—¡Guau, es realmente digno de ser el primero de la lista de ricos en Ciudad R, esta casa es demasiado grande, es incluso más grande que la casa de Antonio! —Nora miró la villa en la que vivía Danitza y suspiró con sincera admiración.
—Dana, creo que en realidad es bastante bueno que vivas aquí, el ambiente es bueno y la casa es grande y acogedora. Solo el transporte no es muy conveniente, pero parece que tienes chofer privado, así que no debe haber problema. —Nora había terminado de mirar la sala y ni siquiera se había molestado en mirar el resto del lugar cuando se sintió atraída por la fruta de colores brillantes que había en la mesa de café.
—Hemos sido realmente bendecidas. Éstas fresas parecen estar muy fresas, y estos mangostinos, son mis favoritos. —Los ojos de Nora brillaban como rubíes.
—Laura, tu familia también es muy rica, ¿verdad? ¿Cuando nos invitas a tu casa a comer? Si no robo lo que hay en tu casa, mi corazón no se sentirá tranquilo. —Nora dijo mientras su boca seguía seguía disfrutando la fruta.
—Ja, ja, ja, ja, sí, puedes venir a robar cuando quieras. —Laura aceptó con gran alegría.
Las tres chicas hacían mucho ruido en la casa, pues cuando estas tres se juntaban, siempre paraban riendo.
—Vamos, es hora de comer, gambas recién horneadas, tu comida favorita. —Gonzalo salió de la cocina, con una gran olla de langostinos en la mano. Las habilidades culinarias de Gonzalo eran muy buenas. Como Danitza se había criado solo con él, éste tenía que cumplir el papel de padre y madre, por lo que había desarrollado una extraordinaria habilidad culinaria.
—Vaya, pero... ¡si es el tío Gonzalo!, ¿cuándo volviste, tío Gonzalo? —Fue en ese momento cuando Nora vio a Gonzalo, y corrió emocionada a abrazarlo.
—¡Nora!, ¡¿qué gusto verte?! Y tú... debes de ser Laura, ¿cierto? Escuché que Danitza dijo que sus amigas iban a venir, así que fui a preparar este puñado de platos. Viéndolas a ustedes hablar tan jovialmente, aah... ¡siento como si fuera mucho más joven ahora! —Gonzalo acarició la cabeza de Nora. Esta niña había crecido bajo su tutela, así que la trataba como a su propia hija, y aunque acababa de conocer a Laura, él sintió un carió especial por ella.
—Aún eres muy joven, tío Gonzalo. —Nora y Laura elogiaron a Gonzalo al mismo tiempo.
—Bien, siéntense, tengo dos platos más que preparar y estarán listos pronto. —Ahora que su salud estaba mejor y no había ningún asunto que lo molestara, Gonzalo se sentía muy relajado.
—Mmm..., ok, seamos buenos y esperemos, el tío Gonzalo es un gran cocinero, ¡mi madre ha aprendido a preparar muchos platos deliciosos gracias a él!— Nora le dijo a Laura.
—Realmente envidio a Danitza, por tener un padre tan capaz. —dijo Laura mientras sus manos ya estaban sobre la cazuela, lista para servirse.
—Vaya, está muy delicioso. —Laura no podía dejar de comerlo, estaba tan delicioso, mucho mejor que lo que cocinaba su propia madre. En definitiva, ella debería de aprender del señor Gonzalo.
Nora vio a Laura comiendo alegremente, así que también se apresuró a participar, temiendo que más tarde no hubiera más cazuela.
Pero Danitza no quería comerlo, ya que el olor era un poco agobiante. Sin embargo, ya habían pasado casi dos meses, y ha tomado diferentes medicinas, así que ya no sentía tanto malestar.
—Danitza, come tú también, ¿por qué no estás comiendo? Si no comes, pronto nosotras lo acabaremos todo. —Las dos se mantenían ocupadas comiendo, pero no se olvidaron de pelar unas cuantas gambas para Danitza.
—Está bien, coman ustedes. Mi padre ahora está aquí, así que yo puedo disfrutarlas cuando quiera. —Danitza entonces devolvió las gambas que le habían dado.
Una vez que las dos comensales escucharon que Danitza no quería comer, lo aceptaron y se limitaron a comer hasta dejar limpio el recipiente de la cazuela.
—¡Dana, te quiero mucho! —Laura también sonrió y entrecerró los ojos, hoy comió muy a gusto hasta el punto de estar completamente satisfecha, haciendo que su estómago se notara en aquella cintura tan delgada.
Tras la comida, las tres fueron a ver la habitación de Danitza. Laura no se sorprendía porque ya ha estado aquí, pero los ojos de Nora se abrieron de par en par, ¿este es el dormitorio? «Es más grande que toda mi casa, y esa gran cama parece muy cómoda».
Nora fue a tumbarse en la cama para sentir su suavidad.
—Me alivia verte así, Danitza, ya no necesitas ir a trabajar. He oído que Victoria fue hospitalizada, pero parece que se irá a trabajar mañana. Debe ser bastante molesto para ti verla, así que es bueno quedarse en casa con el tío Gonzalo. —Nora sintió que Alejandro seguía siendo bastante bueno con Danitza, y el ambiente aquí era realmente agradable.
—Pues, mira, por ahora no voy a ir a trabajar, ya que me sentiré muy avergonzada en la empresa. —Danitza tampoco quería ir a trabajar, ya que tenía un trabajo más estable ahora.
Las tres susurraron juntos durante un rato más.En la gran cama de Danitza, las tres cabían sin ningún problema, aún más, todavía sobraba espacio para más personas.
Como ya estaba oscureciendo, Nora y Laura se alistaron para irse a casa.
Danitza las acompañó a la puerta, haciendo pucheros.
—Danitza, pórtate bien. Te llamaremos de nuevo si tenemos tiempo libre. Veo que estás bastante cansada también, así que recupérate pronto, ¿ok?. —Nora y Laura seguían instando a Danitza mientras se marchaban.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Encuentro cercano