Danitza estaba ya tenía un embarazo de tres meses, por lo que sus vómitos provocados por la gestación casi había desaparecido. Cada vez comía más y el bebé parecía ser muy tranquilo en el vientre.
Gonzalo todavía se quedaba en la villa, y Alejandro decía que la comida que preparaba Gonzalo es más del gusto de Danitza, así que le permitía quedarse y ayudar en la cocina para que ella estuviea a gusto.
Esta razón era razonable y Danitza no estaba en condiciones de insistir en que su padre se mudara, además, se sentía bien tenerlo en casa con ella.
—Danitza, ya han pasado tres meses, deberíamos ir al hospital para otra revisión, he oído que es necesario hacer un expediente. —Alejandro se tomó un día de su apretada agenda y se preparó para acompañarla al hospital para otra revisión.
—Puedo ir sola, tú ocúpate de tus asuntos. —Danitza pensó que podía ir al hospital por su cuenta, y que no era necesario que alguien la acompañara.
—Creo que es mejor que te acompañe, de todas formas hoy he terminado con todo lo que tenía que hacer y mañana estaré desocupado. —Alejandro no estaba tranquilo, quería acompañar a Danitza al hospital.
Entonces, Danitza no insistió más en el asunto, de todos modos, Alejandro arreglaría su tiempo razonablemente, y a ella no podría importarle menos.
En tiempo de gestación, Alejandro pasaba más tiempo en casa, pero a menudo salía por la noche. Danitza pensaba que probablemente él sale a ver a Victoria, por lo que ella se sentía un poco deprimida.
***
—Señor Alejandro, este niño no puede ser concebido, tiene un defecto congénito. —La directora del departamento de ginecología miró la ecografía y le dijo a Alejandro.
—¡¿Cómo?! ¿Qué tiene un defecto? ¿Qué problema tiene?— El corazón de Alejandro se agarrotó de repente.
—El niño parece estar subdesarrollado, hasta ahora no se ven sus extremidades. —La ginecóloga señaló la imagen de esa ecografía a Alejandro.
Alejandro la miró y le pareció que tenía razón, pero se trataba del primer hijo de Danitza, ella estaba preparada para ser madre. SI de repente tendría que decirle la razón por la que debería abortar al niño, Alejandro tenía miedo de que ella no pudiera soportarlo.
—¿No puede esperar más? —Alejandro le dijo a la doctora.
—No podemos esperar más. Si el bebé se hace más grande, realizar el aborto puede dejar secuelas en el útero y la madre puede correr peligro, así que tenemos que realizar el aborto ahora. Todavía son jóvenes y si quieres tener hijos, pueden tenerlos cuando todo este bien. —El médico tampoco esperaba este resultado.
Un niño que nace con una discapacidad congénita no sólo sufrirá el resto de su vida, sino que será una carga para todos los demás.
—Entonces lo pensaré y lo discutiré con ella. —El estado de ánimo de Alejandro era deprimente.
—Bien, señor Alejandro. Cuando lo haya considerado mejor, póngase en contacto conmigo lo antes posible para que pueda organizar la operación. —La directora de ginecología también suspiró.
Con el corazón encogido, Alejandro salió del despacho del jefe del departamento de obstetricia y ginecología.
—¿Cómo está todo? —Danitza tenía una mirada esperanzada, sentía que su bebé estaba bien y que no era necesario hacer ninguna prueba.
—Danitza..., ¿tienes hambre?, volvemos a casa primero, tengo algo que hablar contigo por la noche. —Alejandro no había pensado qué decir a Danitza en ese momento, por lo que tenía que ir a la empresa para pensarlo.
—De acuerdo, te esperaré entonces. —Al ver que la cara de Alejandro no tenía muy buen aspecto, Danitza no siguió con el asunto.
Los dos acababan de salir del departamento de ginecología cuando Victoria salió de su escondite. Había visto a Alejandro llevando a Danitza hacia allí, por lo que los había seguido, y ahora que los dos se habían ido, entró en el despacho de la directora del departamento de ginecología.
—Doctora Tania, ¿cómo se encuentra? —Victoria saludó a la jefa del departamento de obstetricia y ginecología.
¿Victoria? ¡Cielos!, esta chica ha crecido mucho y se ha puesto más guapa después de no verla durante unos años. —Tania del Solar era compañera de clase de la madre de Victoria, Micaela Águila.
—Aló, Danitza..., aquel mensaje no era para ti... lo... lo envié mal, no tiene ningún significado. Solo... no culpes a Alejandro..., él no puede evitarlo. —La persona que llamó fue Victoria, su voz era tan ansiosa que estaba a punto de llorar.
—¿Qué quieres decir? —Danitza le preguntó.
—Da... Danitza, no quería decir nada... es sólo que Alejandro... él... no quiere, y el bebé... es inocente... ¡Buaaa!— Victoria terminó y colgó el teléfono llorando.
Danitza tenía la mirada perdida frente al teléfono, «¿quería que aborte a su hijo para no tener que preocuparse de nada? Ya han pasado tres meses, ¿así que eso es lo que esperaba?».
Danitza estuvo así de aturdida durante mucho tiempo, y sólo cuando Gonzalo la llamó para ir a cenar, recuperó el sentido.
Las deliciosas comidas cocinadas por su padre y la nutricionista eran tan deliciosas que siempre habría el apetito de Danitza. A pesar de aquella llamada de Victoria, ella no podía dejarse llevar y dejar de alimentarse.
No sé cuánto había comido, pero Danitza llego al punto de no poder más, estaba satisfecha.
Quería ver a Alejandro en ese momento y quería que le dijera por qué quería que abortara el bebé.
Si abortaba al niño, no habría ninguna relación entre ella y Alejandro.
***
—Danitza, ¿por qué no enciendes la luz?— Alejandro entró en el dormitorio y vio a Danitza sentada en la oscuridad.
—Ale...Alejandro..., regresaste. —Danitza llamó así a Alejandro por primera vez, y había un tono tembloroso en esa voz que era capaz de hacer que el corazón de cualquier persona se sintieran agobiado.
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