Encuentro cercano romance Capítulo 146

Cuando Ema regresó a casa hoy, era como una persona diferente. Fernanda tenía mucha curiosidad por saber qué le había pasado.

—Bueno, Ema, ¿tienes algo que decirme? —Fernanda trataba a todos los niños por igual, pero los dos hijos de Mónica siempre la habían odiado, como si les hubiera robado a su padre.

—No, estoy bien. Es solo que ya tengo veintiséis años y fui muy ignorante en el pasado, haciendo que te preocuparas por mí. A partir de ahora, quiero seguirte como ejemplo, así que me esforzaré por gestionar los asuntos de la casa. —Cuando Ema dijo estas palabras, lo dijo en serio. Por supuesto que era en serio, pues quería gestionar a esta adinerada familia. Definitivamente, así ella podría hacerse cargo de la familia Moya con tanta riqueza.

Fernanda no era tan fácil de engañar, por lo que se limitó a mirar a Ema con indiferencia. «Dí todo lo que quieras decir, no soy tan tonta para ser engañada por tus palabras».

—Bueno, entonces me seguirás más para ver qué se puede hacer y luego me ayudarás a hacerlo. —Fernanda le dijo a Ema.

—Está bien, mamá. Ahora iré a ver a la abuela. —Cuando Ema terminó de hablar, fue a ver a la abuela Hernández. Ésta solía volver a su habitación después de comer, ya que en esta casa, nadie le prestaba atención durante el día, y la gente que le gustaba solo volvía por la noche.

Cuando salieron del trabajo, todos los miembros de la familia habían regresado, y los tres hermanos de la familia Hernández volvieron uno tras otro.

Cuando Danitza volvió a casa con Alejandro, Ema vio que ella llevaba puesto el vestido rosa que había visto hoy.

En ese momento, los almacenes Ciudad Rosa dijeron que este vestido era el único en la tienda, así que Danitza no podía estar usando una imitación. Las imitaciones no habrían salido a la venta tan pronto.

—Danitza, no llevabas este vestido cuando saliste hoy, ¿verdad? —Ema se acercó a Danitza y le preguntó deliberadamente.

Sin embargo, se enfadó aún más cuando vio el brazalete de jade en la mano de Danitza.

—Sí. El vestido que llevé hoy se ensució. Así que alguien me regaló esto. —Danitza pensó que este vestido era especialmente bonito. Era sencillo y elegante, lo que le sentaba muy bien.

—Ya veo. —Ema no dijo nada más. Resultó que el vestido que la Sra. Jones había dejado era para Danitza. Siempre sintió que había algo entre ellas, pero no podía decirlo con exactitud.

Hizo que Danitza bebiera la bebida con afrodisíaco y luego se la entregó al Sr. Jones, pero éste no le hizo nada. «¿No miraba siempre a Danitza de forma pervertida? ¿Acaso tenía miedo de la Sra. Jones?» Eso tampoco podía entenderlo, y lo peor de todo es que a la Sra. Jones le gustaba Danitza como si fuera de su familia.

Ema tenía claro que debía averiguar cuál era la relación entre la Sra. Jones y Danitza.

—Danitza, ¿has vuelto? Vaya, este vestido es muy bonito. Es la edición limitada de Chanel de esta temporada, por lo que solo hay diez en el mundo, y dos de ellos están en el país. No esperaba que lo compraras. —A Fernanda le encantaba ese vestido. Así que pensaba comprárselo a Danitza.

Sin embargo, cuando llegó a los grandes almacenes Ciudad Rosa, alguien ya lo había comprado. Así que no había nada que Fernanda pudiera hacer al respecto.

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