Ella es mi medicina romance Capítulo 41

El tiempo pasa volando, y más cuando duermes. Pensé descansar un poco pero eso no se puede hacer con Aidan cerca.

Dije que íbamos a tomar una siesta y para él una siesta es de máximo dos horas.

Por lo que a juzgar por mi conversación con Yohana y mientras nos cambiábamos de ropa se nos fue el tiempo. Por ende, sólo dormimos alrededor de una hora.

Pero quién se iba a imaginar que Aidan estuviera tan interesada en Yohana, a tal punto que busco ayuda del hotel para abrir nuestra habitación y de una manera tan poco delicada como ¡Brincar en la cama como un niño de cinco años!

— ¡Girop hoy vas a morir en mis manos! — gritó levantándome rápidamente para agarrarlo pero él fue muy ágil —.

— Jamás pensé que serias una doctora asesina —comenta corriendo por toda la habitación —.

— Eres un idiota y por eso vas a morir en mis manos —comentó— el sueño es sagrado.

Yohana está más dormida que despierta hasta que se da cuenta de la situación y comienza a reír.

— Vaya, tenían años que no me despertaban de esta manera —comenta riendo—.

— ¿Te han despertado así antes? —pregunto confundida—.

— Sí, en el orfanato los chicos más pequeños solían despertarme de mi sienta así para que los llevará a jugar —comenta riendo—.

— ¿Cuántos años tenían esos chicos? —pregunto—.

— Mmmmm, de cinco a ocho años —comenta—.

— ¿Sabes cuántos años tiene este pálido sujeto? —pregunto y mi compañera ríe—, tiene 27 años mujer, ¡27! Ahora ¿Apruebas esa conducta?.

Aidan lo mira suplicante y Yohana y yo nos reímos, Yohana niega y cierro con seguro la puerta.

— Hoy vas a morir Girop —gritó corriendo hacia él al igual que Yohana— ¡A él!

Y ambas corremos a su dirección, tomando como refuerzo las almohadas. Mostrando que lo que al principio era una pacífica habitación en la que dos chicas estaban durmiendo. Ahora parecía un campo de batalla, de batalla de almohadas.

Eso es lo que pasa cuando Aidan está cerca.

Después de estar literalmente cansadas y estar ambas encima de Aidan tratando de recuperar el aliento, la puerta de la habitación suena, mientras de ella se escucha la voz de Pablo.

— Amor ¿Estás despierta? —Pregunta Pablo del otro lado de la puerta—.

— ¡Awwwww!, amor y todo — dice Aidan mientras se ríe—.

— ¿Todavía tienes energía para molestar? —pregunto—.

— Querida, las cansadas son ustedes de tanto almohadazo que me dieron —comenta restándole importancia— yo sólo los aguante, así que —dice y se levanta de repente haciéndonos gritar— ahora es mi turno.

— Ayuda, un loco anda suelto en nuestra habitación —gritó corriendo a la puerta mientras que Yohana fue alcanzada por Aidan—.

¿¡Que coincidencia no!?, sólo logró alcanzar a Yohana ?.

Yo corrí y abrí la puerta ya que Pablo estaba que la tumbaba por mí gritó anterior.

Abro la puerta muerta de la risa y Pablo entra preocupado al mil.

— ¿Dónde está el loco? —dice mirando toda la habitación hasta ver a Aidan— ¡Ah!, ya lo vi. ¿Girop qué haces aquí?

— Vine a despertar a las chicas —¿No ves? —dice con obviedad—.

— Ellas estaban durmiendo por algo ¿No crees? —Pregunta Pablo —.

— Sí, lo sé. Estaban cansadas —comenta rodando los ojos— pero ¿De qué sirve un paseo de despedida si a las que vamos a despedir no se encuentran?.

— ¿Es eso? O ¿Estas volviéndote el Pablo al que tanto temes? —digo riendo—.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Ella es mi medicina