Mientras Danitza terminaba esa frase, su mano había empujado inconscientemente la puerta y lo que se encontró fue la escena de Alejandro abrazando a Victoria, la cual la miró de una manera triunfal. En fin, tal escena era desagradable a la vista.
Alejandro vio entrar a Danitza y trató de apartar a Victoria, pero ésta le rodeó la cintura con sus brazos.
—Oh, lo siento, solo vine a buscar mi taza de té, no vi ni escuché nada, ustedes sigan en lo suyo. —Danitza se dirigió a su anterior escritorio, tomó su taza de té y huyó tan rápido como pudo.
Al llegar al ascensor, Danitza se dio una palmadita en el pecho.
«Vaya, esos dos estaban tan encaramelados a plena luz del día y en la oficina. Probablemente he entrado en un momento inoportuno. Bueno, olvídalo, no pienses más en lo que haga tu jefe, de todos modos, no volverás a trabajar en su oficina».
—Danitza, estás muy roja, ¿es porque has corrido demasiado rápido? —Laura vio que Danitza se acercaba y se sentaba frente a ella.
—Sí, hace un poco de calor. —Danitza agachó la cabeza.
—Guau, ¿la jefa ha venido a inspeccionar el trabajo?, solo han pasado unos días desde que te trasladaron al lado del presidente y ¿has vuelto a bajar? Nos sentimos muy halagados por tu visita. —Camila se acercó en ese momento mirando a Danitza y lo dijo de manera sarcástica y burlona.
Danitza la miró, «¿Por qué todavía está aquí? ¿No dijeron que la despedirían si no podía terminar todo el trabajo ese día?».
—¿Qué pasa? Te sorprende verme, ¿no? Ja, ja, ja, ja, ¿crees que has hechizado al señor Alejandro con esa mirada de zorra que tienes? Déjame decirte que el verdadero amor del señor Alejandro es Victoria, y ahora que Victoria ha vuelto, ¡vamos a ver cómo puedes seguir siendo así de arrogante! —Camila se envalentonó. Victoria había regresado y había hablado bien de ella delante de Alejandro, por lo que no fue despedida.
«Ya veo, esta mujerzuela es una conocida de Victoria, lo que significa que esa Victoria es alguien muy importante para Alejandro», Danitza llegó a esa conclusión en mente.
—¡Oye! Aunque al señor Alejandro le gusta Victoria, todo esto no tiene nada que ver contigo, ¡así que no tienes porque enorgullecerte! —Laura tiró de Danitza, miró fijamente a la sensual mujer que tenía delante, que hablaba de manera despectiva, y quiso darle un puñete en toda la boca.
—¿Quién eres tú? —Camila miró a Laura con sorpresa, no la conocía en absoluto y no sabía que habría nuevos empleados hoy.
—Camila, como no estabas antes, probablemente no la has visto aún, ella es la nueva secretaria, Laura Hernández —le susurraba alguien a su oído.
—Ya veo, así que eres una nueva, ¿cómo es que vas de arrogante si eres una novata? —Camila no se había dado cuenta de que el apellido de Laura también era Hernández.
Miró a Laura, que también iba vestida de manera muy sencilla al igual que Danitza. Aunque era bastante guapa, al ver su relación con Danitza, pensó que probablemente era una estudiante pobre como Danitza.
—Bueno, yo soy una mujer muy generosa, ahora que estás aquí abajo, trabaja como es debido. Esperen un momento que voy a organizar las tareas para el día. —Camila no quiso discutir más. Ella también había regresado reciente, y aunque seguía actuando como jefa de secretaría, era solo temporalmente, aún no era un puesto fijo.
La multitud de espectadores se dispersó. Esperaban ver otra escena hoy, pero quedaron defraudados.
—Ja, ja, ja, ja. Seguro que Camila no se esperaba esto. Qué gracioso. Vamos, Danitza, busquemos un lugar tranquilo para traducir los documentos, creo que terminaré con esto en dos días y medio como máximo, y luego te invito a comer para celebrarlo, ¿te parece? —Laura estaba especialmente contenta con la idea de poder trabajar con Danitza.
—Sí, vamos a decírselo a la señorita Camila, de todos modos, nos ha dado tres días, y no podemos ser molestadas mientras hacemos la traducción, así que podemos ir a la cafetería donde mamá nos llevó la última vez, yo invito. —Danitza pensó en sus tarjetas bancarias y sintió que aún podía permitirse el lujo de invitarla.
***
—¡Me parece bien! —Laura se dirigió a Camila, no esperaba que Camila se mostrara tan amable. Accedió sin más, ya que de todas formas les había encargado el trabajo más difícil.
Los documentos eran sobre el programa de cooperación con Stromman co., cuyo presidente era un viejo muy quisquilloso, que era muy estricto con la exactitud de la traducción de los documentos. En el pasado, las secretarias tenían que contratar a una empresa de traducción profesional para que revisaran sus traducciones, aún así, el viejo les seguía encontrando errores. Pero, como hoy les había encargado la traducción a esas dos que no le caían bien, se quedaba al margen del asunto y, aunque el viejo quisiera hacer problemas, las afectadas solo serían ellas.
Danitza y Laura salieron del Grupo HD de la mano, y en el pequeño Polo de Laura, se dirigieron a la cafetería. Fueron al mismo de la otra vez, donde pidieron café moca y algunos postres, entonces extendieron sus documentos y se pusieron a trabajar.
El tiempo pasaba y las dos hacían los movimientos mecánicamente. Laura tenía un portátil, mientras que Danitza tenía que hacerlo a mano, por lo que era mucho más lenta.
—Aló, Mamá, mándame un portátil como el mío al reservado de la cafetería de la otra vez, lo necesito enseguida.
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