El Socio de mi padre romance Capítulo 39

Amaia Domínguez García

León, Guanajuato, México

Axel, me despertaba a besos por la mañana siempre que me tocaba la alegría de despertar con él, a veces llegué a pensar que estaba soñando, pero no era un sueño era la realidad más hermosa de mi vida, que mi guapísimo abogado me despertaba.

–Amaia cariño, ya es un poco tarde preciosa. No deben de tardar en llegar los del laboratorio que vendrán a tomar la muestra de sangre.

Era demasiado temprano para mí, tenía demasiado sueño y no me quería levantar. Me sentía cómo si no hubiera dormido nada.

–Axel, mi amor ¿Qué hora es? – No podía abrir los ojos – Tengo mucho sueño, todavía.

–Son las 7.30 de la mañana mi amor. Por favor, te pido que despiertes preciosa, te tienen que tomar la muestra y apenas te da tiempo de alistarte.

– ¿A qué hora vendrán, mi amor?

–A las 8.30 les he pedido que vengan. Para que no fuera demasiado temprano para ti.

–Gracias mi amor, entonces me voy a meter a bañar.

–Si preciosa, pero antes dame un beso.

Axel era tan lindo, que hasta a esas tempranas horas de la mañana se veía muy guapo y olía delicioso, que si por mi fuera, que no vinieran los del laboratorio y nos perdíamos en las sábanas de nuevo, cómo ayer que estrenamos el departamento. Lo recuerdo y me dan ganas de repetir la hazaña.

Pero no quería contradecirlo en nada y de todos modos, me tenía que hacer esos análisis así que me metí a bañar, al salir me cambié y me arreglé y salí a esperar con mi guapísimo Axel, que llegaran los del laboratorio, esperaba que no se demoraran y que la toma de la muestra fuera rápido.

–Amaia, tienes el cabello muy mojado, preciosa. Te hará daño ¿Me permites que te lo seque bien, yo?

Me encantaba lo cuidadoso que era conmigo, pues muchas veces el haberme dejado el cabello mojado, me causaba dolor de cabeza, pero no me gustaba secarlo, porque me demoraba demasiado y además sentía que se me enredaba cuando empezaba a secarlo.

–Sí amor, claro que sí, aunque siempre me lo dejo así. No tengo paciencia para secármelo, soy un desastre.

–Cuando estés conmigo, yo me encargaré de secártelo bien. Quiero cuidarte en todo lo que me sea posible – Axel suspiraba – Eres lo más especial, de mi vida.

Cómo no iba a estar enamorada de este hombre, siempre estaba velando por mi bienestar, me gustaba que fuera así de cuidadoso y yo me dejaba cuidar y querer por él.

–Tú, eres lo más dulce de mi vida y por eso te amo. Te amo cómo no debería, pero así lo hago, aunque no seas mío – Me invadió un poco la tristeza – Aunque, no pueda decirle a todo el mundo, que te amo.

Esa era la limitante que tanto me dolía, pero no podía hacer nada para remediarlo, tampoco le iba a reclamar el que no estuviéramos todos los días juntos.

–Amaia, no te sientas mal preciosa. Yo siento lo mismo y te prometo que si tanto te hace daño esta situación, yo pronto le pondré una solución.

Estaba por preguntarle a Axel, por lo que recién acababa de decir, porque era muy importante para mí, cuando llegaron los del laboratorio y al verlos, no pude evitar que me invadiera un poco el pánico, no me gustaban las agujas, por eso evitaba a toda costa ir al médico.

–No te preocupes, mejor abrázame y vamos a desayunar algo, mi rey.

–Te prepararé algo para que desayunes, quédate acostada por favor, mientras te repones, Amaia.

–Sí, pero dame un beso, por favor.

–Te doy, todos los que tú quieras.

Axel me besó tan tiernamente como fue capaz, desatando en mí las ganas de pasar a algo más, pero pudo más mi responsabilidad y el saber que tenía que ir al Tec. Mis materias eran importantes, Él se separó de mí y me preparó un exquisito desayuno, el cual me lo llevó a la cama y desayunamos juntos, nuestro primer desayuno juntos en nuestro nido de amor, aquí íbamos a pasar los mejores momentos de nuestro amor.

–Amaia, ¿Ya te sientes mejor, cariño?, ¿Puedes ir al Tec?

Yo no podía faltar al Tec, aunque estuviera enferma, lloviera o relampagueara, faltar era lo que menos haría, además solo habia sido algo normal que me pasaba cuando me iban a inyectar, porque no era la primera vez que me pasaba y no creía que iba a ser la última.

–Claro que sí mi amor, ya me siento mejor y si puedo ir al Tec. No te preocupes, ¿Nos vamos? Es que no quiero llegar tarde.

–Está bien cariño, pero si te sientes mal me llamas, sin importar lo que sea ¿De acuerdo?

–Sí mi amor, de acuerdo, mi rey.

Salimos de nuestro nido de amor y Axel, me llevó al Tec. Ese día solo nos pudimos dar un beso rápido, no iba a alcanzar a entrar a clases si seguíamos besándonos y quedamos de vernos hasta esa tarde en el despacho, pues no iba a poder pasar por mí por asuntos que tenía él y mi hermana con uno de sus clientes.

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