El Socio de mi padre romance Capítulo 59

Amaia Domínguez García

León, Guanajuato, México

Al día siguiente al abrir los ojos, Ale estaba a un lado de mí muy preocupada. Pude notar que ya estaba lista y arreglada para irse a su viaje a Puerto Vallarta, pero la noté muy triste.

–Hola Amaia, hasta que despiertas. Lo bueno que hoy entras más tarde al Tec – Me saludó mi hermana – Te he traído un café, esperando que te ayude a despertarte por completo. Que buen susto me diste anoche.

–Hola Ale, no te preocupes. Gracias por todo – Tomé la taza de café – Te ves hermosa para tu viaje a Vallarta. Me tomaré el café ¿Ya te vas?

–Sí, ya casi. Estaba esperando a que despertaras para poder pedir un taxi. Quería despedirme e indicarte dónde está todo ¿Te puedes levantar?

–Sí claro Ale, no pasa nada.

Me levanté de la cama y fui con Ale a la cocina, me indicó dónde estaban mis medicamentos que me había recetado el doctor y también me dijo que, diariamente tendría que ir a que me inyectaran lo del hierro para mi anemia. Me quedé devastada al escuchar todo lo que debía tomarme, yo era muy desordenada y detestaba tomar medicamento, pero era algo sobre lo que ya no podía yo hacer nada.

–Amaia, te dejé hecho desayuno para hoy. Lo puedes calentar en el horno de microondas. Si necesitas algo me llamas y veré el modo de ayudarte, pero sí mejor dile a Luis Miguel, que venga a quedarse aquí contigo – Me pedía Ale – Estaré más tranquila, sabiendo que no estás sola.

–De acuerdo, muchas gracias – Sonreí forzada – Que te vaya bien Ale, que te diviertas.

–Claro que sí Amaia, me voy a divertir y necesito que me llames diario por favor o no podré estar tranquila ¿Lo prometes?

–Lo prometo, Ale. Todo va a estar bien, yo iré al Tec y después me vengo aquí con Luis Miguel.

–Claro y otra cosa, deséame suerte que pienso declararle mi amor a Axel allá – Declaró Ale muy segura – Espero que me diga que sí.

–Mucha suerte Ale – La abracé para no mostrar mis sentimientos por Axel – Que todo te salga bien allá.

–Gracias Amaia, te dejo que ya ha llegado mi taxi.

–Nos vemos, Ale.

Nos abrazamos y ella se fue en el taxi. Yo me quedé llorando apenas la vi cuando se fue y me senté en un sillón de la sala a deprimirme estúpidamente, sabiendo que nada podía hacer. Así que mejor, llamé a Luis Miguel para pedirle que pasara por mí para irnos al Tec, no quería ni sacar el auto para conducir, no quería hacer absolutamente nada. Me metí a bañar, me cambié, me vestí y me puse mi ropa de Floricienta, no iba a arreglarme si no vería a mi Axel, al menos en eso podía descansar.

Me puse a desayunar sin ganas, cuando llegó Luis Miguel, antes de la hora acordada. El me vio asomándome por la ventana y me sonrío. Yo salí a abrazarlo y lo invité a pasar para que desayunara conmigo, pues a mi nunca se me daba bien lo de estar sola, para nada, en ningún aspecto de mi vida.

Claro que me acordaba de eso, su prima me podía inyectar todos los días, para no ponerme en manos de otras personas que me fueran a lastimar, eso de mi temor a las agujas, nunca lo iba a superar.

–Claro, muchas gracias Micky, no sé qué haría sin ti.

–Ni yo sin ti. Sirve que, en mi casa al vernos juntos, todos nos creerán más la farsa esa de ser novios, así se quedan más tranquilos.

–Claro, veo que tú piensas en todo. – Le dije.

–Lo he aprendido de ti, Amaia.

Nos pusimos a terminar de desayunar Micky y yo, para irnos al Tec. El solo estar con mi amigo, me calmó la depresión que sentía y de pronto no me importaba lo que Axel fuera a hacer allá con su esposa, después de todo yo podría hacer lo propio acá y estaríamos cobrados y pagados, no me iba aquedar viendo que él disfrutaba y yo no.

Llegamos al Tec y nuestro día se nos pasó bien rápido, así estaba mejor, pues ya nos íbamos a hacer lo que habíamos quedado. Al parecer esa semana iba a estar muy tranquila, salimos caminando al estacionamiento, Micky y yo, a buscar su auto, dispuestos a ir a su casa para que él recogiera algo de ropa para irse a quedar conmigo cuando, vi a la güera en el estacionamiento, como buscando algo en el estacionamiento.

Bueno, estaba buscado mi auto, hasta que me vio y caminó hacia donde nos encontrábamos Luis Miguel y yo, se veía sonriente, algo se traía entre manos, ya me la estaba conociendo y esa risa de satisfacción era porque había ideado algo.

–Amaia, estaba pensando que no habías venido a clases – Se acercó a mí para saludarme – Pensé que estarías llorando por Axel.

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