Encuentro cercano romance Capítulo 121

Debido a las palabras del abuelo Fernando, la cuñada se sintió demasiado avergonzada para decir que se retiraba, así que tuvo que pedirle a alguien que fuera a traer dinero para ella.

Pero la suerte de Danitza era demasiado buena, y cuando se estaba llegando ala hora acordada, básicamente ganó el dinero de todos.

—Bien, ya es hora, es tiempo de dejar de jugar. Hoy realmente ha sido muy malo. —En cuanto la cuñada vio que se acabó el tiempo, dejó de jugar inmediatamente. Realmente no sabía cuánto dinero perdería si seguía jugando, e incluso pensó que quizás Fernando se había confabulado con ella para ganar su dinero.

—Muy bien entonces, dejémoslo aquí. Vamos todos a descansar. —Fernando miró su caja de dinero vacía, pero igualmente sonrió.

—Alejandro, nunca había tenido tanta suerte al jugar al póquer. —Danitza pensaba que hoy no tendría suerte, ya que antes había jugado con Gonzalo a las cartas, pero básicamente no ganó ningún juego.

—Tal vez sea la familia Hernández la más adecuada para ti, estás en el lugar y momento correcto. —Alejandro sonrió.

La habitación de Alejandro era grande, pero muy anticuada, solo est6aba decorado con colores blanco y negro.

—¡Waaa!, estoy muy cansada. Estar sentada la noche es agotador, así que voy a tomar una ducha. —Danitza sintió que le dolía la espalda y se dispuso a tomar una ducha.

El agua caliente empapó su cuerpo y Danitza se sintió muy cómoda, ésta estaba disfrutando del agua cuando la puerta del baño se abrió de golpe y Alejandro entró con su cuerpo semidesnudo.

—¡Tú!, ¿qué crees que estás haciendo? —Danitza se sonrojó al ver aquella figura que le aceleraba el corazón.

—¿No es obvio?, por supuesto que voy a acompañar a mi esposa a tomar un baño, y ahora he venido a darle un masaje en la espalda. —Alejandro se quitó las sandalias y se metió en la bañera.

La bañera era tan grande que era más que suficiente para dos personas.

Danitza no sabía cómo rechazarlo, así que solo se hizo a un lado. Cuando Alejandro se sentó, éste realmente le ayudo a masajear la espalda y cintura de Danitza.

Su espalda estaba bastante adolorida. Como el masaje era bastante agradable, Danitza se relajó y dejó que Alejandro continuara.

***

A primera hora de la mañana Danitza y Alejandro salieron cogidos de la mano y todo el mundo les esperaba para desayunar.

Danitza se sintió avergonzada, así que asintió con la cabeza a manera de saludo, entonces Alejandro tiró de ella para que se sentara.

Ema miró el trato cariñosos entre ambos, e hizo una mueca de disgusto con los labios. «Gran cosa, no importa lo orgullosa que este, mi prima te robó a tu hombre». Era el pensamiento que tenía ella. Sin embargo, este hombre con el que estaba Danitza ahora era mil veces mejor que Roberto en todo sentido.

—Empecemos a comer. —Dijo Fernando, y todos comenzaron a servirse la comida.

—Recuerdo que Danitza era muy amiga de mi prima, y cuando ella y Roberto se casaron, mi prima siempre hablaba de ello. —Ema comía su desayuno, pero no tenía la intención de quedarse callada.

Sus palabras hicieron que todos los presentes se quedaran sorprendidos, ¿tan temprano en la mañana y ya había un espectáculo? Algunos de los presentes se interesaron al instante, les encantaría ver cómo la cuñada se enfrentaría a Danitza.

—Ema, ¿de qué estás hablando? —Fernando preguntó a Ema cuando escuchó esto.

—Oh, lo siento. No es nada malo, solo quería decir que he conocido a Danitza antes, y ella es realmente una chica encantadora. —Ema fingió deliberadamente que se le había ido la lengua y se limitó a callar al respecto. Era una persona muy inteligente, y si ella volvía a mencionar eso, el abuelo se iba a enfadar definitivamente.

Fernanda miró fijamente a Ema. «Esta nuera realmente quiere ver al mundo arder. Dijo lo que no debía decirse, realmente es igualita que mi suegra».

Todos estaban acostumbrados a los comentarios sin sentido de Alejandro, así que nadie siguió tocando el tema, para alivio de Ema.

«¡Maldito Alejandro!, ¡¿cómo sabe sobre eso?! Ya no importa, solo debo de tener más cuidado. Todas las pruebas fueron destruidas en ese entonces, ¿acaso quedó algo?».

Fue un desayuno muy acalorado, y todos estaban metidos sus propios pensamientos. Después de comer, Alejandro llevó a Danitza al trabajo.

—Laura, acompaña a Danitza hoy. Yo iré a persuadir al abuelo, creo que Danitza tampoco debe está de buen humor. ¡Esa maldita Ema! —Cuando Laura estaba a punto de irse, Fernanda la retuvo y le dio instrucciones.

—¡Está bien, lo sé! —Laura estuvo de acuerdo.

***

—Danitza, no te tomes a pecho lo ocurrido esta mañana. —Mirando a Danitza, que había estado pensativa desde el desayuno, Alejandro la consoló.

—Alejandro, lo que dijo Ema es cierto. Me casé una vez, y ahora tu eres mi segundo matrimonio, además ...— Danitza siempre quiso contarle a Alejandro la deshonra que le hicieron en su noche de bodas.

—Lo sé, yo fui a buscar tu certificado de divorcio y también hice tu certificado de matrimonio. Sé muy bien cómo te divorciaste. —Alejandro interrumpió las palabras de Danitza.

—Bueno, es verdad. Pero, acerca de la noche de bodas, yo...— Danitza seguía insistiendo en decírselo, ya que eran una pareja, sentía que estaba en la obligación de dejar las cosas claras, no quería ocultar nada a Alejandro.

—Cariño, no importa lo que haya ocurrido. Yo, Alejandro, igual quiero estar contigo, así que deja de pensar en el pasado. —Alejandro interrumpió a Danitza una vez más, pues se sentía un poco avergonzado.

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