—¿Está loco? ¿Cien millones por un collar? —Amanda se quedó boquiabierta.
—¿Cuál es el gran escándalo por los cien millones? Mi querido esposo también puede permitirse eso. —se burló Selene mientras volvía a levantar su paleta de puja.
—¡Bájala…! —Simón le bajó a toda prisa la mano y le dijo—: ¿Intentas arruinar a Héctor?
—Papá, ¿Qué estás haciendo?…
—Escucha a tu padre. No hagas ninguna tontería —reprendió Amanda a su hija.
Aunque Selene estaba indignada, no tuvo otra opción que aceptar su destino.
—Cien millones a la una, cien millones a las dos…
—¿Está loco? ¿Va a pagar cien millones por un collar? —Adriana bajó la voz, casi sin poder calmarse—. ¿No le parece una pérdida de dinero?
—El dinero es solo un número. —El hombre permaneció impasible.
—Pero…
—¡Y el collar de rubíes se vende en cien millones! —El presentador golpeó el atril para poner fin a la puja.
Una recepcionista vestida con un traje de noche entregó el collar de rubíes, caminando con cautela desde el escenario hasta Dante.
El hombre tomó el collar y se lo entregó a Adriana en ese momento.
—¡Esto es para ti!
Ella se quedó impactada. «Él compró el collar de rubíes en cien millones, ¿y me lo está dando a mí? ¿Está seguro de eso?».
Hubo un alboroto entre los invitados. La mayoría de ellos estaban enfrascados en discusiones en voz baja con sus familias, tratando de averiguar la identidad de Adriana. Se preguntaban de qué familia rica o influyente era la mujer elegida por Dante.
La mayoría de los invitados presentes no sabían quién era ella, excepto tres de ellos. Esas tres personas no se atrevieron a hacer ningún ruido, mientras volteaban para mirar a Amanda, la cual les lanzó una mirada, haciéndoles señas para que expusieran la verdadera identidad de Adriana.
Dos de los tres invitados dudaron en hacerlo. La otra mujer era Marta, la esposa de Tomás, un pariente lejano de la Familia Ventura.
Con anterioridad, Tomás había intentado sermonear a Adriana en la residencia de los Arriaga, pero la mujer había tomado represalias. Tomás y Marta aún no lo habían superado.
Cuando Tomás vio a Adriana entrar en la sala de subastas más temprano, esta noche, maldijo un poco en voz baja, antes de encontrar una excusa para fumar entre bastidores.
Por tal motivo, Marta se quedó sola en su asiento. En un principio, no tenía muchas ganas de crear problemas, pero Amanda la llamó al teléfono y le repitió una y otra vez lo que había sucedido ese día en la residencia de los Arriaga. Enfatizando todo el tiempo cómo Adriana les había faltado al respeto.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: El increíble papá de los trillizos
Más capitulos...
Más capitulos por favor está bella, la novela...
Que paso no.hay más capítulos...
No hay más capitulos vale...
Más capítulos...
Por favor me gusta la historia más capitulos...
Más capítulos...
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