Encuentro cercano romance Capítulo 160

—Abuela, te respeto. Sin embargo, te pido que respetes a mi mujer. —Alejandro cargó a Danitza y entró en su habitación después de decir esto.

—¡¿Qué?! ¡¿Estos hombres no pueden dejar de pensar con sus huevos?! ¡Primero, mi marido no quiere hablar conmigo. Luego, mi hijo se enfada conmigo, y ahora, incluso mi nieto se comporta así! ¡¡Yo... !! —La abuela quiso continuar pero fue detenida por Mónica.

—Mamá, no te enfades. Ya es muy noche, deberíamos de ir a descansar.

Mónica acababa de llegar, así que se esforzó por ser magnánima. No quería ser como la abuela, que solo sabía molestar a los demás.

Como la abuela era la mayor de esta familia, así que no importaba como se comportara. Sin embargo, su situación era diferente, ella solo era una ex-esposa, así que tenía que ser más comedida.

—Eres la mejor. Has estado conmigo tantos años y no te has buscado otro hombre. Debe de haber sido muy difícil para ti. —La abuela acarició la mano de Mónica.

Mónica ya había probado a Alfonso. Después de eso, ¿cómo podría sentirse atraída por otros hombres? Por supuesto que ya no buscaría otra pareja.

—Mamá, quiero honrarte. ¿Por qué tendría que buscar otra pareja? Nada es tan importante como tú. —Mónica capturó al corazón de la abuela. Sus palabras eran tan dulces como la miel.

Mientras las dos hablaban, se dirigieron a sus habitaciones. La abuela caminaba mientras maldecía a Fernanda y a Danitza, realmente odiaba a las mujeres bonitas.

Temprano en la mañana, Alejandro despertó a Danitza con un movimiento. Hoy ella tenía que acompañar a Chloé a conocer la cultura del lugar, así que debía madrugar y no podía llegar tarde.

—Danitza, hoy vas a acompañar a la Sra. Chloé. Debes de tener cuidado, ya que el temperamento de la Sra. Chloé no es muy bueno, es alguien muy difícil de tratar. —Alejandro le advirtió a Danitza.

—Sí, lo sé. —Contestó Danitza.

Sin embargo, Alejandro seguía admirando a Danitza. Ayer, de hecho, pasó la noche con Chloé y la señora Jones. Ambas señoras que eran notoriamente astutas y arrogantes.

Danitza eligió el vestido rosa que le regaló la señora Jones. Le gustaba mucho, pues era sencillo y decente. Se hizo un moño por encima de la cabeza, haciéndola parecer más madura.

Prácticamente no llevaba decoración alguna, solo la pulsera de jade que le había regalado Fernanda.

Al mirarse en el espejo, Danitza sintió que se veía bien. Pero todavía estaba un poco preocupada, así que le preguntó a Alejandro.

—Alejandro, ¿cómo me veo hoy? ¿Me veo lo suficientemente digna?

—Sí, te ves muy digna. ¿Cómo no podría verse diga mi esposa? —dijo Alejandro con orgullo.

Cuanto más miraba a Danitza, más sentía que era hermosa y perfecta. Pensó que Roberto fue muy estúpido como para renunciar a una mujer así.

—Qué bueno entonces. Bajemos a desayunar. —Danitza sabía que Alejandro estaba exagerando, pero aun así se sentía muy bien por sus cumplidos.

—Todos estamos sentados aquí. ¿Cuánto tiempo más quieres que los esperemos? —La abuela se sintió de nuevo descontenta cuando vio a Danitza, que lucía despampanante, bajando las escaleras junto con Alejandro.

Fernando miró mal a la abuela.

—Danitza, date prisa a desayunar. Después del desayuno, puedes ir a trabajar. —le dijo Fernando a Danitza. Dejó que los niños comieran primero y se fueran para que no tuvieran que tratar con la abuela en casa.

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