Encuentro cercano romance Capítulo 57

Las tres estaban esperando la comida cuando escucharon a alguien mencionar el nombre de Alejandro en la puerta, pero ya sabían que esa voz suave era de Victoria sin siquiera volverse.

Victoria tenía una larga melena oscura, llevaba un vestido blanco que le daba un aire elegante, parecía una princesa.

Quien no conociera a Victoria se sentiría atraído por su aspecto, su belleza era espectacular.

Victoria, al ver a las tres, se quedó en la puerta sin moverse.

—Victoria, ¿por qué no entras? —Alejandro vio a Victoria de pie en la puerta cuando entró.

—Alejandro, nuestro asiento está ocupado —dijo Victoria astutamente, mientras miraba su lugar favorito, que había sido ocupado por aquellas tres mujeres odiosas.

—Oh, pues nos podemos sentar en otro sitio, de todas formas, no hay mucha gente. —Alejandro también vio a Danitza, y volvió a tener esa sensación de estar siendole infiel con Victoria.

—Pero me encanta ese sitio. Bueno, olvídalo, haré lo que digas. —Victoria puso cara de agravio y luego volvió a comportarse como una chica buena.

—Entonces, ¿cambiamos de restaurante? —Alejandro vio a Danitza y también se sintió muy incómodo.

—No hace falta. Debes de tener hambre, vamos a comer aquí, ¡hace años que no como en este sitio y lo echaba de menos! —Los dos hablaron un montón en la puerta, como si estuvieran actuando. Victoria claramente se estaba luciendo, pero Danitza la ignoró.

—Hola, están aquí, pueden sentarse allí, esa parte es bastante agradable, con buena iluminación. —Cuando la jefa vino a servir la comida, vio a Alejandro y a Victoria de pie en la puerta.

Se apresuró a saludarlo, pero sus ojos miraron primero a Alejandro y luego a Danitza, sin decir nada. Nadie sabía qué quería decir con eso.

—Jefa, ¿aún me recuerdas? —Victoria esbozó una gran sonrisa y fue a saludar a la jefa.

Sin embargo, ese entusiasmo por su parte hizo que la jefa se sintiera incómoda, ya que Victoria había estado aquí muchas veces, pero siempre se mantenía altiva y parecía alguien distante. Ese repentino entusiasmo de hoy era realmente incómodo.

—Sí. Eras la novia del señor Alejandro, ¿verdad? Solían venir mucho por aquí, pero parece que hace tiempo que no venía. —Después de todo, era una mujer de negocios, por lo que era buena hablando.

—Tienes muy buena memoria, gracias por acordarte de mí. —Victoria volvió a poner su pinta de hipócrita.

—Claro que me acuerdo, eres muy guapa, me dejaste una gran impresión con una sola mirada. Siéntense primero, ¿les traido lo de siempre? —La jefa llevó a los dos a sus asientos.

—Sí, lo de siempre. —Alejandro recordó que a Danitza también le gustaba comer lo que pedía.

—Alejandro, me gustaría cambiar un poco, estoy aburrida de comer siempre lo mismo. Jefa, trae tus especialidades. Nos vale con tres platos y una sopa. —Victoria ya había visto que Danitza y las demás estaban comiendo lo que pensaban pedir, y se sintió celosa. Pues, mientras ella no estaba, Alejandro había traído a Danitza a comer aquí, se sentaron en su lugar favorito y comieron los platos que solían pedir.

Todo esto daba a entender que esa zorra de Danitza intentó seducir a Alejandro y por suerte su prima le llamó para que regresara al país.

—Trae lo que ha pedido —dijo Alejandro con una sonrisa a la jefa.

—¿No tienen que trabajar hoy? —dijo severamente el señor Alejandro. Por suerte las tres trabajaban en su compañía.

—Salimos a relajarnos después de teminar el trabajo. Señor Alejandro, ¿no tiene nada que hacer? ¡¿Cómo es que tiene tiempo de acompañar a su exnovia?! —Laura ponía los ojos en blanco mientras hablaba con Alejandro.

A la familia Hernández no le gustaba Victoria, excluyendo aquí a Alejandro, por supuesto.

—No beban mucho. —Alejandro se atragantó con las palabras de Laura y eso fue todo lo que dijo antes de ir al baño.

Pero nadie le hizo caso. Las tres estaban con ganas de beber, y pronto la botella de vino tinto se vació. No solo eso, también toda la comida fue terminada por ellas.

—Uff, que llena me siento. Conozco un sitio que tiene un helado súper bueno, vamos que yo invito. —Nora se levantó y palmeó su bolso.

—¡Bien! Me encanta el helado, venga, vamos. —Las tres aún no estaban borrachas, solo les incomodaba ver a Victoria, así que querían ir a otro lugar a relajarse.

—Alejandro, ¿por qué estás tan distraído, en qué estás pensando? —Victoria notó que Alejandro estaba algo distante en la comida.

—Nada, es solo que me siento feliz de que hayas vuelto y estaba pensando en invitar a algunos amigos a quedar juntos —Alejandro se apresuró a dar un motivo, pero, en verdad que quería invitar a Mauricio y a algunos otros a cenar, así no tendría esa sensación de estar poniéndole los cuernos a Danitza.

—Me parece bien, llevo tiempo sin verlos. —A Victoria no le parecía una mala idea. Justo había dado en el clavo, pues así la gente sabría que Alejandro era suyo.

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