Encuentro cercano romance Capítulo 112

Mauricio siguió al hombre hasta el autobús y estaba a punto de entrar al interior cuando el conductor del autobús dijo:

—¡Oye!, ¡el del traje, coloca la moneda!

Mauricio nunca había subido a un autobús en su vida y se sintió confundido cuando escuchó que tenía que poner monedas.

—Dos euros, ponlos en esa caja, ¡rápido! Si no tienes dinero, ¡bájate! —El conductor del autobús estaba indiferente, mirando a este hombre tan bien vestido pero que intentaba evadir pagar dos miseros euros.

Mauricio se palpó el cuerpo, sacó su cartera, pero no tenía dinero en efectivo, salvo su tarjeta.

—¿Puedo pagar con tarjeta? —Mauricio preguntó al conductor.

—¡Bájate! —El conductor dijo seriamente, pensando para sí mismo: «¿Me estás tomando el pelo, quiere pagar el pasaje del autobús con una tarjeta bancaria?».

Como Mauricio no tenía los dos euros fue expulsado del autobús.

Cuando Mauricio se bajó del autobús, se apresuró a llamar a Alejandro:

—Alejandro, tengo buenas noticias para ti, acabo de ver al padre de Danitza, ha venido a este supermercado Oceano a comprar algunas cosas.

—¡¿Deverdad?! Entonces síguelo y mira a dónde va. —Alejandro se puso de pie con un destello de emoción.

—No puedo, lo he perdido. —Mauricio dijo con impotencia, él también quería seguirlo, pero las condiciones no se lo permitieron.

—¡¿Qué?! ¡¡Maldita sea!! ¡¿Cómo que lo perdiste?! —La voz de Alejandro se elevó, aunque Mauricio parecía un petimetre, era un explorador bajado del ejército.

—Bueno..., cof, cof. Te lo cuento más tarde cuando vaya a tu oficina, hay mucha gente aquí. —Mauricio se sintió un poco avergonzado al querer contar cómo lo había perdido, lo que también era bastante humillante.

—De acuerdo. —No había nada más que Alejandro pudiera hacer, pues Mauricio ya lo había perdido... «¿Puede ser que el padre de Danitza se hubiera dado cuenta que lo seguían?».

Mauricio llegó rápidamente a la oficina de Alejandro, y fue sorprendido por éste nada más entrar.

—¿Qué pasó? ¡¿Qué demonios pasó?!

—Bueno..., estaba siguiendo al Sr. Gonzalo todo el camino después de que comprara algo, ¡pero... se subió a un autobús! —Mauricio apartó la mano de Alejandro.

—Entonces, ¿por qué no lo seguiste? —Alejandro no sintió nada extraño con que se hubiera subido a un autobús.

—Como no tenía... dos euros, el conductor... me echó del autobús, así que no pude continuar siguiéndolo. Y cuando fui a por mi coche, ese autobús ya había desaparecido. —Mauricio extendió sus manos.

—Parece que tendré que llevar algunas monedas conmigo cuando salga a la calle en el futuro. —Mauricio suspiró. Antes nunca se había dado cuenta de que el cambio en efectivo tenía tantos usos.

—Olvídalo. Es bueno saber ahora que todavía está en Ciudad R ¡Excelente! —Alejandro había pensado que Danitza se había ido muy lejos, pero no había imaginado que ellos todavía seguían por los alrededores. Escuchando la ubicación que Mauricio había dicho, no estaban demasiado lejos de él.

***

Cuando Danitza terminó de entregar su manuscrito, Cristian le trajo otra grupo de documentos, dándole el mensaje de que tenía que ser más rápida y que debía tener todo listo después de tres días.

Danitza lo miró y, sintiendo que no tenía ningún problema, aceptó.

Después de salir de la oficina con los documentos en los brazos, sintió un poco de sed, así que ella compró una botella de agua. Justo cuando terminó de comprar, llegó el autobús, así que corrió rápidamente hacia él.

El autobús estaba todavía bastante vacío hoy, por lo que había un asiento vacío a su lado.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Encuentro cercano