Axel Vega Lazcano
León, Guanajuato, México
Estaba lleno de coraje contra mi esposa, por lo que acababa de decir y más aún por la forma tan cruel en la que lo hizo y sin importarle que no estábamos solos, que estaban ahí también Amaia y Ale y lo que más, me sacó de mis casillas fue la manera en la que trató a Amaia diciéndole que ella, no era nadie, mi paciencia se estaba agotando cada vez por Cecilia.
–Suéltame Axel, ¿Estás loco o qué te pasa? – Gritaba Cecilia – No sé qué es lo que te está pasando últimamente.
Ignoré sus quejidos hasta que ya estuvimos afuera del hospital, no iba a ponerme a discutir con ella, delante de todo el mundo. Me sentía muy mal por la situación de mi hermana, para encima y además de todo tener que estar soportando, los berrinches y las tonterías de Cecilia, ya me tenía harto con sus estupideces.
–La que no debe de estar aquí, eres tú – Dije alterado – Ale es mi socia, ayer andabas muy contenta con ella en la fiesta de la oficina y hoy la sigues para dar conmigo. Tu paranoia está cada vez peor.
Se había vuelto cada vez más paranoica, me celaba con todo el mundo, pero últimamente se le daba por seguirme, o seguir a la gente que trabaja conmigo y luego reclamarme o hacerme una escena como la que me acababa de hacer.
–No es paranoia, hoy desayuné con unas amigas y todas coinciden que a Alejandra le gustas y no pienso ser tu burla, Axel Vega. Te lo advierto – Me lanzó una amenaza – No pienso dejarte aquí solo con ella, para que mientras se muere tu hermana, tú te revuelques con ella.
Era una gran estupidez lo que acababa de decir, como podía hablar tan frescamente de la gravedad de mi hermana, y como si yo pusiera la enfermedad de mi hermana para estar con Ale, que ni al caso.
–Cállate y de mi hermana no hables. No me interesa nada de lo que tengas que decir y de lo que digan tus amigas, eso también que te quede claro que, me tiene muy sin cuidado – Le aclaré – Vete a la casa, por favor, que no te quiero ver aquí.
–Pero Axel, yo soy tu esposa, ¿Vas a preferir a Alejandra, por encima de mí? Esto es el colmo.
No entendía que esto no era una competencia o de a quien prefería, era su actitud la que la ponía en esta situación. Su insensibilidad para con mi hermana, era como si le estuviera deseando la muerte.
–No es que prefiera a Ale, por encima de ti. Tú no te sabes comportar y, además, siempre te has llevado mal con Elisa y dices que se va a morir, así que tu presencia aquí sale sobrando, eres una mala persona, Cecilia.
Eso la enojó, se soltó de mí agarré y se alejó unos pasos de mí, era preferible que se fuera, su presencia no era grata para nadie.
–No puedo creer esto, está bien Axel. Ni ganas de estar aquí, aborrezco los hospitales y mejor me voy a la casa a dar un baño de vapor y me voy a la cama. Adiós.
Definitivamente, era lo mejor, sus comentarios malintencionados, no quería que los escucharan mis padres, mucho iban a tener viendo a Elisa en ese estado para que Cecilia, viniera a esparcir su veneno.
–Adiós y no me esperes a dormir – Dije a sus espaldas mientras se alejaba – No me pienso mover de aquí, hasta que mi hermana esté mejor.
–Gracias, Ale y a ti también Amaia. Por estar aquí conmigo. – También incluí a mi preciosa Amaia.
–Por nada Axel, para eso somos amigos – Dijo mi hermosa mujer – Para estar en las buenas y en las malas.
Pasó un rato y llegó mi hermana Lorena y también Mauricio y mi compañero de trabajo al que le decían Bin Laden, quienes por Ale se enteraron de todo y después de la insistencia de todos, Amaia y yo, nos fuimos por fin a cenar algo, a esas horas ya era de noche y, ya que mi hermana Lorena estaba ahí, a ella si le podían dar informes sobre Elisa, ya me iba más tranquilo.
Salimos del hospital y subimos al auto para ir a buscar un lugar donde pudiéramos cenar algo, era obvio que conociendo a Amaia no hubiera querido quedarse a cenar en la cafetería del hospital, además ahí no le iba a poder agradecer como se debía el que estuviera aquí conmigo.
–Axel, lamento todo lo que pasó mi amor – Fue lo primero que me dijo Amaia ya estando solos – Quisiera pasar toda la noche a tu lado.
A mí también me gustaría, que se quedara a mi lado todo el tiempo, pero ella debía descansar también, ella tenía un compromiso con el Tec y además hoy había faltado por cubrir a Ale, con lo del cliente.
–Lo sé preciosa – Besé su manita – Pero no te puedes quedar, no sé si notaste que Cecilia está celosa de Ale y ¿Para qué hacer que ahora lo esté de ti si te quedas conmigo? Además, tienes que ir al Tec mañana.
–Nada me importa, más que estar contigo Axel. Te amo y no podré ni dormir, me preocupa mucho Elisa, yo quiero que ella se mejore. Ella ha sido la primera persona, además de Lore, en saber que yo te amaba desde hace años.
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