a mi hijo?- Había una súplica en la voz de ella.

-¿Crees que tu hijo te reconocería ahora?- preguntó el señor Zorro con voz altiva. -¿Crees que te aceptará fácilmente?-

-Yo ...- Ella sabía que él tenía razón, habían pasado cinco años, ella no se había involucrado en el desarrollo de su hijo, ¿cómo podría el niño reconocerla ahora que había aparecido de repente?

¡Pero él causó todo esto!

-Te pregunto de nuevo, ¿puedes permitirte mantener a un niño?- El tono del Señor Zorro era llano y parecía estar impregnado de un toque de sarcasmo. -Ahora vive con decenas de miles de euros al mes, va a los mejores colegios, le cuidan y vive muy bien, ¿quieres llevarte al niño a vivir una vida dura contigo?-.

-Yo ...- El corazón de Laura se encendió por su pregunta sin prisa.

¡Era la verdad!

¡Decenas de miles de euros eran casi el salario durante años de ella!

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