El Jefe romance Capítulo 41

— ¿Estas molesta? Eileen se detiene a mitad de camino para darse la vuelta.

— Si Lión, estoy furiosa. ¿Qué más quieres de mí? Ya tienes todos los bienes que querías en tu poder, lo único que me falta es embarazarme de ti. Y por lo activos que hemos estado seguramente no tardare en estarlo. Para colmo me tienes encerrada en esta maldita casa como una prisionera vigilada por la perra de Kara. Créeme, esta no era mi idea de estar casada.

— ¿Y cómo era? Dice subiendo los peldaños. — ¿Casada con el infeliz de Williams?

— Al menos él me hubiera dado libertad, y no siendo una maldita prisionera. Refuta enojada.

— ¿De verdad? Inquiere capcioso.

— Era más amable y cariñoso, no era una persona tan remisa como tú.

— ¡No me digas! Responde con voz peligrosa.

Eileen advierte muy tarde sus palabras, se les habían escapado de la nada. Realmente no estaba pensando con claridad al momento de decirlas. Y ahora que notaba la expresión de furia en su esposo comprendió que había cometido un terrible error.

— Lión… dice, pero era muy tarde ya que este la sujeto por la cintura toscamente.

— Te atreves hablar de otro hombre en mis narices, y justamente el día que te casas conmigo. Existía amenaza en su voz.

— No… yo. Balbucea.

Walker no deja que ella termine las palabras cuando de pronto besa los labios de Eileen con fiereza. Recibiendo un poco de resistencia por parte de ella, en un impulso baja el vestido de ella de forma violenta. Seguidamente tumba el cuerpo de su esposa en las escaleras, se quita el saco y gran parte de su ropa.

En esa posición tan incómoda Lión penetra el cuerpo de su mujer, la rubia sostiene su cuerpo tomándose de la baranda de las escaleras mientras que su marido arremetía contra su sexo de una forma descomunal. Le daba tan duro que el dolor que sentía en la espalda no era nada comparado con lo que sentía en su vagina.

Ninguno dijo una palabra durante el sexo, solo se podía oír el sonido que ambas carnes producían con cada choque. Sudaban a mares, cientos de gotas corrían por la frente de Lión las cuales caían en el pecho de su mujer deslizándose por el valle de sus senos hasta perderse donde sus vientres se encontraban unidos.

Cada embestida la arrinconaba a alcanzar el orgasmo, cuando sintió que su esposo tomaba una pierna y la llevaba hasta la altura de sus senos fue como si algo explotara dentro de ella. El orgasmo fue inminente, inclino la cabeza hacia atrás conjuntamente arqueaba su cuerpo convulsionando al mismo tiempo.

Walker continuaba embistiéndola hasta saciarla y saciarse el mismo… lleno el cuerpo de Eileen con su esencia e impregno su cuerpo de su aroma. Cuando las ultimas sacudidas de su pen3 cesaron, éste miro a su mujer quien tenía las mejillas rojas y el cuerpo bañado por una fina capa de sudor.

Por un momento le pareció… demasiado hermosa. Pero entonces sus palabras arrasaron con todo, Williams era más romántico y cariñoso. Se cabreo. Frunció el ceño simultáneamente al ponerse en pie… Eileen solo lo miraba expectante.

— Yo no soy el maldito de Williams Severu. Tendrás que acostumbrarse a como soy, te guste o no.

Toma por el brazo a la rubia poniéndola en pie, y así mismo sin ropa alguna arrastro el cuerpo de Eileen hasta la recamara para lanzarla sobre la cama.

— No esperes un marido romántico, para tu desgracia te toco uno sin sentimientos… uno con el que acabas de validar este matrimonio. Le dice metiéndose en el baño poniéndole fin a su conversación.

Eileen toma la sabana y con ella cubre su cuerpo, él tenía razón si no hubieran mantenido relaciones su matrimonio no hubiera sido legal. Las lágrimas rodaron por su mejilla sin control, ese hombre era tan despreciable. Todo lo que hacía era para auto complacerse. Los sentimientos que ella pudiera tener le valían ¡Mierda! Su opinión no contaba. Aquel matrimonio solo era una prisión para ella.

Apretó la sabana con más fuerza sobre su pecho. Le dolía como la trataba, era tan frio con sus palabras. No sabía lo mucho que la hería, como puso siquiera casarse con ese hombre. La rubia se tumbó en la cama abrazando la almohada.

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