Ella es mi medicina romance Capítulo 42

Después de tanto buscar que ponerse mi querida Yohana y de los 1000 mensajes mandado por los chicos pidiendo auxilio porque Aidan y Pablo estabas estresados de tanto esperar. Finalmente Yohana se coloca un vestido micra básico de mangas, cuyo color es gris. Mientras que yo, que estaba lista hace horas llevo el mismo modelo de vestido pero en color vino tinto.

Aunque al principio tuve ganas de colocarme unos converse blanco, decidí mejor una baletas blancas.

Ya que al saber lo quieto que son los chicos, no me extrañaría que nos hicieran ir a la playa a caminar y que literalmente quedé media playa en mis zapatos.

Mientras que Yohana, al escuchar mis consejos se colocó unas sandalias bajas lindas para mostrar la manicura.

Después de más horas viendo peinarse a Yohana su cabellera logramos finalmente llegar a la sala de espera del hotel.

Al llegar a la sala todos suspiraron.

— ¡Por fin! —gritaron Javier, Harry y Fred al unísono — ya estos chicos nos tenían al borde de la locura.

— ¿Al borde de la locura ? —Pregunta una confundida Yohana—.

— Sí —dice Harry—.

— ¿Será que me veo bien con esta ropa? —dice Javier imitando a Aidan—.

— ¿Será que me rocié mucha colonia? —dice Miguel imitando a Pablo—.

— ¿Será que estará a gustó conmigo? — dice Harry imitando a Aidan—.

— Y demás cosas que son estresantes de escuchar en la habitación —comenta Javier—.

— Después de bajar, pensamos que íbamos a descansar de esas preguntas de enamorados —comenta Fred— pero no fue así.

— Exacto —dice Ismael— ¿Será que ya vienen?

— ¿Será que se demoran? —dice Estiben—.

— ¿Será que les paso algo? —Comenta Miguel—.

— ¿Será que no nos quieren ver? —Comenta Estiben—.

— Será, será, será.... tantas preguntas que escuchamos por parte de estos chicos tan intensos —comenta Ismael— definitivamente fue un castigo esperarlas cerca de ellos.

Y nosotras reímos al ver las caras avergonzada de los chicos.

— Jamás pensé que Pablo y Aidan fueran tan pendientes de uno —comenta en voz baja Yohana—.

— Yo tampoco, pero bueno aquí los vemos —comento en igual tono—.

— En fin, ya llegaron las niñas así que vamos —comenta Mamá Mariana levantándose de la silla—.

— Un momento —dice Aidan— falta algo muy importante —todos quedamos confundidos hasta que el se acerca— bendito sea Dios por haber permitido que un ser tan perfecto y hermoso como tu este ahora mismo en frente mío, para deleitarme con su presencia —dice eso y besa su muñeca—.

— Grandioso, ya no hay un solo romántico empedernido —comenta Ismael rodando los ojos y yo río por lo bajo—.

— Se está esforzando el chico —digo a Pablo quién ya estaba a mi lado—.

— Si, eso veo — comenta Pablo — yo si estoy esperando que Yohana lo rechace para reírme un rato de el.

— ¡Hey! —digo golpeándolo levemente — ¡Que gran amigo eres!.

— Hey él fue el que más se burló cada vez que me rechazaban —comenta Pablo — el que reciba una cucharada de su propia medicina y no reírme sería perjudicial para mi salud. Con una oportunidad como esta ni la podría aprovechar.

— Sí, claro —digo y comenzamos a caminar a la salida del hotel—.

El hotel es muy hermoso y moderno, construido a unos pocos metros de la orilla del mar. Dentro hay varias salas de juegos, restaurante y piscinas. Sin embargo, caminar a la orilla de la playa con una gran puesta de sol como se ve ahora, es mucho mejor que estar encerrado en el hotel.

Se ven muchas parejas, familia y niños corriendo, jugando o simplemente disfrutando de lo maravilloso que es la naturaleza.

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