El santo millonario romance Capítulo 19

Donovan Bristol

Eyaculo dentro de ella y es una sensación de despojo, como si depositara mi ser en su interior, Dayana es caliente y pensé que me correría cuando me unió a mí. Sus paredes me atraparon como un puño pero este era suave, tibio y húmedo, su sexo es exquisito y nunca en la vida me imagine que esto fuera de esa manera. Quería estar lo más dentro que fuera posible, mi pene se tensa y descarga todo mi esperma, me quede quieto porque si seguía sentía que moriría de placer.

Me acuesto a su lado en silencio y no puedo evitar sentirme cohibido sin saber si hice bien o mal en dejar mi semen dentro, no estoy seguro si sea de esas mujeres que le incomoda tal cosa, pero sino hablo no sabré que está mal.

Dayana se sienta y se cubre sus pechos con la colcha, observo su rostro y sus ojos conectan con los míos.

—¿Qué pasa? —pregunta como siempre.

—Es- es… —enmudezco.

—Donovan, —llaman a la puerta. —El estilista llego, —es Alexandro.

—Enseguida voy, —responde un «Está bien» —Debes tomar un baño para que puedas…

—Se lo que debo hacer, pero ahora quiero que me digas que sucede, —pide.

—Soy nuevo en esto Dayana.

—Lo sé y lo entiendo, pero todo está bien ¿ok? —asiento. —Me encanto lo que paso ¿y a ti?

—Fue espectacular, —sonríe.

—Ahora a prepararnos para la gala, —sale de la cama llevándose la colchas y quedando yo desnudo, se encierra en el baño y me coloco los bóxer para recoger la ropa tirada en el suelo y así dejar la habitación ordenada.

(…)

—Siempre sabes lo que necesito, —halago mirándome al espejo mientras observo de manera detallada el traje que me ha traído el estilista.

—Es bueno saber que no has aumentado de tamaño y que eres un cliente que siempre se mantiene en la misma talla, —anuncia—. Y al fin puedo vestir a una novia tuya, no es por nada pero espere este momento por años, —me rio.

—Espero y no se te vaya la mano con su vestido, —pido y niega.

—Será la mujer más elegante de todas.

—Me agrada escuchar eso… dile a Dayana que debemos partir en diez minutos, —solicito y este asiente para marcharse de mi habitación, suspiro y aplico un poco de colonia Armani de su último lanzamiento, me miro al espejo y mi cabello está bien, no sé porque me reviso cada segundo y me siento ansioso.

Cuando estoy en la sala camino hacia una pequeña estantería con diferentes licores y poder darme un vaso con una cantidad no tan exagerada de whisky para aligerar el ambiente tenso que sea formado en mi interior, me giro al escuchar los tacones de una mujer acercarse y me encuentro a Dayana en fundada en un hermoso vestido rojo vino, se ve extremadamente elegante mientras que su cabello cae de un lado en hondas.

—También creo que es excesivo…

—No pensé eso… todo lo contrario. Estas muy elegante y sin duda Antony hace magia con las personas aunque cabe destacar que ya eres hermosa, —halago provocando que sonría de manera tímida.

—Igual estás muy guapo, creo que no debo separarme de tu lado ni un segundo, —su chulería al hablar me hace negar mientras sonrió.

—Si lo haces sonreír de esa manera es porque eres la mujer ideal para él, —anuncia Antony y ambos asentimos hacia sus palabras, nos despedimos de este y luego juntos abandonamos el apartamento hacia el lobby donde mi seguridad nos dirige hacia un jeep.

—Estás nerviosa, supongo, —comento.

—Un poco, no quiero hacer una estupidez y dejarte en ridículo, —sonrió.

—No lo harás así que tranquila, —murmuro, ya sabemos que decir si alguien pregunta por el tiempo que tenemos de relación y donde nos conocimos, no abra mentiras porque la mayor parte de la historia será muy real.

(…)

Al llegar al evento uno de la seguridad se baja y abre mi puerta, salgo y enseguida los flashes relampaguean y me concentro en mantener un rostro inexpresivo, Dayana se posa a mi lado y esto no pasa desapercibido a la prensa. Paso mi mano por su cintura manteniéndola pegada a mi mientras caminamos por la alfombra tratando de evitar las preguntas.

—Señor Bristol ¿es esta mujer alguna amiga? —cuestiona una chica que ya me había entrevistado hace tiempo.

—No, es esta hermosa mujer que me acompaña es mi novia, —respondo con amabilidad para seguir caminando después de dar esa declaración que sé que en poco tiempo recorrerá la redes sociales, revista y algunas televisoras de chismes.

Ingresamos al local del evento y el derroche de dinero es abundante en este lugar, fuentes de chocolate en el área de comida, una pirámide de copas de champan y un gran grupo de personas vestidas de diseñadores muy reconocidos.

—Pensé que era algo benéfico, —murmura.

—Siempre es lo mismo, —una persona que conozco a la perfección camina hacia mí.

—Sí que sabes hacer una entrada, —suelta Alexandro enseñándome su teléfono donde salgo junto a Dayana y el título de ‘‘El excéntrico millonario, ya tiene novia’’ un poco absurdo el texto pero mientras más popular sea el chisme más creíble por mi madre será.

—Ya sabes como son, —pongo los ojos en blanco—¿Dónde está tu acompañante?

—He venido solo, ya sabes mi título de playboy caliente no se puede ir al caño.

Una chica se acerca con una bandeja con copas y tomamos unas mientras incluyo a Dayana en nuestra conversación. En la lejanía logro ver al hijo de la sanguijuela y nuestras miradas colisionan, nos retamos con ella y luego nos ignoramos. No me fio en de ese y su padre, mi madre esta cegada por esas serpientes y si antes ella era una venenosa ahora es peor.

—Vamos que por allá esta nuestra mesa, —caminamos juntos hacia nuestro reservado y escuchamos el pequeño discurso de apertura donde después una cantante en belleza el lugar con su voz.

Después de varias horas las personas hacen sus donaciones, ya sea por transferencias o cheques, Dayana teclea en su teléfono y no puedo evitar dar una mirada.

—¿Qué haces? —cuestiono al ver que dona los diez mil dólares que le he transferido.

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