Encuéntrame romance Capítulo 44

—Mi querida sobrina… —exclamó el hombre con una sonrisa siniestra cuando llegó al sitio, a la vez que Ana taladraba el brazo de Andrew con sus uñas, totalmente estática y con la respiración entre cortada.

Ella retrocedió todo lo que pudo, pero lo que menos pensó fue que su tío Ned, pusiera la mano encima de su brazo para atajarla.

La piel se le contrajo en repudio y sintió unas náuseas apremiantes. Su cabeza le dio vueltas y por un momento supo que había perdido el equilibrio.

—¿Quién es usted? —preguntó Andrew bastante preocupado tratando de proteger a Ana, pero no obtuvo sino una mirada asesina de aquel hombre.

Ned, era tan alto como Xavier y robusto; Andrew, aunque era alto, no tenía ventaja con el hombre, y Overent lo supo desde un inicio. Ojeó al chico y luego desvió la mirada en Ana, quien permanecía paralizada sin poder moverse del lugar.

—¡Quítate! —gritó Ned hacia Andrew empujándolo con fuerza y separándolo del agarre de Ana. El chico cayó a la acera de forma brusca. Algunas personas estaban deteniéndose extrañados, por la situación algo rara que se estaba desarrollando en el pasillo.

Y a resumidas cuentas, era todo lo que Overent quería.

Ned jaloneó el brazo de Ana y luego comenzó a caminar arrastrándola con su paso.

—No se preocupen —le dijo a los que miraban mientras caminaba con ella—. Es mi sobrina y se ha portado muy mal…

Ana veía como estaba siendo llevada en contra de su voluntad entre tanto los demás solo observaban como si eso fuese un show ante sus ojos.

Ella olvidó quien estaba alrededor. Olvidó a Andrew, olvidó a sus compañeros, incluso, olvidó a Xavier. Ahora mismo se veía completamente sola con ese hombre, que la arrastraba quien sabe a dónde. Solo eran él y ella.

Pero un impulso dentro de su cuerpo hizo que diera un jalonazo, se empujó hacia atrás para ofrecer resistencia con el hombre, y con toda la fuerza de su garganta, gritó hacia él.

—¡Suélteme! —siseó mientras sostenía su brazo adolorido. Pero en cuestión de segundos, Ned se acercó tanto a ella, que tuvo que mirarlo hacia arriba. La estaba intimidando de una forma bestial.

Su cuerpo titilaba estúpidamente. No supo si era sudor o lágrimas lo que mojaban su rostro, pero estaba aterrada, así que se envalentonó y volvió a escupirle en la cara lo que más sentía en decir.

—Ya no tengo 8 años, tío Ned…

El hombre la miró de forma descarada formando una sonrisa en su rostro.

—Entonces… podrás decidir mi querida sobrina, así que, te ofrezco dos formas para salir de esta situación… o te vas de aquí conmigo, o tu amante sufre las consecuencias al intervenir… —la valentía de Ana se desmoronó en segundos y el hombre ensanchó más la sonrisa—. Soy más inteligente que tú, Anaelise, y debes tomar una decisión ahora mismo, antes de que sea tarde.

La palabra amante, solo le hizo su corazón añicos. Sabía que tenía que elegir rápido, porque si no se apresuraba, Xavier saldría muy lastimado de todo esto, y no quería más ruina para él.

Después de mucho tiempo ella giró en busca de su paradero, pero vio a Olivia sola y frunció el ceño.

«¡No, por favor! ¿Dónde estaba?», su cuerpo tembló.

Xavier había dado la vuelta al pasillo para no ir de frente a ellos, y así llegar a sus espaldas. Olivia le imploró por muchos minutos que no hiciera una estupidez, ella sabía que él podía joderse literalmente a partir de hoy.

«¿Pero qué opciones tenía?», se preguntó así mismo.

