Encuéntrame romance Capítulo 59

Xavier se arrodilló pasivamente evidenciando como Ana se secó las lágrimas y negaba hacia él. Se acercó hasta tener su rostro pegado y luego colocó sus labios en el rostro mojado de Ana.

—Tienes razón —pronunció lento mientras ella abrió los ojos para mirarlo—. Esa es mi regla, yo no amo. Pero…, ¿acaso no te diste cuenta de que tu misma rompiste mis reglas desde hace mucho, Anaelise? ¡Has roto todas y cada una de ellas, desde que apareciste en mi vida! —Él sonrió tomando su barbilla, porque esta situación era muy difícil para alguien tan hueco como él—. No soy el hombre que… Pudiste merecer; un hombre detallista, y perfecto, pero, Ana, yo… al final terminé amándote mucho, y no puedo dejarte ir… ¿Me escuchas? Dime que soy un maldito egoísta, y sí, un completo hijo de puta. Pero si de algo estoy seguro es que, como yo, nadie te ha amado. Esa es mi verdad.

Los labios de Ana temblaron de una forma irracional, sus palabras estaban siendo como dinamita dentro de su cuerpo, todo dentro de ella explotaba, todo vibraba, todo estaba llegando a la cima.

No podía simplemente creer en lo que él estaba diciéndole, ella no podía salir del trance de donde se encontraba.

Quería responder a varias cosas, cómo que no creía en sus palabras, Ana estaba tan cerrada a todo que, aunque las palabras de Cox eran más que suficientes para que ella pudiera respirar, atascó todas las posibilidades, y de lo único de lo que fue capaz, fue de irse encima de él hasta que lo rodeó en un abrazo y comenzó a morder su cuello de forma desesperada.

Cox quiso separarla porque necesitaba saber si el mensaje estaba siendo claro para ella, pero Ana nunca le permitió que la retiraran de su cuerpo.

Viajó hasta su boca al instante y besó a Xavier desesperada.

—Ana, por favor, dime si…

Anaelise tapó su boca y se quedó sentada encima de su regazo.

—No quiero que digas nada más, cada vez que me ilusionas, a la vez me lastimas, entonces ahora solo quiero estar contigo, y si no deseas tenerme, entonces me iré…

Xavier sintió un golpe de ira en todo su cuerpo, todo volvía a bullir dentro de él, quería zarandearla por ser tan tonta, pero de cierta forma entendía su rabia. Le iba a costar mucho volver a recuperar su confianza.

—Ok… —dijo masticando las palabras, de un tirón sacó a Ana de sus piernas y con todas las fuerzas de su alma la quitó de encima de él para levantarse junto a ella.

La observó tan serio como pudo y se arregló la camisa. El rostro de Anaelise era perplejo, simplemente no podía creer lo que Cox estaba haciendo. Él estaba rechazando su oportunidad de sexo con ella.

—¿Qué haces? —preguntó Ana conmocionada.

Cox cerró su bragueta con dificultad, estaba a punto de estallar, muy frustrado y si no salía de aquí, todo su esfuerzo sería en vano.

—Te dije que no quiero sexo… —diciendo esto se puso su bata y se acercó a la puerta y la abrió—. Vamos, debemos ir a cirugía…

Ana básicamente pasó un trago sin poder entender muy bien a qué estaba jugando él. Caminó insegura y luego desfiló por su lado.

Esperó que Xavier cerrara su puerta y en silencio comenzaron a caminar.

Cox no la observó en ningún momento y solo la guio a que ella caminara por diferentes direcciones. Cuando él llamó el ascensor pulsando un botón, fue llamado por la voz de una mujer y ambos giraron en la dirección del sonido.

—Xavier —allí estaba esa mujer que parecía la sombra de Xavier, y se arrepintió mucho de no tardarlo en ese consultorio.

—Kate, —Él dio unos pasos hacia ella y la saludó en la mejilla, ella parecía entender que le hizo como una pregunta con solo mencionando su nombre.

—Dejé al colega encargado… allá, está todo listo, ¿necesitas ayuda aquí? —preguntó ella desviando la mirada en Ana, y justo el ascensor titiló abriendo sus puertas.

Sin dejar de poner la mano en el brazo de Kate, Xavier se giró hacia Ana totalmente serio y le dijo:

—Puedes bajar, encuéntrate con tu grupo y tu instructor los llevará a cirugía. Que tengas feliz día, Ana… —Xavier se giró nuevamente y dio un pequeño empujón a la doctora para comenzar a caminar en dirección contraria—. El doctor Jemison dijo que…

Las palabras de Xavier desaparecieron como desaparecieron ellos de su vista. Ana tenía la saliva atorada en la garganta sin poder creer nada de lo que había pasado. Como por inercia caminó hacia el ascensor y se divisó en un espejo a lo que hundió el botón de la planta baja.

Tenía el cabello desordenado, la boca y los ojos rojos, era un desastre completo, sobre todo al lado de esa mujer que respiraba refinamiento por donde se mirase.

«¿Qué había hecho?, eran tan estúpida», primero le envió un mensaje claro a Xavier que no quería verlo ni en pintura con sus acciones, luego se le lanzó encima como una gata en celo, y todo terminó cuando el mismo Xavier Cox que ella pensó no rechazaba unas piernas, la despidió sacudiéndose las manos.

«¿Podía ella ser más patética en la vida?»

Vio la hora en su reloj y supo que no tendría tiempo de comer alguna cosa, y casi corrió a la emergencia donde se encontró con sus compañeros. Kanye ya estaba preparándolos, y cuando ella llegó al centro, comenzaron a irse al área de cirugía.

Comenzaron a cambiarse y a colocarse la ropa de seguridad, mientras la piel de Ana estaba bajando de temperatura.

Una puerta aún más helada se abrió anunciándole a Kanye que debían pasar ahora y ellos en silencio siguieron el paso de su instructor.

En la cabina donde se encontraban podía verse hacia abajo, estaban como en un piso más alto, mientras todos buscaron buenos lugares en el vidrio, para ver con claridad la operación.

Ana corrió la mirada a todos los lugares, al menos cinco médicos estaban dentro y eso sin contar el personal de enfermería.

Había un hombre allí que tenía un tipo de auricular en la oreja y en su bata azul, un micrófono, y ellos comenzaron a escuchar todo lo que decía.

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