El Invitado de La Boda romance Capítulo 15

Estoy cruzado de brazos esperándola en el pasillo del hotel para irnos al centro de convenciones y ya llevo como uno quince minutos esperándole. Toco la puerta una vez más hasta que finalmente ella abre y al verla me quedo sin aliento. Vestido corto color blanco el cual parece una blazer, pero no lo es y su escote me invita a perderme en él. –Disculpa la demora, tenía que secarme el cabello. — Me dice mientras cierra la puerta de su habitación.

—Te ves preciosa. — Consigo decirle y me sonríe.

—Gracias, ¿vamos? — Me pregunta mirándome fijamente y sabe perfectamente que me mata su mirada.

—Vamos. — Propongo y antes de que ella pueda rechazarme, entrelazo mi mano con la suya.

No sé si es porque no sabemos muy bien cómo actuar o es que simplemente intentamos ser profesionales, pero el silencio nos está ganando. –Te ves extremadamente sexy con ese traje.— Dice de la nada haciéndome reír.

—Creí que te estabas arrepintiendo de lo de anoche, pero ya veo que no.— Comento mirándole mientras seguimos caminando hasta llegar al elevador.

Ella niega –Ya te dije que no, es solo que aún tengo esta sensación de no saber cómo tratarte porque lo que nos traemos sigue estando en un limbo… ¿me explico? — Me pregunta mientras llamo al elevador.

—Lo sé, me pasa igual. No sé si tomarte de la mano, si besarte o no, no sé ni siquiera si llamarte por tu nombre o pueda llamarte preciosa… Estoy confundido. — Admito bajo su atenta mirada.

El elevador finalmente llega a nuestro piso y subimos a él. Agradezco al cielo que no haya nadie, realmente necesitamos hablar. –Creo que por ahora debemos seguir como estamos. Martin, yo no te quiero lastimar. — Me explica.

—Si eres sincera no me lastimaras… ¿me olvido de lo de anoche hasta que te divorcies o seguiremos viéndonos? — Pregunto sin rodeos.

No sé bien si es ella, si soy yo, o es el poco espacio que hay en este elevador, pero ella se detiene frente a mí y apoya sus brazos en mis hombros para luego enredar sus dedos en mi cabello — ¿Qué quieres tú? ¿Podrás soportar cuando regresemos a Orlando y el este allí? ¿O me harás una escena de celos hasta que consiga mi libertad? — Me pregunta firme.

Debo admitir que me fascina su sinceridad. –Lo soportare. Te quiero Alai, y lo de anoche como te lo he dicho esta mañana, no ha sido un juego… quiero amanecer contigo siempre. — Confieso.

—Yo también te quiero. — Me dice y sin darme tiempo a nada, ella comienza a besarme. No puedo más que responder a su beso e intentar mantener el poco control que me queda, pero cuando las puertas del elevador se abren nos vemos obligados a soltarnos. –Señor Thomas.— Dice ella apenas bajamos del elevador y nos encontramos con un señor de cabello prácticamente blanco y ojos verdes.

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