El Invitado de La Boda romance Capítulo 67

Todavía nos cuesta creer que David nos haya regalado una casa. Ninguno de los dos sospechaba nada de lo que estaba tramando y mucho menos podemos creer que este ubicada en esta área de Winter Park donde la vista al lago Virginia, es maravillosa. Estaciono frente a la dirección que nos ha dado y al ver la casa, Alai y yo nos miramos como intentando asimilar que todo esto es real. Se trata de una casa de dos pisos con dos cocheras dobles y arquitectura moderna producto del trabajo de renovación, la entrada de coches es amplia al igual que el jardín frontal y definitivamente esto es mucho más de lo que esperábamos —¿preparada para entrar y conocer nuestra casa? — le pregunto a mi bellísima esposa y ella sin dudarlo asiente.

—Mucho más que lista— sentencia y rápidamente me bajo del auto para darme la vuelta e ir a abrirle la puerta y después ayudarla a bajar —realmente mi papá se pasó… es que es demasiado— comenta mientras cierro la puerta y luego la tomó de la mano para que juntos caminemos a la entrada de la casa.

—Lo sé, realmente es demasiado, pero tampoco sé cómo rechazar algo como esto— explico y se sonríe.

—Jamás nos hubiera dejado hacerlo, él quiere lo mejor para nosotros y cuando es así, no aceptara un “no” por respuesta— me dice y sé perfectamente que es verdad.

A medida que nos vamos acercando a la entrada, notamos extraordinarios detalles de paisajismo y de diseño en la fachada de la casa, pero todo eso pareciera ser nada cuando al abrir la puerta y entrar a la casa, nos encontramos con un increíble diseño rustico-moderno que conforma parte de todos los detalles del interior. Pisos de madera color grisáceos, muebles rústicos pero muy modernos, cuadros haciendo juego, una cocina que se conecta con la sala sumamente moderna y unas enormes puertas dobles de cristal que dan al jardín y al salir nos percatamos de algo que nos deja anonadados; la casa tiene su propio muelle para amarrar un bote y poder navegar en el lago.

—Esto es impresionante— murmuro cuando estamos parado en medio del jardín observando la maravillosa vista que tenemos frente a nosotros.

—Voy a llorar— me dice entre risas nerviosas y al verla me doy cuenta de lo emocionada que estoy.

—Preciosa, no llores— le pido parándome frente a ella y sujeto su rostro delicadamente.

—Es que estoy emocionada y creo que el embarazo no me ayuda mucho— se defiende haciéndome sonreír —esto es demasiado…—

—Tú papá te adora y solo quiere verte feliz, me hubiera encantado ser yo quien te regalara esta casa, pero me gano— bromeo.

—Nos la regalo— me corrige y asiento.

—Lo sé… ¿te parece si vemos el resto de la casa? — propongo y asiente.

Recorremos el resto de la casa observando los detalles del lavadero, los baños, nuestra habitación en la parte superior, el cuarto de huéspedes, y finalmente abrimos una última puerta, y al entrar ahora somos ambos quienes estamos emocionados. Esta habitación es la de nuestro hijo o hija y para nuestra sorpresa esa completamente amueblada con muebles neutrales en color gris y detalles de animales tipo safari haciéndonos sonreír con cada pequeño juguete o cosita para el bebé que vamos encontrando, pero al abrir el guardarropa y darnos cuenta que está lleno de prendas, nos miramos el uno al otro —no lo puedo creer— comenta y de pronto veo una nota colgando de una de las diminutas prendas.

“Este cuarto lo hemos hecho Samantha, Julián, David, y Lana. Queríamos que nuestro nieto o nieta lo tuviera todo. Hay un crédito disponible en el local de niños a su nombre para que compren cualquier otra cosa que haga falta. Disfruten de esta hermosa etapa de su vida, los amamos y solo queremos verlos felices”

—Me van a hacer llorar como una tonta— se queja entre risas mientras me abraza con fuerza y sonrió.

—Mejores abuelos, no pudo tener nuestro hijo eh…— comento.

—Lo sé… creo que deberíamos llamar a Sam y Julián para agradecerles, ¿no? — propongo y no bastaba más para que tome mi celular y haga una video llamada con quienes yo considero mis padres para agradecerle todo esto que han hecho junto a los padres de mi esposa. En realidad, no sé si la palabra “gracias” será suficiente, pero es lo mínimo que podemos hacer después de tanto que ellos han hecho por nosotros. Nunca hubiera esperado todo este apoyo de parte de nuestras familias, sobre todo después de cómo empezó lo nuestro, pero supongo que cuando el amor hace bien, se nota y eso hace que la gente que está a nuestro alrededor nos quiera apoyar con la única intención de que seamos felices. Con Alai descubrí que entre lo “bueno” o “aceptable” y lo “malo”, hay grises que hacen que existan excepciones a la manera que una persona puede conocer al amor de su vida y eso es lo que más amo de nuestra relación, que no fue perfecta, pero al mismo tiempo lo fue porque gracias a nuestra valentía de vivir las cosas como podíamos, encontramos esta felicidad que es a prueba de balas.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: El Invitado de La Boda