El Jefe romance Capítulo 40

La luz del día siguiente arraso con toda la habitación de Eileen. Quien se removió en la cama sintiendo el cruel peso de un brazo muy bien acomodado sobre su cintura. En cuanto abrió los ojos despertando por completo se fija que Lión seguía dormido muy pegado a ella. Ambos se encontraban desnudos, ya que el hombre no le permitió vestirse esa madrugada.

La rubia revolvió un poco su cuerpo tratando de zafarse del peso de Lión pero éste solo afianzo más el agarre.

— ¿Por qué demonios te mueves tanto?

— Sera porque necesito pararme.

— ¡Es muy temprano! Gruñe.

— ¡Oh no, pues! Lo siento, pero yo si necesito pararme.

— ¿Y si digo que no?

— Esto no es uno de tus estúpidos juegos.

Lión hizo girar el cuerpo de la rubia dejándola sobre su pecho. Abrazo la estrecha cintura de ésta con sus brazos impidiéndole que se moviera.

— ¿Siempre eres tan bocazas? Sonríe sometiéndola.

— ¿Siempre eres tan arrogante? Lo mira de mala gana.

— ¡Todo el tiempo! Lión muerde sus propios labios observando los de ella.

— Esto no es gracioso. Dice ella cuando siente la erección de Lión palpitar en su abdomen.

— Suelo amanecer así cada mañana, supongo que tienes mucho trabajo. Eleva ambas cejas.

La rubia reprime una sonrisa ante el cometario tan atrevido de ese hombre, podría ser un asesino pero cuando estaba en la cama era otra persona muy distinta. También era demasiado insaciable… no le bastaba con habérsela follado tres veces esa madrugada y aun así quería más. Sus partes íntimas no toleraban un arrebato más, su sexo le escocia mucho dado al grosor del miembro de él.

— Tendrás que arreglártelas solo.

— De ninguna manera…

En un movimiento ágil Lión la dejo contra el colchón presionando ambas manos de la rubia… en su rostro se dibujó una sonrisa de victoria cuando pillo el entrecejo fruncido de su amante. Estaba cabreada, y eso volvía las cosas más interesantes.

— ¡Ni se te ocurra! Ésta le advierte con amenaza. — Me duele todo y por no hablar del ardor que siento.

— Existen otras maneras.

— ¡¿Qué?!

Walker la voltea tan rápido que ella y apenas se da cuenta de lo que estaba pasando. El mafioso mete una almohada bajo el vientre de la rubia, abre un poco los muslos de ésta. Moja la punta de su p3ne con saliva.

— Es que no me has escuchado, te he dicho que me arde… de la forma que lo hagas me ardera bruto cavernícola…

Pero entonces éste sin darle más oportunidad de hablar llevo su miembro a un pequeño orificio mucho más pequeño que el de su vag1na.

— ¡NO! ¡NO! ¿Qué estás haciendo? Por allí noooo…

— Solo será un instante. Sonríe.

Dicha aquellas palabras lentamente penetro el trasero de Eileen, arrancando gritico y quejas de dolor por parte de ella. Intentaba ser lo más cuidado posible con ella, sabía que era su primera vez por ese lado.

— Maldito desgraciado, sal de mi yaaaa… me estas desgarrando. Le decía con voz furiosa.

Éste llevo la mano hasta la vag1na para empezar a masturbarla haciéndola olvidar el dolor que sentía mientras que él se adentraba más en su trasero. Y funciono, porque Eileen reemplazo los gritos y quejas por gemidos poco audibles. Elevo un poco más el trasero permitiendo que Lión frotara su clítoris con más comodidad.

— ¡Ah! como el dolor puede ser tan bueno. Brama la rubia aferrándose a la almohada.

Cuando al final logro introducir todo su miembro en el trasero de ella la presión que sentía Walker por llegar era inmensurable. Dejándose llevar por los instintos descargo toda su esencia dentro de ella pero sin dejar de masturbarla. Eileen lo acompaño segundos después mojando la mano de su compañero.

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