Lin Xinyan levantó poco a poco la cabeza y vio con claridad el rostro del hombre.
-Doctor He -exclamó con sorpresa, y al ver el grupo de personas que estaban tras él, Lin Xinyan se sorprendió todavía más-. ¿Por qué está aquí?
He Ruize era el doctor de su hermano menor, quien tenía autismo, así que se conocieron durante las consultas médicas. Él le sonrió con amabilidad antes de poder abrir la boca para hablar, pero el director del hospital intervino:
—El doctor He está aquí para dar una conferencia.
He Ruize era un psiquiatra reconocido y un experto en autismo.
—¿Qué hay de ti? ¿Qué haces aquí? ¿No te sientes bien? -preguntó He Ruize.
Lin Xinyan pensó en la determinada actitud de su madre y comenzó a temblar.
—¡Yan!
Zhuang Zijin corrió desde el otro lado del pasillo a toda prisa mientras sostenía en sus manos la lista de revisión para la examinación. Se sobresaltó al escuchar decir a la enfermera que Lin Xinyan había huido, pero ahora que ya la había visto, dejó escapar un grito cargado de emoción.
—Mamá... —Lin Xinyan arrugó los labios teniendo ganas de llorar.
—Por favor, regresen ustedes primero. Tengo unos asuntos que atender —le dijo He Ruize al director del hospital que estaba de pie junto a él.
—Doctor He, no lo molestaremos si tiene asuntos pendientes. Dicho esto, le extiendo una sincera invitación para que trabaje con nosotros en este hospital. Si tiene algún requisito, por favor, siéntase libre de hacérmelo saber, yo haré lo que esté en mis manos para cumplir con ellos.
-Lo consideraré -respondió amable He Ruize.
—Señora, vamos afuera a hablarlo, no es apropiado que discutamos esto aquí.
El hospital estaba lleno de gente y no era el lugar adecuado para que tuvieran una discusión allí. Zhuang Zijin también conocía a He Ruize. Hubo momentos en los que ella no podía pagar los honorarios médicos de su hijo y el doctor He a menudo la ayudaba a pagar por el importe restante; por ello, lo respetaba mucho.
Zhuang Zijin sujetó la muñeca de Lin Xinyan con fuerza por temor a que escapara de nuevo y cuando salieron del hospital, Lin Xinyan se arrodilló frente a su madre.
-Mamá, por favor, Xinqi ya no está. Por favor, déjame quedármelo.
He Ruize frunció el ceño, pues se preguntaba de qué hablaba esa chica. Muy pronto lo comprendió, y clavó la mirada en el abdomen de Lin Xinyan. Luego, al ver la lista de revisión para la examinador, que tenía Zhuang Zijin en la mano, le pareció bastante claro que Lin Xinyan estaba embarazada.
«¡Esto es impactante e increíble!»
Él quería saber lo que había pasado, pero era consciente de que no era el momento adecuado para preguntar. Rara vez, Lin Xinyan lloraba enfrente de su madre. Nunca había derramado una sola lágrima, ni siquiera lo hizo cuando su hermano murió; cuando lo hizo, fue en silencio.
Zhuang Zijin no quería obligarla a abortar, pero se preguntaba si su hija aún tendría un futuro si daba a luz a ese bebé. Sin embargo, sabía que ser madre la haría más fuerte, y a juzgar por la reacción de Lin Xinyan, sería muy difícil hacer que se diera por vencida.
-Hagamos lo que tú quieres hacer -suspiró Zhuang Zijin.
Y después de hablar, se dio la vuelta y se fue sintiéndose miserable y sin saber cómo enfrentar a su hija.
Lin Xinyan se puso en cuclillas con lentitud. Se estaba presionando a sí misma para ser fuerte, pero no podía contener sus lágrimas; no quería llorar, pero no podía evitarlo. La carga del dolor y la pena que tenía en el corazón la abrumaba.
Antes de que He Ruize regresara a China, fue a buscarlos, pero descubrió que habían regresado a China y que su hermano había muerto en un accidente automovilístico y no sabía lo que había pasado con ellos en ese periodo de tiempo. Él también se puso en cuclillas y miró a Lin Xinyan, quien solo era una adolescente cuando él la conoció, pero desde entonces ella ya era muy sensata y cuidaba de su hermano menor y de su madre.
Una vez, él vio que solo tenía dinero que apenas le alcanzaba para comprar dos almuerzos, los cuales se los dio a su madre y a su hermano. A pesar de que ella no comió nada, le dijo a Zhuang Zijin que ya había comido. Era tan sensata que él sentía pena por ella.
He Ruize extendió la mano para tocarle la cabeza y consolarla, pero antes de que pudiera posar su mano sobre ella, Lin Xinyan de pronto levantó la cabeza y lo miró.
-Gracias por ayudarnos antes. En el futuro, cuando tenga dinero, le aseguro que se lo devolveré.
He Ruize detuvo su mano antes de tocarle la cabeza y la retiró poco a poco.
-Tonta, toda la ayuda que les di fue por mi voluntad, así que no hay necesidad de que me devuelvas el dinero -dijo él, sonriente.
Un Xinyan negó con la cabeza.
—Usted es amable, pero no olvido su ayuda.
«En el futuro, cuando pueda hacerlo, sin duda le devolveré el favor.»
-¿Dónde vives? -dijo He Ruize ayudándola a levantarse-. Te llevaré a casa.
En ese momento, Un Xinyan estaba preocupada por Zhuang Zijin, así que asintió y le dio su dirección. Cuando llegaron al lugar, Un Xinyan empujó la puerta para abrirla y bajar del auto.
ella dijo.
-Aparte de mí, Zhuwei es la dueña de este lugar. ¿Sabes a lo que me refiero?
Lin Xinyan sintió que eso fue del todo innecesario. Después de todo, ella nunca se había concebido a sí misma como la dueña y por eso se preguntó por qué él tuvo la necesidad de aclarar eso.
-Lo sé, me iré a dormir. -Lin Xinyan dio la vuelta y caminó hacia la habitación.
—Señorita Lin. —Bai Zhuwei la miró—. Lo siento.
Lin Xinyan se sintió confundida y la vio sorprendida. El rostro de Bai Zhuwei tenía una expresión de profundo arrepentimiento.
-A pesar de que tienes un acuerdo de matrimonio con Hao, él y yo nos conocemos desde hace mucho tiempo. De no ser por ti, sería yo la que estuviera casada con él. Estamos enamorados, así que...
-Así que, ¿qué?
Lin Xinyan tenía claro cuál era su posición en esa situación, y no quería ser un obstáculo para ellos. «¿Por qué Bai Zhuwei dijo eso?»
-Es solo que me siento culpable de que estés casada con Hao, puesto que él me ama a mí.
-No hay necesidad de que sea así.
Pensando como una persona normal, se preguntaba si las partes de una relación tan incómoda deberían evitar interferir con la otra parte. «¿Bai Zhuwei me está diciendo todo esto para mostrar su lado amable enfrente de Zong Jinghao?» De un modo inexplicable, Lin Xinyan no tuvo una buena impresión de ella.
Zong Jinghao entrecerró los ojos y se quedó mirando su rostro.
-¿Qué clase de actitud es esta?
Lin Xinyan arrugó los labios. Todo lo que quería, era pasar ese mes en paz, quería obtener lo que le pertenecía, e irse. Esa mujer había sido la extraña que dijo todas esas cosas. «¿Cómo debo responder?»
-¿Cómo quieres que responda?
Lin Xinyan no sabía cómo contestar ante las palabras de Bai Zhuwei.
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