-Solo temo que Laura no esté de acuerdo.- Oscar miró a la persona que estaba a su lado quien no respondió.
-No, Oscar. Eres bienvenido a mi casa.- Iker actuó como un pequeño dueño.
Laura seguía sin decir nada. Era realmente deprimente, cuanto más no quería cruzarse, más se confundía. Miró de reojo a Oscar que también la miraba por casualidad y de repente parpadeó con sus profundos ojos, -Señor Laura, ¿puedes refugiarme para pasar la noche?-
-¡Lo que sea!- respondió con el corazón agitado y se vio excitante. Pero tuvo que calmarse y miró hacia otro lado.
-Oscar, ¿se te ha pasado el resfriado?- Iker todavía estaba un poco preocupado.
-¡Sí! Estoy mucho mejor.- al ver la preocupación del niño, Oscar sintió una emoción inexplicable.
-¿Papá, te has resfriado?- en cuanto escuchó las palabras de Iker, Andrés también se preocupó.
-Estoy bien.- Oscar pensó de repente que sería más perfecto si tenía un niño más. Si pudiera tener otro, Lorenzo también debería estar contento,y tenía más posibilidad de estar de acuerdo con su casamiento entre Laura y él.
-¡Entonce Oscar puede comer comida picante esta noche!- Iker dijo y quitó la ropa de Laura que acababa de darle, -Mamá, puedes hacer el pollo picante para Oscar quien no llegó a comerlo ayer.-
-¿Van a comer la comida picante?- cuando Andrés escuchó esto, su carita se puso melancólica, -¿Puedo no comerlo?- Andrés murmuró.
En el parque infantil.
Los dos niños se adelantaron cogidos de la mano. Iker se vio muy emocionado pues era la primera vez que estuve en el parque infantil. En cuanto a Andrés también parecía estar alegre por alguna razón.
-No corred tan rápido. Vamos a ver a qué queréis jugar primero.- Oscar dijo.
Mirándole la espalda negra y erguida, Laura se quedó un poco aturdida por un momento, por uqe no esperara que este hombre también fuera tan amable y cariñoso con el niño.
Iker tiró de Andrés y miró el gran molino de viento en el cielo, -Oscar, ¿puedo montar en ese?-
-¡No!- Andrés sacudió la cabeza, un poco nervioso.
Oscar miró el cielo en donde estuvo un molino de viento extendido, que estuvo en la altura de 360 grados de la hermosa danza salvaje con cielo azul y nubes blancos, entrelazando la tierra, libre de rodar, girar, balancearse. Los turistas que se sientan en el "molino de viento de la hoja". La columna de levantar lentamente, a continuación, el brazo grande hacia adelante y la rotación inversa, la cabina rápida hacia adelante y la rotación inversa, bajo la acción de la fuerza centrífuga giro de la cabina, la superposición de los tres movimientos combinados. ¡Qué emocionante!
-¡Iker, esto es demasiado peligroso!- Laura también estaba nerviosa, pero Iker no pensaba lo mismo.
-¡Mamá, esto es divertido!-
Oscar recordó su propia infancia que también le gustaba este tipo de aventura emocionante de la noria. Empezó a admirar a Iker y luego miró a Andrés quien estaba muy cuidadoso y un poco impotente. -Hijo, el hombre debe ser valiente. Iker se atreve a montarlo, ¿y tú?-
Andrés tragó y respondió, -¡Papá, es demasiado alto!-
-Vale, vas al tiovivo con Laura y voy a la montaña rusa con Iker, ¿está bien?- Oscar no estaba seguro después de todo.
-¡Sí!- en cuanto Andrés lo oyó, tiró inmediatamente de Laura, -¡Laura, vamos a montar en el tiovivo que es divertido!-
-Pero... - Laura miró a Iker con cierta preocupación.
-No te preocupes, este chico le encanta la aventura como yo. ¡Déjame a mí, que yo puedo!- Oscar ya había llevado a Iker a comprar los billetes.
-¡No te preocupes, estaré bien!- Iker ya había seguido a Oscar, emocionado.
-¡Laura, vamos a jugar con esto!- Andrés cogió los billetes que había comprado Oscar y tiró de Laura ya hacia la puerta mientras Oscar y Iker no aparecían por ningún lado.
-¡Andrés, vamos, siéntate!- A Laura le gustaba bastante a este niño porque se mostraba fácilmente tímido y muy pobre. Sin embargo, no sabía qué pasaba con su madre. ¿Cómo había podido abandonar a este niño. ¿Y qué pasaba con Oscar? ¿Cómo rompió con la madre del niño?
Andrés estaba feliz de sentarse en el caballo de madera. Era la primera vez de jugar con este porque su papá ni siquiera lo sacó. Pero esta vez Laura le acompañaba jugando con él, se sintió tan feliz que la sonrisa siguió un montón de brillante.
Laura se sentó en el caballo de madera, esperando a que empezara a girar, pero sus ojos no pudieron evitar volverse hacia el cielo, hacia los molinos de viento que salían corriendo, elevándose en el cielo. Escuchó unos gritos emocionantes, entre los gritos, ¡deberían ser los de Iker y Oscar también!
