Ella es mi medicina romance Capítulo 38

— Esta bien intentémoslo —comentó ruborizada—.

— ¿Cómo? —Pregunta Pablo—.

— Que lo intentemos —digo alzando la voz—.

— Mentira, la primer a vez lo había escuchado —comenta sonriente— sólo quería escucharte una segunda vez.

Ruedo los ojos ante su broma.

— ¿Sabes que hoy es el mejor día de mi vida? —dice Pablo alegre— ¡Por fin, cediste!

— Hay ni que fuera tan complicada —comentó— sin embargo, tengo una condición.

— Di la que quieras, te complaceré —dice feliz—.

— Quiero que vayamos despacio —comentó— Estoy dando un gran paso, pero no me siento preparada para todo lo demás, no todavía.

— Lo entiendo —dice pensativo— ahora necesito saber algo de ti. Si mal no recuerdo, muchas veces te he dicho lo que siento por ti, pero yo no se como te sientes tu, por eso quiero preguntarte algo ¿Realmente te gustó o solo me aceptas por ser intenso y por ello, en pocos días terminaras nuestra relación?

Dios mío, este hombre tiene muchas ideas locas.

— Sí, me gustas, Evans —digo—.

— Genial —comenta Pablo— ahora, gustar es un sentimiento muy simple, hoy lo puedes tener pero mañana no, así que te preguntaré, ¿Me quieres?

Mi corazón se aceleró más por lo que sabía que no podría quedarme sentada, ahora mismo no se que es lo que siento por Pablo. Sólo sé que me gusta de verdad, pero no se si lo quiero como tal. Mi cabeza es un caos total. No se si lo quiero pero me da rabia cuando está con Daniela. No se si lo quiero pero me preocupo por él y estoy pendiente si lo veo o no y que está haciendo. ¿Será un simple interés o que de verdad lo quiero?

Ojalá hubiera un manual que me ayudará a entender esto —pienso—.

— ¿Tan difícil es responder mi pregunta? —Pregunta Pablo—.

— Es que la verdad no se si de verdad te quiero —comentó—.

— ¿Estas interesada en lo que me pase? —Pregunta y yo asiento— ¿Te proyectas siendo parte de mi familia? —y yo asiento—.

Pablo me abraza fuertemente mientras me dice gracias.

— Ahora sé que me quieres —comenta mi día no puede ser mejor—.

Y así se marcha.

— Si, me veo siendo parte de tu familia —comentó— pero eso no significa la familia que pienses, ¿Que tal que sea como tu hermana? Como antes.

— Paulina, entre hermanos no se acelera el corazón como cuando estabas encima de mí —comenta Pablo— no niegues tus sentimientos, ya que los conozco —dice mirándome con una gran sonrisa—, te quiero Paulina y espero que tu también seas capaz de decirlo sin miedo. Por ahora te dejo tranquila novia —dice recalcando el novia— por hoy has dicho bastante.

Y cuando pensé que se iba llega a mi rápidamente dándome un casto beso en los labios sin darme tiempo de reaccionar.

— ¡Oye! ¿Que te dije de despacio? —le reclamo—.

— Aplica desde ahora —dice guiñándome un ojo—.

Me tire en la cama, la rabia que tenía cuando llegué por saber que estaba con Daniela, el sueño que tenía hace poco y la sorpresa por la llegada de Pablo. Fue todo reemplazado por la alegría que bien me describirla como la típica adolescente que ve a su amor platónico cerca.

— ¿De verdad le di la oportunidad al amor? —me digo así misma— no lo puedo creer —digo tapándome los ojos—.

Me dirijo al baño para despejar mi mente y ya después de cambiarme baje a cenar.

Lo bueno era que sólo faltaba yo, lo malo era que Pablo estaba muy feliz en la sala con todos reunidos, y digo malo por la gran sonrisa que todos reflejaban en sus caras. Lo cual me informaba que Pablo les había dicho la nueva noticia.

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