El Papá De Mi Amiga +18 romance Capítulo 11

Sin embargo, llegó un momento en el que Alicia se disculpó para atender una llamada en su habitación, el hombre sabía que ese era el momento para hablar con la muchacha y disculparse por haber sido tan atrevido y decirle todas esas cosas que ahora con la cabeza fría sabía que había sido un montón de tonterías, nada de lo que había dicho lo sentía cierto.

—Hope, tenemos que hablar aguarda por favor, escúchame... tengo que pedirte disculpas por lo que pasó ayer. No debí llamarte y mucho menos decirte todo eso, ha sido un error de mi parte. —lo escuchó decir y no se lo tomó como una sorpresa ya lo esperaba tal como había indicado la noche anterior, que con la cabeza fría él no sería capaz de aventarse a decir tantas boberías; que en el fondo a ella le había afectado y se lo tomo en serio.

—Ya lo sabía, no tienes de qué preocuparte no le he tomado nada de importancia, sé que un hombre ebrio puede decir tanto la verdad pero más allá de eso siempre va a decir cosas que no son ciertas. Así que no interesa, ya déjalo en el olvido, en el pasado. —se obligó a sonreír no tenía otra opción que hacerlo y fingir que a ella le daba igual, cuando no.

—De todos modos, perdóname. ¿Todo bien? —sonrió y le tendió la mano, a modos de hacer las paces.

—Sí, todo bien.

—Igual no es el momento, pero queda abierta la posibilidad más adelante.

Lo soltó la mano de inmediato, no podía creer que seguiera de nuevo con lo mismo, era un descarado y un atrevido al pronunciar siquiera que la posibilidad quedaba abierta. No se lo tomaba para nada bien y ya volvía a sentirse traicionada por su disque disculpas

—Está loco, es el padre de Alicia, no lo olvide.

—Eso no es ningún impedimento, pero ya no te molesto más. —respiró hondo.

Solo se alejó para atender una llamada y ella se quedó en su sitio, paralizada, tratando de recuperar la compostura que había perdido, hasta el juicio se le había escapado de las manos. ¿Cómo se podía respirar después de todas esas palabras viniendo de un espécimen así de perfecto que la volvía loca? Ser fuerte nunca fue tan difícil, más que eso, también tener autodominio poderoso si quería salir ilesa de una batalla en la que la victoria no estaba segura. Solo la derrota.

Lo siguió con la mirada mientras este caminaba lejano con el teléfono pegado la oreja, sabía que era un hombre demasiado ocupado en negocios y no podía tratarse qué otra cosa sino una llamada laboral que de seguro cortaba su tiempo allí y hacía que se fuera más rápido de lo que tenía previsto, por un lado era un alivio y por el otro sentir ese vacío la molestaba aunque no sabía que la enojaba más, si sentir la necesidad de tenerlo con ella o que permaneciera allí en el piso por más tiempo.

Era una verdadera contradicción.

Igual la decisión la tenía él.

—Ojalá se vaya.

«que se quede» decía por el contrario su tonto subconsciente.

—Salvatore, tengo que revisar exhaustivamente un papeleo y necesitaré de tu ayuda esta tarde, lo mejor es que dejes para después la cita con el inversionista Fermín y le avisas que nos vamos a reunir luego para evaluar el terreno, quiero hacer una compra buena y no decidirme por lo primero que evalue, te espero en mi oficina.

Y eso fue todo, ya había colgado la llamada y venía hacia ella. Aclaró su garganta.

—Yo tengo cosas que hacer, con permiso.

—Y yo, me voy a despedir de Alicia y luego me iré. —le dijo mientras tomaba su barbilla y hacía que ella lo viera a los ojos —. Entonces me iré, no deberías de estar nerviosa, ya me voy.

—No estoy nerviosa, no diga cosas que no son. Además usted se puede ir cuando le venga en gana, este es su piso. —refutó, no quiso sonar molesta a pesar del esfuerzo igual su tono salió envuelto en el enojo.

...

Así pasaron los meses, las cosas en lugar de enderezarse seguían esa misma dirección torcida que habían tenido desde un principio dos meses no había sido suficiente para hacer desistir esa locura de estar juntos al menos desde esa noche no había pasado nada más que ese beso apasionado que endulzó su alma.

Con el paso de las semanas, Alicia comenzaba a superar la pérdida de su madre; había momentos más tristes que otros, en los que se dejaba caer a un pozo sin salida pero siempre su amiga estaba allí para tenderle la mano y ayudarle a salir de ese sitio tan oscuro en donde había caído, por otra parte aún no le contaba sobre el abogado y lo que mantenía con él, la verdad es que sentía la necesidad de decirle que ya lo sabía pero luego se retractaba por decir algo que no estaba bien. Seguía laborando en la cafetería y le iba mejor, el señor Salvador le había subido el sueldo, no era la gran cosa pero tampoco tenía que pedirle prestado a Asthon.

