Ana estaba leyendo el mensaje que Kanye había dejado desde las 6 am, una y otra vez, mientras estaba de pie en la emergencia del Hospital Keck de USC. Su grupo fue citado para ejecutar las partes prácticas de la convención, y aunque aún faltaba media hora para que alguien se presentara, a ella se le hacía muy extraño que Andrew no estuviese cerca, porque él era muy madrugador.
Envió un mensaje rápido a Kanye para confirmar si era en esta área donde debía esperar, y no pasó un minuto cuando el hombre, solo respondió: “sí, a las 8”.
Ana rodó los ojos y giró hacia atrás para sentarse en unas bancas y esperar que se hiciera la hora. Desbloqueó la pantalla y fue a internet para saber un poco de este hospital. El nombre de Xavier Cox resaltaba en la primera página, en una foto, reunido con varios médicos, y en su rostro había una sonrisa.
También se explicaba la estructura del hospital y los llevaba a un tipo de rating que fijaba la nación por procedimientos hechos en dicha entidad.
—Hola, Ana —la voz conocida de su compañera Dana la volvieron al momento. La chica estaba junto a Tom, otro compañero de su clase.
Ella guardó el móvil de inmediato y se puso de pie.
—Hola… Kanye me dijo que debíamos esperar aquí, en la emergencia…
La chica asintió y Tom se acercó un poco más.
—Nuestro grupo fue dividido, así que aquí solo seremos 10.
Ana arrugó su ceño porque Kanye nunca le informó de eso.
—¿Dónde está el otro grupo? —preguntó un poco interesada.
—Estará en otro hospital, en el Centro Médico de UCLA, Kanye nos lo informó ayer después de las ponencias…
Recordó la situación, no podía echarle la culpa, ella se había ido de inmediato.
—Ammm, es cierto, no pude estar…
—Sí, notamos tu ausencia y la de Andrew… —dijo Dana con tono de insinuación, aunque está no era la primera vez que sus compañeros asomaban este tipo de indirecta. Todos pensaban que ella y Andrew sostenían una relación desde hace mucho tiempo.
—¿Saben quién nos recibirá aquí? —preguntó Ana interesada por el asunto.
—Creo que la doctora, Clarson —la respuesta de Tom, solo revolvió el estómago de Anaelise, pero en respuesta ella solo asintió.
Después de unos minutos sus compañeros estaban allí, y junto con ella eran 10 en total.
Solo faltaban unos 5 minutos para las 8 am, cuando Kanye hizo acto de presencia, parecía por su apariencia estaba agitado, como si viniese corriendo de alguna parte.
Pasó la palma por su frente, secándose el sudor y los llamó para que se reunieran con él.
Kanye los entró a una parte del hospital que tenía como letrero, “Triaje”, allí había todo tipo de instrumentos médicos, y camillas vacías, para cualquier paciente que no requiriera una emergencia en sí, sino simplemente una atención.
—Bueno, chicos, en unos minutos comenzaremos el recorrido, tendremos algunos especialistas acompañándonos durante el viaje, y… —revisó su reloj—. En dos horas está planificado la primera cirugía que evidenciaran en directo, desde un vidrio.
Sus compañeros dieron un suspiro de éxtasis, y Ana no podía negar que ella estaba emocionada hasta la médula. Aunque otro pensamiento cruzó su mente en este momento.
«¿Vería a Xavier en ese recorrido?»
Kanye estaba dando indicaciones muy precisas, y luego les pasó unos kits para cuando llegara la hora de la cirugía, explicando que aun detrás del vidrio era un área donde se debía tener suma higiene.
Ana estaba leyendo las letras rojas del kit cuando esa voz llegó a sus oídos.
—Buenos días…
Su cabeza se alzó de golpe.
Xavier estaba de pie frente a ellos con la mirada fija en ella.
Tenía una bata médica que hizo reprimir los ojos a Ana y negar, porque esto debía solo estar en su imaginación. «¿Cómo podía verse así?». Ella literalmente sintió que sus pantis se cayeron al suelo.
Soltó un bufido de ironía. Él había planeado esto, lo había hecho incluso desde antes de que ella pisara Los Ángeles.
—¿Cómo amanecieron? —preguntó Cox con las manos en los bolsillos y todos respondieron de inmediato a su pregunta, pero Ana sabía qué era lo que significaba su pregunta.
Decidió mantenerse callada esperando lo que estaba por suceder, quizás esto era solo cuestión del protocolo, a lo mejor.
