Encuentro cercano romance Capítulo 137

Cuando Fernanda se enteró de que la abuela de Alejandro se iba a mudar, se sintió molesta. La abuela y Fernanda se detestaban mutuamente y como nunca habían vivido juntas, podían tener una vida tranquila. Pero, ¿por qué tan de repente decidió mudarse para allí?

—¿Vendrá Mónica con la abuela? —Esto era lo que más preocupaba a Fernanda. La abuela siempre había sido cuidada por la ex-esposa de Alfonso, Mónica. Si la abuela se mudaba para aquí, ¿no traería a Mónica? Así, ¿cómo podría vivir en paz?

—Realmente no lo sé todavía. Pero no te preocupes, mamá. Danitza, Laura y yo estamos aquí contigo. No se atreverán a intimidarte. —Dijo Alejandro.

Un hombre nunca entendería la guerra entre mujeres. Aunque Fernanda se lo contara a Alejandro, éste no lo entendería, por eso, Fernanda no se molesta en contarle nada a su hijo.

Por aquel entonces, Alfonso se divorció de Mónica debido a que está tenía una personalidad realmente desagradable. Después del divorcio, Alfonso conoció a Fernanda en una recepción y se enamoró de Fernanda a primera vista. Luego, éste persiguió a Fernanda, se casó y tuvo una familia con ella.

Sin embargo, la abuela Hernández insistió en que Fernanda fue la que sedujo a Alfonso, por lo que ella y Fernanda discutieron entre sí una vez que se conocieron.

—De acuerdo, haré los arreglos. Como la abuela no quiere vivir junto con el abuelo Fernando, así que arreglaré un lugar más tranquilo para que se recupere. —Fernanda no tenía otra opción. Aunque a Fernanda no le gustaba la abuela, era la madre de Alfonso, así que Fernanda solo podía reprimir el agravio.

—Mamá, eres muy amable. —Alejandro elogió a Fernanda.

Fernanda era como una niña en términos de carácter. Si a Fernanda le gustaba una persona, compartiría todas las cosas buenas con ella. De lo contrario, no daría nada a esa persona.

Dicho eso, Alejandro tiró de Danitza y le dijo a Fernanda:

—Mamá, vamos a subir a descansar y le daré a Danitza su regalo.

—Está bien, vayan a descansar y bajen a cenar más tarde. —Fernanda estaba muy contenta de ver a Alejandro y Danitza en una buena relación.

Al escuchar esas palabras, la cara de Danitza se sonrojó al instante.

Alejandro tiró con fuerza de ella hacia arriba con un paquete en la mano, que era el regalo para Danitza.

Tras cerrar la puerta de la habitación, Alejandro abrió el misterioso regalo. Era una versión alemana de «Lo que el viento se llevó». Danitza deseaba este libro, pero siempre estaba agotado. Ella no esperaba que Alejandro lo encontrara.

—No lo he sacado delante de mi madre porque me daba vergüenza. Porque sabía que ella diría que el regalo que te compré no tiene valor. En su mente, solo puede considerarse un regalo, las joyas, el jade o las marcas mundialmente conocidas. —Le dijo Alejandro a Danitza.

Danitza acarició el libro y se sintió conmovida, ya que solo mencionó casualmente este libro una vez, diciendo que lo había buscado durante mucho tiempo pero que no lo había encontrado. No esperaba que Alejandro se tomara sus palabras tan en serio.

—¿Te gusta? —Preguntó Alejandro.

—Me encanta. —Danitza nunca había llevado joyas porque no le gustaban esas cosas, pero este regalo la hizo bastante feliz.

—¿No tienes nada que hacer si algo te encanta? —Alejandro movió su cara hacia Danitza.

Entonces Danitza dio un gran besó al rostro de Alejandro.

Alejandro aprovechó la situación y se limitó a abrazarla con fuerza. Dejó el libro a un lado y la acarició con cariño. Había pasado tanto tiempo desde que se fue, que la echaba mucho de menos.

—Es de día. —Dijo Danitza nerviosa. ¿Y si entra alguien?

—Está bien, ellos lo entenderán. Además, he cerrado la puerta con seguro, ya que sabía que te preocuparías. —Dijo Alejandro mientras le quitaba la ropa a Danitza.

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