Encuentro cercano romance Capítulo 138

El abuelo Fernando no estaba contento:

—Ella está bien en el campo. ¿Qué va hacer ella aquí? Esa testaruda ¿necesita ahora nuestro dinero?

Cuando Alfonso y Mónica se divorciaron, la abuela Hernández insistió en quedarse con su nuera. Ella dijo que no necesitaba el dinero de la familia Hernández, y que quería vivir con ellos. Sin embargo, parece que ahora cambió de opinión.

El abuelo Fernando despreciaba que rompieran las promesas hechas.

—Papá, probablemente mamá nos extraña. —Fernanda trató de persuadir al abuelo Fernando.

—¡Eso es imposible! ¡Toda la familia fue a visitarla durante el año nuevo! Pero ella ni siquiera parecía disfrutar de la compañía. —El abuelo Fernando lo tenía claro. Él realmente conocía a su esposa.

Fernanda no sabía qué decir, parecía que a nadie parecía gustarle la abuela Hernández. Sin embargo, su regreso era inevitable.

Todos los miembros de la familia estaban en la puerta para recibir a la abuela, excepto Fernando

Un auto negro entró lentamente por la entrada de la villa, avanzando hasta detenerse donde estaban todos los presentes. Alfonso bajó primero del coche y luego ayudó a la abuela a salir.

Luego, Rolando y Paulo se apresuraron a ir donde ellos para ayudar a la abuela Hernández. HO día Alejandro no estaba en casa, solo quedaban Danitza y Laura.

La abuela Hernández tenía el pelo blanco, pero estaba sana y saludable. No tenía muchas arrugas, por lo que parecía que estaba bien cuidada.

Pero ella no era de esas abuelas cariñosas, su mirada era aguda, y cuando pasó junto a Danitza y Laura, posó su mirada especialmente en Danitza, a la que miró con disgusto.

—Paulo y Rolando siguen siendo muy cariñosos. A diferencia de otros, que ahora parecen ser demasiado orgullosos para ser educados. —Cuando todos estaban sentados, la abuela Eva dijo estas palabras de repente.

Paulo, Rolando y Ema se alegraron por lo que dijo, pero Fernanda no.

—Mamá, solo tienes dos brazos. No necesitas tanta gente para ayudarte. —Fernanda trató de defender s su familia.

La abuela Hernández miró fijamente a Fernanda. Ahora sabía por qué Danitza era tan indiferente a ella, obviamente era porque Fernanda le enseño.

—Solo escucho excusas. —Dijo la abuela Hernández.

Fernanda quiso explicarse, pero Alfonso le hizo señas.

—Acaba de recuperarse, no trates de discutir con ella. —Alfonso dijo suavemente.

«Aunque la abuela haya venido, es una suerte que no trajera consigo a Mónica». Pensando eso Fernanda se sintió un poco mejor.

—¿Dónde está ese viejo imbécil? ¿Por qué no ha venido a verme? —La abuela miró a su alrededor y no vio al abuelo Fernando.

—Mamá, papá está mal de salud. El médico le ha aconsejado que debe de quedarse en cama, así que debería de estar descansando. —Explicó Alfonso.

—Acabo de salir del hospital y estoy fuerte como un toro. ¿Qué tipo de enfermedad puede tener él? ¡Debe de estar fingiendo! Simplemente no quiere verme. —La abuela estaba enfadada.

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