Encuéntrame romance Capítulo 53

Los sonidos fueron agudos después de eso. Pero se dio cuenta de que él fue llamado porque, Xavier giró la vista al orador y le ofreció una sonrisa asintiendo.

Cox dio unos pasos y luego llamó a la mujer que anteriormente estaba a su lado, para que lo acompañara al centro de la plataforma, mientras la garganta de Ana se cerraba. Ella necesitaba tiempo fuera, porque esto era demasiado.

El corazón fue un zumbido dentro de su pecho, y por un instante el silencio se impregnó, mientras el orador le hacía espacio a Xavier y a la mujer que lo acompañaba.

Cox dejó algunas cosas puestas en el atril y luego observó al frente, a un punto incierto de entre tanta gente.

—¡Buenos días, colegas y estudiantes de medicina!, ¡Bienvenidos!

Todos respondieron los buenos días en coro y él asintió con la cabeza. Pero había algo que le estaba doliendo a Anaelise en demasía, era su cara alegre, él parecía… Feliz…

—Permítanme presentar a mi colega, la doctora, Clarson, y subdirectora del Hospital Keck de USC; ella me ayuda en toda la parte logística —giró hacia ella le dio una sonrisa y luego dijo—. Gracias, Kate…

La mujer le devolvió una sonrisa tímida enrojeciendo sus mejillas, y mientras Xavier la señaló, todos dieron un aplauso para ella.

Ana quería morir en este instante, quería irse, correr y no mirar hacia atrás nunca más. Su garganta estaba siendo demasiado cruel, y muy apretada, a la vez que su corazón retumbaba dentro de ella.

Xavier volvió a pararse derecho tomando el micrófono, leyó algo en el papel y luego alzó la vista.

—Esperamos que ustedes estén dispuestos a ser atrevidos y quitarse el miedo en esta convención, porque créanme… pediremos ayuda de los estudiantes en muchas cirugías, ustedes serán parte de esta actividad de forma objetiva…

Todos dieron un sonido de susto, y el ambiente se tensionó. Pero ni aun con las 2000 personas juntas, Ana creyó que podían estar más nerviosos que ella misma. Entonces Cox prosiguió.

—Si mantenemos el orden con las indicaciones que les di a sus instructores…

Xavier hizo un silenció de repente, y Ana que tenía la cabeza gacha, la levantó extrañada. Cuando ella posicionó la vista en él, los ojos de Cox estaban centrados en toda ella.

Aunque quería, no pudo despegar sus ojos de él, parecía que hilos invisibles los mantenían mirándose fijo; entonces ella notó en cómo la mirada de Cox viajó hacia abajo y detuvo los ojos en la mano que Andrew reposaba en la de ella y su expresión cambió repentinamente.

La mujer, su colega, «o quien sabe quién era para él», pensó Ana, se acercó tomándole el brazo y le susurró muy cerca, mientras Anaelise le leyó los labios, ya que estaba lo suficientemente cerca para detallar todos sus movimientos.

—¿Qué ocurre? —susurró la mujer, y Ana vio como Cox negó y movió su garganta. Pero esta vez el rostro de Cox estaba totalmente serio.

—Lo siento… —volvió a decir por el micrófono, observando nuevamente a Ana con una mirada afilada, y ella no tuvo otra opción que desviarla de inmediato, quitando su vista de él, hasta que lo escuchó de nuevo—. Sus instructores darán indicaciones para que todo se desarrolle con total eficiencia… Estaré siempre por aquí si… alguien tiene algún problema… ahora mi colega les explicará todas las rutas de la convención.

Anaelise alzó la mirada nuevamente y vio como Cox le entregó el micrófono a la doctora, y ella lo recibió muy extrañada. Cox le dijo algo de forma veloz, y luego se fue nuevamente a su sitio, volviendo a colocar la mirada en Ana.

La mujer comenzó hablar de forma pausada, dando indicaciones e instrucciones. Pero nada de lo que ella estaba diciendo estaba entrando en la mente de Anaelise. Ella seguía como una estatua mirando hacia abajo sabiendo que tenía los ojos de Xavier puestos sobre ella.

Pasó la saliva varias veces mientras los segundos se hacían eternos, y su pecho no cesaba de agitarse. Vio como la mano de Andrew apretaba la suya por un instante y se armó de fuerzas para mirarlo a los ojos.

Andrew tenía la mandíbula apretada, pero trataba de parecer tranquilo. Ana le asomó una sonrisa fingida y luego escuchó los aplausos, para desviar su mirada nuevamente a la plataforma.

El orador llegó nuevamente al lugar, se despidió dando nuevamente las gracias a los médicos a su derecha, y ellos se levantaron de inmediato. Ana no quiso mirar en ningún momento, era mejor no ver nada, porque ella estaba concentrada en mantener las emociones que se desbordaban por su piel.

El auditorio se levantó dando aplausos a los pioneros de la convención, entre esos, Xavier, y a ella no le quedó de otra que aplaudir también.

En un segundo, la intriga no pudo más con ella y sus ojos se posicionaron en Cox nuevamente. Pero ella era una tonta, él parecía ocupado discutiendo un asunto importante con esa mujer, mientras la doctora asentía muy de acuerdo con lo que le decía. Sin embargo, en unos segundos muy jodidos para ella, ambos levantaron la vista, la mujer y Xavier, y posicionaron sus ojos en ella.

¡Pum!, ¡pum!, ¡pum!

Era el sonido dentro de sus oídos, mientras evidenció como Xavier frunció el ceño, luego se giró dándole la espalda y la mujer le siguió detrás.

—Ana, debemos irnos —la mano de Andrew atrapó su brazo y ella se despertó de su trance.

Todas las personas se estaban retirando del lugar, y el bullicio volvió a sus oídos de golpe.

—Sí… vamos —Contestó Anaelise tomando su franela.

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