Lin Xinyan se quedó perpleja por unos segundos. Zong Jinghao pudo ver cómo ella estuvo tratando de quitárselo de encima durante un rato. Después, ella se detuvo y le preguntó:
-Tú... ¿Estás bien?
Se estaba protegiendo de él de manera instintiva. El cuerpo robusto de Zong Jinghao estaba encima de ella, quien ardía en deseo sexual y casi no pudo contenerse. Sin embargo, se contuvo con fuerza y dijo:
-¿Crees que tenga fiebre?
«¿Tocar su frente? ¿Acaso no sabe que no lo puede tocar ahora? ¡En especial las mujeres!» Pero era solo el instinto de Lin Xinyan, ya que cada vez que alguien estaba enfermo, ella le tocaba la frente y, como no se sentía bien, lo trató como a un paciente.
-Es bueno saber que estás bien.
En ese momento, Lin Xinyan pudo sentir el peligro y trató de quitárselo de encima, pero la sujetó aún más para impedir que evitara mover su cuerpo.
-¿No quieres pagarme después de que me utilizaste? -dijo.
Sus labios estaban tan cerca a su oreja que casi tocaban su piel. Sobre ella caían las volutas de vapor caliente que salían de sus labios y la adormecían. Ese íntimo gesto desgarró el viejo sueño que se encontraba enterrado en lo más profundo de su ser. Esa noche, el hombre la mantuvo debajo de él y la violó. Ella estaba temblando mientras que él estaba tenso.
-Señor Zong, yo... lo llevaré al hospital. —Se obligó a mantener la calma y dijo-: No soy virgen y estoy segura de que no le gustará.
Lin Xinyan puso énfasis en las palabras «no soy virgen» de manera deliberada; pareciera que estuviera recordando o, mejor dicho, haciendo que la detestara a propósito, ya que una vez que él la odiara, sería capaz de contenerse por más que lo deseara. Y pareció funcionar, ya que después de escucharla decir «no soy virgen», seguía ardiendo en deseo, pero ya no era tan fuerte. Luego, deslizó su dedo por su mejilla y mentón, pero de pronto la tomó del cuello y le gritó con furia:
-¿Estuviste involucrada?
—No, para nada —dijo sacudiendo la cabeza—, ¿Por qué me uniría a ellos y conspiraría contra ti si ambos seguimos enojados? Tengo que contar con tu apoyo y sé muy bien qué es más importante para mí.
Su sudor caía sobre el rostro de Lin Xinyan, lo cual hacía que su cuerpo se tensara. Podía sentir cómo en verdad trataba de contenerse. El sudor de su frente se hizo visible cuando un auto lo alumbró desde afuera con sus luces; a continuación, Lin Xinyan trató de mover su brazo y él no la detuvo. Una vez que abrió la ventanilla, el viento corrió por el auto. De alguna forma, el ambiente íntimo disminuyó al igual que la embriaguez de Zong Jinghao.
-Llama a Guan Jing -dijo con una voz profunda y áspera.
Se recostó después de que terminó de hablar.
Por otro lado, Lin Xinyan se levantó y le tocó el bolsillo. No sabía en cuál de los bolsillos de la camisa había puesto su celular. Hurgó dos veces en todos ellos, pero no pudo encontrarlo. Cuando tocó el bolsillo de su pantalón, Zong Jinghao frunció el ceño y le dijo:
—No estés hurgando.
Se podía escuchar, en particular, cómo moderaba su voz. De pronto, abrió los ojos, se quedó mirando a Lin Xinyan y dijo:
—Si vuelves a hurgar...
Zong Jinghao tenía miedo de no poder controlarse. Así que, tomo la mano de Lin Xinyan y la colocó en el bolsillo derecho de su pantalón.
-Aquí está -dijo él.
Una vez que terminó de hablar, la soltó y volvió a cerrar los ojos. Luego, Lin Xinyan sacó el teléfono de su pantalón, buscó el número de Cuan Jing y lo llamó. Salió del asiento trasero y lo esperó afuera, pues era muy peligroso seguir adentro del auto. No era seguro que Zong Jinghao en verdad pudiera contenerse.
Guan Jing fue muy rápido, ya que en tan solo diez minutos logró llevarlo de regreso a la villa. Se suponía que Lin Xinyan le pediría que lo llevara al hospital porque le preocupaba que su salud se viera afectada, pero Zong Jinghao le pidió a Guan Jing que lo llevara de regreso a la villa.
-¿Ya lo cambiaste de ropa?
Lin Xinyan asintió y le pasó la ropa mojada a la señora Yu.
—El señor Zong necesitará que alguien esté con él esta noche. Así que, quédate y llámame si necesitas algo. Ya me voy a casa. -Cuan Jing tomó su chaqueta.
Lin Xinyan asintió como si se estuviera resignando a su destino. Después, tomó una toalla seca y le secó el cabello. Sin embargo, cuando estaba a punto de levantarse y devolver la toalla a su lugar, Zong Jinghao la tomó de la muñeca de manera sorpresiva y la jaló hacia la cama. Se dio la vuelta y la puso debajo de él. Cuando ella trató de empujarlo, la abrazó aún más fuerte. Con fuerza, rodeó su delgado cuello con sus brazos, acercó su cabeza al cuello de Lin Xinyan, y dijo con suavidad:
-No tengas miedo.
No obstante, le daba miedo moverse. Además, como su voz fue muy suave, no pudo escuchar lo que dijo, entonces le preguntó con delicadeza:
-¿Qué dijiste?
Pero no le respondió. Después de eso, Lin Xinyan se acostó en la cama como si estuviera muy cansada y se durmió.
A la mañana siguiente, la cálida luz del sol entraba con lentitud por las cortinas de la habitación. Zong Jinghao pestañeó unas cuantas veces antes de que pudiera abrir los ojos. Tal vez, no podía adaptarse a la luz del sol tan rápido debido al sueño tan profundo de anoche. Así que, volvió a cerrar los ojos durante un minuto y después los abrió de nuevo.
Cuando se quiso mover, se dio cuenta de que alguien estaba recostada en su brazo. Volteó y vio a una mujer dormida. Tenía el cabello negro y largo, además de pestañas gruesas y rizadas, las cuales se asemejaban a dos hermosas mariposas posándose en sus parpados. De algún modo, sus rosados labios de cereza y su respiración ondulante le parecían seductores. Lin Xinyan balbuceó cuando trató de mover su brazo con delicadeza. Movió un poco su cuerpo y sus pestañas, y cuando abrió los ojos con lentitud, un impecable rostro apareció a su vista. Él seguía durmiendo muy profundo. Al principio, se puso nerviosa, pero pronto suspiró aliviada. Habría sido muy vergonzoso, si él hubiera estado despierto. Echó la colcha hacia atrás y quiso salir de la habitación antes de que Zong Jinghao se diera cuenta de que ella estaba ahí.
Cuando se paró descalza y se dio la vuelta para cubrirlo con la colcha, su mirada se posó sin querer en su hombro. De pronto, contuvo la respiración. ¿Por qué había marcas de mordidas en su hombro? Estaba muy confundida aun estando sobria.
De pronto, un pensamiento impactante le llegó a la mente.
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