Estaba visitando varios sitios, a ver cuáles resultaba el adecuado para quedarse arrendada, ya la cabeza le daba vueltas de tantos lugares a los que había ido y debía a salir casi corriendo al notar cómo era la estructura o los diversos problemas a lo que debía enfrentarse el tomar una decisión de quedarse allí. No buscaba un townhouse pero si un lugar en que pudiera habitarse y fuera de eso confort, aunque sin dejar de lado lo económico, todo eso lo había estado haciendo a escondidas del padre de Alicia y ni siquiera a ella se lo había comentado, porque sabía que iría con su padre y le platicaría al respecto, entonces este haciéndose el samaritano de siempre querría hasta comprarle un apartamento, lo veía capaz hasta de hacer semejante locura.

...

Había días en los que terminaba demasiado agotado por una sola jornada laboral, ser abogado nunca había sido tan difícil pero congeniaba muy bien con él y siempre encontraba la solución para darle un poco tiempo de calidad a su novia.

—¿Me has extrañado no es así? Porque yo también lo he hecho y un montón. Ahora mismo tu padre cree que vine por un folio y no me siento nada orgulloso por haberle dicho esa mentira pero sé que es la única forma de poder vernos sin levantar sospechas.

—Sí claro que te echado de menos y muero por besarte... por estar contigo, he tenido muchas ganas de ti todo estos días, además podemos hacerlo ahora que papá no está, que no hay nadie en la mansión, si quieres, entonces debe ser ahora porque mi amiga no tiene turno completo y lo más probable es que se regrese antes del mediodía —explicó Alicia y él asintió rozando con cariño y ternura sus narices.

Estaba bien que no le dijera nada a su amiga, de saberse, todo se pudiera complicar y todo sería más difícil. Lo que sí era seguro es que Alicia terminaría por decirle un día ( así eran las mujeres, siempre se contaban todo entre sí pero si aún no lo había hecho es porque lo de ellos realmente era un riesgo de saberse). Ahora Alicia era mayor de edad pero la verdad es que lo de ambos había iniciado antes de que ella cumpliera la mayoría de edad, a los 17 años ya Alicia se había entregado a ese hombre que cuando lo vio por primera vez se enamoró, y sintió por el todo lo que nunca había sentido en su vida.

Ella creía que estaban hechos a la medida y destinados a pasar el resto de su vida unidos, estaba esperando tener más edad o encontrar la forma de expresar la verdad a su padre sin que este se enfadara por haberle ocultado la realidad por tanto tiempo. Había mucho em juego, y no solo su relación con su padre sino la amistad que mantenía Salvatore con su progenitor.

Cuándo comenzaron a salir nunca se puso a pensar en las consecuencias de esa relación secreta, tampoco pretendía arruinar la amistad construida entre su pareja y su papá ellos dos se llevaban demasiado bien y le daba miedo que este acabara por enojarse mucho con ellos dos debido a lo que mantenía sin contárselo nunca.

—¿Por qué eres tan impaciente, amor? —le dijo, besándola vehemente.

Ella tiró de su corbata y lo acercó a su boca para continuar con ese beso desenfrenado que terminaría por llevarlos al siguiente nivel, pronto la muchacha se dejó guiar por sus manos, por ese acto tan ardiente cómo era acabar debajo de su cuerpo y sentir toda esa tensión sexual irse en un segundo, pero ahora la presión se inyectaba en los poros de ambos y él se subió sobre ella besándole los pechos. Ya empieza a quitarle la ropa poco a poco, volviendo el acto una lentitud que la hacía gruñir sin parar. Quería más y más de él, que de una vez cortara el preámbulo y la tomara.

Se sentía parte suya en cuerpo y alma... de su pertenencia. Eso no había cambiado con los años, más bien la pasión se había intensificado. Amaba estar así, brotaba en sus pieles cobijadas el calor que desprendía la nebulosa febril y el anhelo, la urgencia por unirse en la fusión y ser uno solo.

Mientras ellos se dejaban llevar por un baile caliente, al otro lado de la ciudad la joven había sido descubierta por Asthon, quién tras darle una generosa propina a su compañera de trabajo Penélope pudo dar con la joven quién se ubicaba casi escondidas detrás de ese mostrador. El sonrojo ya rodeaba sus mejillas, ella se ponía más nerviosa cuando se encontraba bajo sus potentes ojos, es que no dejaba de mirarla.

—No me digas nada, no es necesario ya sé que me has estado evadiendo y entiendo pero creo que deberías dejar de hacerlo, nosotros no somos niños para jugar de esta forma.

—¿Y quién dice que estoy jugando? Además no debería de venir a mi trabajo y acosarme de esta manera, ¿acaso no piensas en la gente que puede vernos y malinterpretar las cosas?

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: El Papá De Mi Amiga +18