Mateo regresó a la farmacia Cárdenas y aunque José no estaba presente, el personal seguía tratándolo con mucho respeto. Natalia tenía buena condición pues José había mandado a dos enfermeros para que cuidaran de ella. Poco después de tomar asiento, escuchó el sonido de pasos apresurados desde afuera. Luego apareció Ramón, el conductor de José. Él sonrió cuando vio a Mateo y dijo apresurado:
-Señor Lara, ¡p... por fin está aquí!
—¿Qué sucede? —preguntó Mateo con curiosidad.
-Se nos acaba el tiempo. ¿Puede venir conmigo, por favor? Le diré lo que sucede mientras nos vamos -imploró Ramón con nerviosismo-, ¡El señor Higuera está en problemas!
Mateo se levantó de su asiento al instante. José era amable con él y no podía solo quedarse sin hacer nada ahora que estaba en problemas.
-¡Vamos! -Mateo salió de la habitación con Ramón y éste lo llevó hacia el centro de la ciudad.
En el camino, Ramón le explicó lo que pasó con brevedad; al parecer, todo empezó con Salvador Cárdenas, quien tenía un jefe respaldándolo llamado Guillermo Navarro, también conocido como el Primer Rey de Eastcliff. Incluso los jefes de las 10 familias más prominentes en Eastcliff inclinaban sus cabezas cuando lo veían.
La única hija de Guillermo tuvo un accidente hace un año y había estado en coma desde entonces. A pesar de tener consultarlo con cientos de doctores, ninguno de ellos pudo tratar su condición. Salvador descubrió que las mini pastillas rejuvenecedoras de José eran maravillosas y le pidió otra de inmediato como un regalo para la hija de Guillermo. No había duda sobre los efectos de la pastilla; Guillermo se la dio a su hija y aunque no despertó, funcionó de forma milagrosa, así que Salvador llamó a José para que él mismo tratara a la hija de Guillermo.
José estaba consciente de sus propias habilidades limitadas y rechazó la invitación al principio. Por desgracia, había otro doctor genio quien incitó a José a realizar sus actos milagrosos. José aplicó las agujas en un momento de fastidio y en ligar de salvar a la hija de Guillermo, su situación empeoró. El otro doctor genio se aprovechó de la situación y le dijo a Guillermo que José era solo un charlatán que había robado las pastillas. Guillermo enfureció y quiso matar a José, quien en ese momento le contó sobre Mateo y Guillermo le dio dos horas para que Mateo llegara a la escena, o de lo contrario mataría a José. Ramón regresó a la farmacia Cárdenas y esperó por media hora antes de que Mateo por fin regresara. Sin embargo, Ramón no tenía tiempo para contarle todos los detalles durante el poco tiempo que estuvieron ahí.
-Señor Lara, el otro doctor genio es Benjamín Ramírez y es parte de una de las familias más importantes. ¡Sus habilidades médicas son consideradas las mejores en Eastcliff! El señor Higuera dijo que ese hombre quiere la receta que usted tiene en sus manos, y es por eso por lo que lo acusó de robarle las pastillas. Cuando lo vea, ¡debe tener cuidado con él!
Mateo frunció el ceño al pensar en lo terrible que era ese tal Benjamín Ramírez por desear la receta de las pastillas en una situación tan urgente. Luego de que Ramón terminara de explicarle todo a Mateo, lo llevó hacia la casa de Guillermo.
Guillermo vivía en una mansión enorme que se estimaba en más de 100 acres y estaba rodeada de plantas preciosas con un interior lujosamente decorado como un palacio. Mateo vio a un grupo de personas dentro de un cuarto en el segundo piso; entre ellos a José. A su lado estaba Salvador, un hombre de mediana edad quien tenía el rostro pálido. Del otro lado estaba otro hombre fornido de mediana edad quien lucía imponente. Su cabello estaba ligeramente gris y sus cejas estaban disparadas en dirección de sus cienes, proyectando un aura poderosa y digna. Era obvio que ese hombre debía ser el Guillermo Navarro, el primer rey de Eastcliff.
- ¡Señor Lara! -exclamó José, agitado-, ¡Ha... ¡Ha llegado!
Guillermo observó a Mateo; un joven vestido en ropa barata y frunció el ceño.
—¿Él es doctor genio que mencionaste?
-¡Así es! -dijo José y asintió enseguida.
—¡Es absurdo que este cualquiera sea un doctor genio!
En ese momento comenzó a reírse un hombre de barba blanca que estaba sentado junto a Guillermo.
—Señor Higuera, nos consideramos colegas que deberían conocer una verdad común; no hay camino fácil cuando se trata de la práctica de la medicina. Toma tiempo tener habilidades en ella, pero ¿usted encontró un joven sin experiencia y sin vello facial para que posara como un doctor genio? El señor Navarro fue demasiado amable, ¿y usted tuvo el descaro de engañarlo?
El anciano con barba blanca era Benjamín Ramírez, ¡el mejor doctor en Eastcliff! El rostro de Guillermo se puso frío como el hielo. «¿Cómo es posible que un hombre tan joven sea un doctor genio?» Pensó. De pronto, Mateo hizo una pregunta:
-Si la edad pudiera determinar las habilidades médicas de uno ¿no sería una tortuga mejor que usted?
-¡¿Qué has dicho?! -gritó Benjamín con furia.
-Dije que alguien como usted ha vivido en vano todos estos años -dijo Mateo con indiferencia.
—¡¿Cómo te atreves?! -rugió Benjamín—. Tú eres un simple charlatán, ¿cómo te atreves a hacer una escena aquí? ¡Alguien sáquelo de aquí!
-Mi esposa era hemofílica y carecía de plaquetas en su sangre. Cada que se hacía una herida, esta no sanaba y sangraba mucho. Cuando dio a luz, perdió mucha sangre y así es como ocurrió la tragedia —dijo Guillermo con una voz profunda y los dientes apretados.
Benjamín y José se miraron entre sí, sintiéndose increíblemente impactados. ¿Mateo se dio cuenta con tan solo una mirada?
-De... ¿De verdad puedes salvar a mi hija? -tartamudeó Guillermo mientras miraba a Mateo como si hubiera encontrado a su salvador.
—Como dije antes, no es difícil salvarla —contestó Mateo con calma—. Aunque su enfermedad oculta es un poco complicada, ¡sigue siendo fácil!
Guillermo tomó un respiro e hizo una reverencia profunda hacia Mateo.
-Si puedes salvar la vida de mi hija, ¡te daré la mitad de todo lo que tengo!
-¡¿Qué?! -Todos los presentes estaban impactados. Se sabía que Guillermo era dueño de la mitad de la fortuna de ciudad porque la mitad de los negocios en Eastcliff le pertenecían. ¿Y ahora estaba dispuesto a darle la mitad de su fortuna a Mateo? ¡Era demasiado generoso de su parte!
Mateo soltó una risita.
-No necesito nada de eso, pero veo lo mucho que ama a su hija, así que lo ayudaré.
Esto dejó atónito a Guillermo pues él nunca había conocido a alguien como Mateo, quien tenía tan poco interés en el dinero.
—Claro, continua con tu farsa —Benjamín murmuró para sí con ojos brillosos-. Si no puedes salvar a la señorita Navarro el día de hoy, ¡entonces deberás de regresar la pastilla que le pertenecía a mi familia, incluyendo la receta!
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