Cuando bajaron, la carita de Iker estaba sonrojada de emoción, -Oscar, ¡qué genial!-
-¿No tienes miedo?- preguntó. La cara de Oscar estaba un poco blanca, A lo mejor era que él estaba envejeciendo y su corazón no podía ni siquiera soportarlo. Pero este chico era audaz, en realidad no pasó nada en absoluto y todavía estaba tan emocionado.
-No tengo miedo. Es muy divertido volar. Oscar, ¡se siente tan bien volar!-
Oscar sacudió la cabeza y perdió la sonrisa, -¡Vale! Te llevaré a montar esto la próxima vez.-
-¡Vamos a buscar a Laura!- Iker tiró de Oscar hacia el tiovivo mientras Laura y Andrés bajaban también.
Al reencontrarse, Laura se dio cuenta de que sus preocupaciones eran superfluas porque el niño estaba bien del todo, con el rostro sonrojado y lleno de emoción.
-Mamá, la próxima vez que montes conmigo. Andrés, tienes que venir también. Es muy divertido volar.-
-¡Qué travieso eres!- Laura le dio un codazo en la nariz, -¡Estoy muerta de miedo!-
-¡Mamá es una cobarde!- Iker escupió la lengua, -¡Oscar y yo somos los más atrevidos. Pero Andrés y tú son unos cobardes!-
-¿Qué queréis comer?- Oscar habló tranquilamente, mirando a los dos mocosos frente a ellos.
-¡El yogur helado!-
Casi hablando al mismo tiempo, a los dos pequeños les encantaba el yogur helado.
-¡Bien! Vamos a comerlo.-
-Hoy estás muy ocioso, ¡ni siquiera te importa la empresa!- Laura miró a Oscar,quien llevaba todavía una cara pálida y los finos labios ligeramente levantados, lo que parecía estar de buen humor.
Oscar se quedó helado y, de repente, se rio sobriamente, -¡Es una broma!-
Se puso pánica, e inexplicablemente estuvo decepcionada.
La soltó y tosió unas veces. Su cuerpo no se había recuperado del todo antes de salir jugando con los dos niños. Pero verlos jugar alegremente pareció hacerle sentir mucho mejor.
-¿Has tomado las medicinas?- Laura preguntó en voz baja, girando la cara para mirar hacia otro lado.
El sol de otoño era suave y hacía buen tiempo por la tarde que no estaba tan abrasadora como en verano que se sintió caliente para tomar el sol.
-¡No, me he olvidado!- respondió. No había tomado la medicina que estaba en su casa. Cuando se fue por la mañana temprano, pensó en ella diciendo que no la volvería a conocerle. Contó con un estado triste, no pensando en tomar la medicina, -¡Las medicinas están en tu casa!-
-¡Entonces no te olvides de tomarlas después!- terminó, dándose cuenta de repente de que parecía preocuparse demasiado por él.
-¿Estás tan preocupada por mí? ¿No se sientas molesta que vaya a tu casa?- se rio a carcajadas y se acercó a su rostro bonachón de repente, preguntando con la voz baja y ambigua, -¿Sigues diciendo que no me conoces?-
Dio una clara tos con algo de vergüenza, pero no se atrevió a girar la cabeza para mirar a la persona que estaba a su lado, fingiendo que bebía agua para para ocultar la tensión.
No esperaba que justo después de tomar un sorbo, se atragantara.
Ahora, solo sintió más vergüenza que querer meterse en un agujero en el suelo y por supuesto, no faltaban las nubes rojas que cubrían su carita originalmente roja.
-¡Tan descuidado!- Oscar dijo y le acarició la espalda, -Mírate, ya eres tan mayor, pero todavía sigues siendo tan descuidada ¡La próxima vez bebe más despacio!-
Ella, aún más nerviosa e impotente, le bajó la mano y dijo, -No hace falta... -
Su mano se detuvo por un ratito, pero siguió dándole palmaditas en la espalda con la sonrisa brillante, -De nada... -
Al ver su mirada contenida, Oscar no pudo evitar sonreír aún más.
Ella se desvió y se sonrojó aún más, apartándolo, con el corazón temblando y dijo rápidamente, -¡Estoy bien, quita las manos!-
-¡Le daré una palmadita y lo alisaré!- se rio, -Solo te ayudo. No intento aprovechar para tocarte!-
-Tú... - le miró fijamente, pensando en ¿por qué era tan frío en el trabajo y tan descarado ahora? El tono de su voz estaba lleno de burlas, lo que no era Oscar como el rumor en absoluto. Respondió, -¡No es necesario! ¡Estoy bien!-
¡Laura dio un paso atrás para evitarlo!
-¿Por qué te alejas tanto? No es que vaya a comerte.- se rio ligeramente.
Debido a sus acciones nerviosas, se sintió feliz aún más. Esta mujercita, en realidad tan defensora de él. Si supiera que es el hombre que hizo amor con ella llevando una máscara, qué expresión tendría.
En ese momento, Oscar sintió de repente que había ido demasiado lejos con su broma. Tal vez no debería haber aparecido frente a ella después de cinco años llevando una máscara. Todo era por lujuria, ¡él solo sabía que deseaba a esta mujer!
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: El hombre con la máscara de zorro