Enamorándome de ti romance Capítulo 83

Como a Lin Xichen le encantaban los camarones, Zhuang Zljin le miró con una sonrisa de satisfacción y dijo:

—De acuerdo, lo compraré.

—Yo también quiero. -Lo que quería su hermano también lo quería ella aunque no le gustara de verdad.

—Bien, lo compraré. -Zhuang Zijin estaba acostumbrada a eso.

La señora Yu miró sorprendida a Lin Xichen y Lin Ruixi mientras hablaban, pues esos dos chicos eran tan guapos y hasta tenían un par de ojos brillantes que eran idénticos a los de Zong Jinghao cuando era joven.

—Sé cuál es el puesto que siempre vende camarones frescos. -La señora Yu se acercó mientras miraba a los dos niños y dijo-: ¿Son...?

Zhuang Zijin estaba acostumbrada a que alguien entablara conversación con ella. En el pasado, cuando estaba con los dos niños la gente los miraba e incluso se acercaba a hablar con ella por lo que estaba acostumbrada a lidiar con este tipo de situaciones.

-Mis nietos.

—Son lindos. —La señora Yu no podía dejar de mirar a estos dos niños, ya que eran en verdad adorables.

Zhuang Zijin sonrió. Sí, ellos son los que la motivaron a vivir. Cuidar de ellos para su hija será su responsabilidad para el resto de su vida y la cosa más feliz que ha hecho.

-Hola, señora. -Lin Xichen fue muy dulce.

-Hola. -La señora Yu le tocó la cabeza y le preguntó-: ¿Cómo te llamas?

-Me llamo Lin Xichen.

-Qué nombre tan agradable. -La señora Yu pensó que este chico no solo era guapo, sino que el nombre que le habían puesto también era agradable.

-¿Por qué no me lo ha preguntado a mí, señora? —Lin Ruixi estaba un poco descontenta mientras miraba a la señora Yu que parpadeaba.

Si se lo pidió a su hermano, pero no a ella, ¿acaso no era tan guapa como él?

-Por supuesto que te lo voy a pedir. -La señora Yu sonrió.

Esta niña era demasiado adorable pues se ponía celosa de su hermano a pesar de ser tan joven.

-¿Cómo te llamas? —La señora Yu le preguntó sonriendo.

-Soy Lin Ruixi, mi hermano y yo tomamos el apellido de mamá -dijo con alegría.

La señora Yu se quedó atónita. «¿Habían tomado el apellido de su madre?»

-¿Qué puesto dice que tiene camarones frescos? -Zhuang Zijin la interrumpió cuando estaba reflexionando.

Como los niños suelen llevar el apellido de su padre, quienes se enteraban de que tomaron el apellido de su madre intentaban indagar en sus asuntos familiares, pero a ella no le gustaba que los extraños indagaran en su privacidad.

—Oh. -La señora Yu señaló un lugar que no estaba lejos de ahí y dijo-: Ese puesto. Puedo guiarte por el camino. Soy su cliente habitual, seguro que no trataran de engañarlos cuando yo esté presente.

La señora Yu estaba muy dispuesta a ayudar y de inmediato se adelantó para indicarles el camino. Zhuang Zijin empujó el carrito y la siguió. Cuando llegaron al puesto, la señora Yu saludó al jefe y le preguntó:

—¿Están frescos los camarones hoy?

—Sin duda son frescos. Por favor, eche un vistazo. -El dueño utilizó su pequeña red de pesca para recoger algunos camarones que saltaban con vigor; luego, habló con elocuencia—. Como usted es mi cliente habitual y no es la primera vez que me compra camarones, estoy seguro de que sabe si mis camarones están bastante frescos.

»Si me compra camarones, le haré la mejor oferta. ¿Qué le parecen 48 por jin? No le daré a nadie los venderá por menos de 60.

-Dos jin para mí, por favor -dijo la señora Yu de inmediato.

Ella tenía dinero. No era una persona extravagante y por lo general regateaba antes de comprar algo, pero conocía muy bien al dueño y otros puestos en realidad no vendían sus camarones por debajo de 60 por jin; como siempre compraba camarones en su puesto, sabía que él no le mentiría.

-El total por dos jin y tres colas sería...

—110,4 —Lin Xichen había terminado de calcular y lo dijo incluso antes de que el jefe pudiera hacerlo.

El jefe se quedó atónito durante un rato antes de seguir pulsando enter en la calculadora y el número que justo aparecía en ella era 110,4.

-¿Qué edad tienes? Eres muy inteligente. -El jefe se rio, pues era la primera vez que veía a un niño guapo que además era muy inteligente.

-Tengo cinco años. -Aunque Lin Xichen fue elogiado por él, no levantó la cabeza ya que era una simple pregunta sobre matemáticas.

El jefe entregó los camarones a la señora Yu y le dijo:

Luego, suspiró al pensar en el hombre al que cuidaba desde que era joven. Con treinta años, no se había vuelto a casar desde que se divorció de su mujer, por lo que no tenía esposa hasta hoy y mucho menos hablar de un hijo. Su rostro se nubló de decepción; si no se divorciaran podría tener ya un hijo ya que Lin Xinyan estaba embarazada en esa época.

Todo eso ocurrió por culpa de Zong Jinghao, todos se habían ido y ahora se había quedado sin nada.

La señora Yu ya no tenía ganas de ir de compras. Como había algunos ingredientes en casa y Zong Jinghao podría no llegar a casa, salió del supermercado. Cuando el conductor se dio cuenta de que la señora Yu no había comprado nada, volvió a mirarla y le preguntó:

-¿Regresará sin comprar nada?

Se podía percibir desconsuelo en el rostro de la señora Yu cuando dijo:

-Ahora no tengo ganas de comer. Vámonos.

El conductor permaneció en silencio.

Cuando la señora Yu llegó a la villa, sintió que la enorme residencia estaba vacía y no tenía nada de vida por lo que no se sentía como un verdadero hogar dado que faltaban la señora de la casa y varios niños.

Llevó su bolsa vacía y lo puso sobre la mesa, suspiró varias veces al pensar en la cara de Lin Xichen y sacó una foto del cajón de la mesa. El niño de la foto era el joven Zong Jinghao. Como no le gustaba sacarse fotos, esa era su única foto de cuando era un niño. La señora Yu miró la foto con detenimiento mientras recordaba la cara de Lin Xichen y se dio cuenta de que se parecía al niño de la foto.

«Son ¡guales. ¿Por qué?»

Zong Jinghao era el único descendiente de los Zong, ya que la señora de la casa solo lo dio a luz a él en ese entonces; más tarde, Zong Qifeng se volvió a casar, pero no quiso tener hijos. Por lo tanto, Zong Jinghao no tenía ningún hermano y era seguro que no era hijo de uno de sus parientes.

«¿En verdad es posible que dos personas sin ningún parentesco puedan parecerse tanto en este mundo?» La señora Yu estaba perdida en sus pensamientos y ni siquiera se dio cuenta de que alguien llamaba a la puerta.

Zong Jinghao guardó su saco y se acercó a la señora Yu para ver cómo estaba, pero ella ignoraba por completo que alguien había entrado en la villa; él levantó las cejas cuando se dio cuenta de que ella estaba mirando su foto y le preguntó:

-¿Qué te ha recordado la foto?

La señora Yu se sobresaltó cuando oyó que alguien hablaba a su lado; después de volver en sí, lo miró y le dijo:

-Hoy he visto a dos niños que eran idénticos a usted cuando era joven.

Ella enfatizó las palabras «idénticos a usted».

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