Sabía perfectamente qué estaba tratando de hacer ese maldito, y cuando vio que el hombre le estaba hablando a Anaelise de forma intimidante, supo que estaban llegando a un acuerdo. Pero eso no llegaría a suceder.

Estaba a escasos metros de ellos, ambos de espalda, cuando escuchó que el malnacido le susurró a Ana:

—Entonces… podrás decidir mi querida sobrina, así que, te ofrezco dos formas para salir de esta situación… —escuchó atentamente lo que el hombre le asomó a Ana y su sangre nunca hirvió tanto como lo estaba haciendo ahora. Podía sentir la corriente en sus yemas, podía incluso escuchar retumbar el palpitar de su corazón ante la ira que estaba dominando su existencia.

Sin embargo. Algo peor vino, que terminó por acabar con su cordura.

—Me iré contigo, no tienes por qué dañar a nadie más… —escuchó a Ana mientras vio como su boca se curvaba por su llanto contenido.

«¿Cómo podía sacrificarse así por él?, ¿de qué mundo era, Anaelise?», se preguntó Cox totalmente atónito, y luego vio como Ned jaloneó a Ana para dirigirla al estacionamiento.

«¿Estaban todos ciegos en este bendito mundo, que solo se dedicaban a ver como un hombre arrastraba a una estudiante?», se enojó mucho más con la actitud de las personas alrededor.

Cuando comenzó a caminar, se tropezó con Andrew que parecía correr detrás de Ana. Las miradas de ambos se encontraron y luego Andrew dijo algo muy nervioso.

—Creo que… Ana, no… —Unas gotas de sangre cayeron de su frente y Cox las observó haciendo que Andrew se tocara—. El tipo me empujó a la acera y me pegué con el concreto, estuve aturdido.

—Ve a la enfermería, yo me encargaré —le exigió Cox, pero Andrew se quedó de pie esperando en qué podía ayudar, sin hacer caso a su advertencia. Por nada dejaría a Anaelise sola.

Ana estaba caminando apresurada junto con su tío directo a su camioneta mientras unos sollozos salían de ella. Esperaría a salir de la universidad, pero en cuanto pudiera, si fuera necesario, ella saltaría de esa camioneta así acabara con su vida, pero no volvería a probar esa miseria en la que ese hombre la hundió muchas veces y por tanto tiempo.

Su tío abrió el auto, y en cuanto abrió la puerta para ella, pudo ver como su cabeza se estrelló con la lata del auto, haciendo que ella saltara del susto.

Giró rápidamente mientras mucha gente se aglomeraba en el lugar y luego vio como Xavier comenzó a darle puños en la cara, a su tío Ned.

«¡No…!», su mente gritó, mientras se fue a su espalda para tratar de despegarlo.

Esta vez su tío también se defendió y comenzó una riña entre ellos, que parecía, no tenía fin.

Ella estaba en estado de conmoción cuando fue arrojada hacia el suelo no pudiendo separarlos. Buscó su móvil de inmediato mientras veía a todas partes, en como todos daban gritos incesantes y marcó al sheriff de inmediato.

Cuando dieron los dos tonos, ella le dio la información rápidamente, y por el bufido que soltó Robert, supo que realmente estaban en problemas. Guardó su celular y luego limpió su rostro que estaba bañado en lágrimas, allí fue sacudida varias veces por una persona que intentó ver en medio de semejante despelote.

—¡Maldita sea!, ¡haz algo…! ¡Xavier será muy perjudicado! —le gritó Olivia tan roja y exasperada.

Ana se quitó de su agarre y pidió en súplica a varias personas que la ayudaran, pero nadie quiso atreverse a intervenir. Cuando se asomó de reojo desesperada, vio que Andrew venía corriendo con todos los chicos que le fueron presentados en aquella fiesta, y un alivio recorrió su cuerpo.

Frank, Matt, Adam, Alex, estaban junto a Andrew separando a su tío de Xavier, o literalmente se lo estaban arrancando de sus manos.

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