—Realizaremos un recorrido por el hospital, quiero que conozcan varias instalaciones y algunos especialistas en sus diferentes áreas —explicó Xavier mientras detallaba cada una de las expresiones de Ana—. Así que estas dos horas se pasaran muy rápidas mientras esperamos la cirugía, ¿de acuerdo?
Los estudiantes respondieron nuevamente al unísono y Xavier comenzó a caminar para que todos lo siguieran.
Ana dejó que todos pasaran para quedar de última en su grupo y aprovechó acercarse a Kanye para inundarlo de preguntas.
—Imagino que tú estás trabajando en su plan… —le dijo en un susurro a lo que caminaban, mientras tanto Cox hablaba mostrando las áreas a todo el grupo.
—No sé de qué estás hablando —respondió Kanye caminando más rápido para llegar al lado de Cox y así no tener ningún tipo de compromiso a sus preguntas
Subieron todos a un ascensor, y llegaron a un piso inmenso.
—Vamos al área de cardiología —anunció Cox con voz de orden y en unos pasos más, estaba delante de tres médicos que los recibieron con entusiasmo.
Ellos comenzaron a explicar sus rutinas, los casos críticos y las acciones a tomar, Ana se concentró lo suficiente en el tema, y aun y cuando estaba presente Xavier, ella pudo relajarse sabiendo que estaría segura en medio de todos ellos. Fueron a diferentes áreas donde conoció otras personas, y al finalizar concluyó que el recorrido había sido un espectáculo.
Le hizo las cosas muy fáciles abriendo su boca para encontrarse rápidamente en su interior.
Abrazó el cuerpo de Ana con recelo mientras el suyo propio agradecía el tacto. Luego con su mano tomó su cuello para afianzar más el beso hacia él.
Ana no sabía cuál sensación describir primero de todas las que estaba experimentando en el momento. Supo de inmediato que este beso era muy distinto al de ayer por la mañana, este era de mutuo acuerdo y lleno de aquel desasosiego que ella experimentó sin él.
Por más que besaba y succionaba sus labios, por más que sus lenguas creaban sensaciones irreparables, ella no tenía suficiente, quería prácticamente meterse en él y no salir de allí nunca más.
Pasó desesperada sus manos por el cuerpo de Xavier mientras despegó su boca. Ni siquiera se preguntó si estaba bien o no, ni qué pasaría después, ni tampoco recordó sus pensamientos de la noche anterior donde ella saldría herida de este asunto, y bajó las manos hasta la camisa de él para sacarla de su pantalón.
Xavier se quedó estático con las manos en su nuca mientras veía como Ana estaba tratando de abrir su cremallera.
—Ana… —le retuvo la mano—. Aunque este siendo un maldito por detenerte, debemos hablar primero.
Ella alzó la mirada hacia él con la frustración evidente en su cuerpo.
—¿Qué vas a decirme? ¿Qué saldré lastimada? ¿Qué esto no es conveniente o que debemos hacer un trato? ¡No quiero nada de esa mierda, Xavier!, estoy acostumbrada a ser abandonada, ¿Qué más da si lo haces de nuevo?
La voz de Ana hizo que un nudo cruel se le formara a Xavier en su garganta.
—No quiero abandonarte, no voy a hacerlo… —respondió tomando su rostro y alzándolo hacia él.
Las lágrimas de Ana se escurrieron en su rostro sin contemplación.
—No… no creo en ti, confié una vez y te fuiste… Lo harás de nuevo… Así que déjame, aquí estoy, tengamos sexo, ¿no es lo que deseas? Yo también lo deseo… —Dijo quitando sus manos del rostro y continuó desvistiéndolo—. Esta vez quiero sexo hasta que me canse y luego en dos semanas me iré…
El corazón de Cox se partía en miles de partículas al verla actuar de esa forma, Ana estaba deshecha en sus brazos y podía entenderla, podía comprender como le dolía. Porque este tiempo de ausencia fue un padecimiento terriblemente agotador.
Tomó las manos de Ana las puso en la pared para arrinconarla con su cuerpo, y se pegó todo lo que pudo a ella sin lastimarla.
—Ya no quiero tener sexo, Anaelise. Pero me urge hacerte el amor… Y lo vamos a hacer, créeme… todas las veces que sea posible… Pero antes quiero que…
—¡No! —gritó Ana furiosa mientras su llanto se intensificó—. No me hables de amor, Xavier, porque tú no amas. Ya es suficiente…
Xavier retiró sus manos de Ana mientras ella se escurría por la pared hasta caer al piso.
No sabía hasta qué punto iba a aguantar verla así, ella solo debía escucharlo…
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