Embarazada del CEO. romance Capítulo 10

El cuerpo de mi jefe, siempre lo había clasificado como grande y fuerte por la estatura que tiene y cuanto musculo tiene en todo su cuerpo. Pero ahora que estaba tan cerca de él, podría clasificarlo como asfixiante y tenebroso.

Él es demasiado atractivo. Por eso, tiene tantas conquistas como la que toca a la puerta con insistencia. Pero en estos momentos, da miedo y ese miedo, es una clara señal del peligro que él emana por el enojo que tiene en estos momentos.

Es evidente que no va a negociar conmigo y el hecho de pensar que mi hijo es arrebatado y yo soy enviada a la cárcel por concebirlo de manera ilegal, me causa un dolor inmenso y aunque no quiera, mis ojos se nublan y mi voz se quiebra.

Señor Delacroix… — susurro con voz herida

No, Kim. Debemos mostrarnos fuertes. Si nota que eres débil, más rápido te quitará al niño y eso será para él como quitarle un dulce a un bebé. Sabe que llorará, pero no hará algo por recuperarlo y por eso, lo quita de un solo movimiento

¿Qué vas a decirme, Kim Morgan?

Aún no es su hijo. Así que, aléjese de mí y compórtese o tendré que denunciarlo por acoso laboral. — digo con dureza y ello a él lo sorprende tanto, a tal punto de alejarse sorprendido de mí.

Vaya, tienes agallas para decirme eso, Kim Morgan. ¿Por qué estás tan segura? Quizás, creas que puedes ganarme porque eres casi abogada. Pero no es así.

No hay casi algo o son o no lo son. Efectivamente, aún no soy abogada, pero después de culminar mis prácticas, tendré una tarjeta profesional que certifique que soy abogada. Sin embargo, no le hablo así por estudiar leyes. Le digo ello porque, aunque yo haya tomado una muestra de esperma, las probabilidades que sea suyo, es poco. — digo segura, aunque sé que miento.

Estas muy segura de ello, mi pequeña ladrona de esperma. — dice en tono burlón.

Señor Delacroix, le agradezco que encuentre una forma prudente y respetuosa de llamarme, si ya no desea llamarse señorita Morgan. — digo arreglando mi vestido.

Alessandro sonríe, pero es claro que no es porque le cause gracia, sino, como enojo o indignación.

Vaya que eres una caja de sorpresa. Tan impecable y seria que aparentas ser, pero eres una…

Le ruego que piense en lo que va a decir a continuación, señor Delacroix o le aseguro que no terminara esto en una disculpa por mensaje. — le advierto mientras la mujer detrás de mí, continúa tocando.

Está bien. — murmura.

Ahora, lo dejo para que hable con su posible socia que lo llama con insistencia. Después, podrá buscarme en mi puesto de trabajo o llamarme para que venga aquí, con permiso — digo abriendo la puerta antes que él responda y saliendo, mientras dejo a la mujer en el interior de su oficina.

¡Kim Morgan, aún no he hablado bien contigo! — grita enojado y es su “tercera conquista” quien le responde.

Oh, no. Yo vine aquí porque me pediste que viniera a hablar sobre negocios y otras cosas más. Así que, no me dejes esperando más, Alessandro.

Aléjate de mí — dice mi jefe saliendo de la oficina y yo paso cerca de mí puesto de trabajo, pero no me quedo allí. Si algo es claro, es que el CEO de la empresa, no me va a dejar escapar. Por lo que, corro al ascensor como única ruta de escape.

Por fortuna, este abre de inmediato y entró al mismo antes que el gran Alessandro Delacroix, llegue al ascensor. Suspirando aliviada, selecciono el primer piso y sabiendo que no puedo volver siquiera por mi bolso, salgo del ascensor cuando llego a mi destino y corro a la salida más cercana huyendo de la ira del CEO.

Asustada y sabiendo que debo salir del país si es posible hoy mismo, subo a un taxi y corro al apartamento de Lu donde la llamo, porque si ella es mi cómplice, juntas debemos huir antes que la furia de Alessandro Delacroix nos alcance y nos haga pagar doble el robo que hicimos.

Lu, no me responde y por ello, le dejo un mensaje que es tan claro como el agua:

Capítulo 10 La venganza de dante 1

Capítulo 10 La venganza de dante 2

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