—Mauricio, has estado siguiéndome durante tres días. Ya te lo he dicho, yo no sé nada sobre el paradero de Danitza, realmente no lo sé. —Nora realmente no sabía cómo deshacerse de Mauricio.
—Solo te seguía en silencio, no es que no te crea. —Mauricio no dejaba de seguir a Nora. Hace unos días le preguntó a ella sobre el tema, pero ésta dijo que no sabía nada. Ahora no le volvió a preguntar, simplemente la estaba siguiendo atodas partes, haciendo que ella se volviera loca.
—De acuerdo. Mejor si no preguntas, pero te pido por favor, ¡que dejes de seguirme! —Nora tenía incluso un poco de miedo de Mauricio.
Sus colegas de trabajo se preguntaban si se había metido en problemas.
—¿uhm? ¿De qué hablas? Yo solo estoy haciedo mis cosas con normalidad, ¿cómo puedes acusarme de que te estoy siguiendo? —Mauricio realmente había sacado a relucir sus desvergonzadas habilidades.
—¿Estás seguro de que quieres continuar siguiéndome? —Nora se detuvo de repente, se dio la vuelta y le preguntó eso a Mauricio.
En cuanto Mauricio levantó la mirada y se dio cuenta de que estaba frente al baño de mujeres, sacudió inmediatamente la cabeza.
—No, claro que no. Obvio que no entraría, solo me quedaré por aquí un rato.
—¡Haz lo que quieras! —Entonces Nora se metió en el baño. Si hubiera habido una ventana o alguna abertura, habría querido escapar. El propio Alejandro no podía encontrar a Danitza, pues eso era lo que se merecía, pero ella no entendía por qué Mauricio venía a molestarla a ella.
«¿Por qué no le dejo claro a Mauricio que si me sigue molestando, le daré una patada en el culo?».
Después de pensarlo, Nora salió del baño y llevó a Mauricio a un lugar donde no había nadie.
—Mauricio, déjame preguntarte, ¿por qué estás trabajando para Alejandro? ¿Por qué te importa su situación? ¿Le debes algo?
—¿Crees que quiero hacerlo?, es solo que no tengo otra opción, porque quiero saber algo, algo que solo lo sabe Alejandro, así que no me queda de otra más que ayudarlo. Nora, tú eres la mejor amiga de Danitza, ¿cómo puedes ser posible de que depas dónde ha ido? Ellos dos solo han tenido un malentendido. Te lo ruego, ¡ayúdame, por favor! —Mauricio comenzó a seguir suplicando a Nora.
—¡¿Qué tengo que hacer para que lo entiendas?! Danitza no quería que nadie la encontrara, así que no se lo dijo a nadie, ¡realmente no sé dónde está ella!, y aunque lo supiera, ¡¿crees que estaría así sin hacer nada?! Me has estado siguiendo durante todo este tiempo, ¡¡¿acaso me has visto ir a buscarla a ella?!! —Nora finalmente se lo dijo a Mauricio casi rugiendo.
Los tímpanos de Mauricio casi quedan destrozados por los gritos de Noelia.
—Entonces dime, ¿quién es el hombre de tu corazón? —Cuando Mauricio vio que no podía saber el paradero de Danitza, empezó a hacer la pregunta que quería hacerle desde hace tiempo.
—No es de tu incumbencia. Te lo digo Mauricio, será mejor que me devuelvas mi collar o de lo contrario, ¡dejaré de dirigirte la palabra! —Nora quería amenazar a Mauricio con algo, pero después de pensarlo un rato, no había nada con lo que pudiera hacerlo.
—Te lo devolveré tan pronto como me lo digas, ¿qué te parece? Solo quiero saber cómo es esa persona y cómo es mejor que yo. —dijo Mauricio con dificultad mientras se acercaba a Nora y la ponía contra la pared.
—Sr. Mauricio, si realmente está tan aburrido, puede ir a contar los granos de arena de la playa, o si prefiere, ponerse a filosofar de qué fue primero, el huevo o la gallina. Por mi parte, ahora estoy muy ocupada y no tnego tiempo para estar perdiendo con usted. —Nora quería apartar a Mauricio.
Pero el robusto cuerpo de Mauricio no cedía, por mucho que ella lo empujara.
Mirando los labios de Nora que se movían incesantemente, Mauricio sintió que hacía mucho tiempo que no probaba sus dulces labios, y por impulso bajó la cabeza y cubrió los labios parlanchines de Nora.
Mauricio sacó la lengua y relamió el sabor que Nora había dejado en sus labios, sonrió porque le parecía que ella ya no se negaba tanto a besarlo.
Al sacar el collar del bolsillo de su abrigo, Mauricio siempre le parecio muy familiar, «¿dónde he visto este collar antes?».
En su mente, recordó rápidamente a todas las personas que había conocido, pero no pudo recordar quién había llevado puesto este collar, un collar ordinario que ya había perdido lustre, pero que Nora lo atesorara mucho. «¡Ese hombre! ¡Ese maldito tipo!». Eso hizo que el corazón de Mauricio se agriara y se pusiera celoso.
«Al final, parece que Nora realmente no conoce el paradero de Danitza, así que tendré que ir por otro camino. Danitza... Danitza, ¿a dónde fuiste? ¿Es posible que haya abandonado el país?».
Cuando pensó en esto, Mauricio llamó a su amigo y le pidió que comprobara si alguien llamado Danitza había comprado un billete al extranjero recientemente.
***
Desde la última vez que ocurrió algo en el salón de belleza de Tobías, no se había encontrado nada hasta ahora. Aunque esas mujeres ricas no dijeron nada al respecto, definitivamente tenían algo en sus corazones.
Conduciendo rápidamente, Mauricio llegó al salón de belleza de Tobías, donde éste ya le esperaba en la oficina.
—Mauricio, ayúdame a encontrar lo que salió mal. —Tobías observó la llegada de Mauricio antes de aflojar el ceño fruncido.
Como hermano mayor de Tobías, Maurcio estaba allí para ayudarlo a descubrir la verdad.
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