El Jefe romance Capítulo 38

Lión levanto la mirada con una sonrisa poco común en sus labios, no recordaba cuando había hecho llegar a una mujer de esa manera. Por lo general siempre era él quien se satisfacía dejándolas a ellas con ganas. Éste mordió sus labios al verla semi desnuda, con las piernas abiertas y su sexo latente a que fuese invadido por su miembro. Pero, ¿Por qué diablos no lo hacía?

— ¡Por dios! Exclama ella aun agitada.

— ¿Aun así no deseas ser mi esposa? Tendrás mucho de esto todo el tiempo.

— Tú solo quieres hacerte con los bienes del señor Romel.

— ¡Si! No hay otra cosa que me interese más, ¡ni tú!

— Eres un maldito hijo de perra. Vocifera cubriéndose el cuerpo. — No me casare contigo. Eres un cretino.

Lión solo hace un sonido con la garganta indicando que le daba igual lo que dijera… ahora que veía bien las cosas no le sería nada difícil hacerle un hijo a esa mujer. No le era tan indiferente en la cama. Resignado a que esa mañana no se la follaria se bajó de la cama estirando su traje.

— Tienes prohibido irte, podrás salir de esta habitación pero solo bajo la vigilancia de Kara.

— ¡Desgraciado! Como me dejas encerrada aquí como si fuera una maldita prisionera.

— Es lo que eres Eileen, mi prisionera. Acostúmbrate, porque de ahora en adelante aquí vivirás.

Le dice dándole la vuelta a la cama para encaminarse hasta la puerta…

[…]

— Lión, he sido muy claro contigo. Si quieres volverte el dueño de los bienes de Romel debes desposar a la chica.

— Pero si me salto lo del matrimonio, y solo la embarazo.

— Así no funcionan las cosas Lión. Responde Phil.

— Bien, entonces has todo los preparativos. Quiero un matrimonio sencillo, en la casa.

— ¡Muy bien! El viejo se pone en pie. — Todo estará listo en dos días.

— 1 día. Ordena.

— Haré lo posible.

[…]

— ¿Lión Walker? El maldito de Walker ha sido quien se llevó a Eileen.

— Si. Le respondieron a Williams detrás de la otra línea.

Colgó la llamada tirando el teléfono en la mesa… Lión era una persona frívola, no dudaría en hacerle daño a Eileen. Lo único que le quedaba era ir hasta su casino y hablar de hombre a hombre. Ella era su prometida, y pensaba hacer todo por ella. Tomo sus cosas para dirigirse hasta el casino de Lión.

Unas horas después, la secretaria de Lión le notifico de la visita de Williams Severu… éste sonrió ya que se esperaba esa visita, aunque no tan rápida… unos segundos después el rubio entraba en su oficina.

— ¡Williams Severu! Éste sonríe con burla en sus labios.

— Walker… imagino que ya sabes a que he venido.

— ¡En realidad no! se hace el inocente.

— Te has llevado a mi prometida, y he venido a por ella. Declara serio.

Lión se ríe a carcajadas al escuchar su reclamo… esas palabras habían sido las más absurdas que había oído en su vida. Nadie le daba órdenes, y mucho menos le quitaban algo que ya era de su propiedad. Luego de la risa cambio su expresión, volviéndola inflexible.

— La chica se queda conmigo.

Por la noche…

Lión decidió no dormir en la suite, así que condujo hasta su casa ya muy tarde… subió por las escaleras carentes de luz hasta llegar al segundo piso, pillando al fondo la habitación de Eileen. Camino hacia esta, sentía curiosidad por saber sobre la rubia. Para su sorpresa estaba dormida, mira su reloj ya eran las 3 de la mañana.

Éste se sienta en un costado de la esponjosa cama admirando la figura de la rubia, también recordando lo que había pasado entre ellos esa mañana. Deslizo la mano por una de las piernas desnuda de ésta sintiendo la tersura de su piel. Su miembro reacciono al instante, nada más con tocarla. ¡Demonios! Ella removía cosas en él muy raras.

En aquel momento la rubia se despertó sobresaltada y de inmediato diviso la presencia de Lión sobre su cama.

— ¿Qué estás haciendo aquí?

— He venido a verte.

— ¿Cómo se supone que quieres que tome eso?

— Como te dé la gana. Le dice acariciando su pierna.

— ¡No me toques!

— ¿O qué?

Dicha aquellas palabras Lión se lanza sobre el cuerpo de Eileen como un león queriéndose aparear. El hombre quedo sobre ella tomando las muñecas hasta llevarla por encima de su cabeza.

— ¿Por qué me haces esto? La rubia frunce el ceño. Pero este no respondió, solo se inclinó hacia ella quedando a centímetros de sus labios.

— Dime que no quieres que te bese.

Ella fue abrir la boca cuando la misma es invadida por la lengua de Lión… el asalto le pareció delicioso a la rubia, es que desde esa mañana había quedado en las nubes luego de que aquel sujeto tan odioso y malvado la hiciera alcanzar las nubes. No debería de sentir empatía por un beso viniendo de ese asesino que solo la usaba para tener lo que quería. Pero, ¿Por qué le gustaba que la tratase de ese modo?

Si era un maldito… pero un maldito que besaba como los dioses. La rubia se dejó envolver por aquel tórrido y apasionado beso. Aunque estuviera mal ya que ese hombre solo le traía problemas no tenía las energías de separarlo.

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