Encuentro cercano romance Capítulo 58

—Señorita Camila, este es el trabajo que usted nos ha encargado. Lo hemos terminado. —Danitza y Laura colocaron los documentos que habían traducido delante de ella.

—Oh, ¿han terminado? Muy bien, pero no hace falta que me lo den a mí, llévenselo al señor Alejandro, que así sabrá que lo han traducido ustedes y podrá recompensarles directamente si todo está bien. —Camila tenía una sonrisa falsa todo el tiempo.

No era estúpida, cuando en el pasado Isabel subía con esas traducciones, se llevaba un buen regaño porque estas no estaban a la altura. Iba a dejar que esas dos las llevasen, y si pasaba algo, el señor Alejandro sabría quienes eran las culpables.

Danitza y Laura se quedaron boquiabiertas con su respuesta, ya que ninguna de las dos quería subir a ver a Alejandro.

—¿Qué pasa? ¿Hay algún problema en la traducción? ¿No se atreven a subir? —Camila vio que ninguna de las dos quería moverse, así que las provocó deliberadamente.

—Bueno, iremos juntas. —Danitza y Laura tuvieron que resignarse.

No era que la traducción no estaba a la altura, era que ninguna quería ver a esas dos personas.

—Por fin llegamos. Danitza, entraremos juntas cuando cuente hasta tres. —dijo Laura a Danitza.

—Vale. —Ir a ver a Alejandro era como ir a la guerra.

Laura terminó de contar y las dos entraron a empujones. Alejandro trabajaba y Victoria estaba a su lado haciéndole compañía, al parecer Alejandro estaba muy a gusto.

—¿Qué pasa? —Alejandro vio venir a las dos. Su cara se mostró menos tensa cuando vio a Danitza.

—La señorita Camila nos pidió que subiéramos las traducciones y dijo que se las diéramos. Esta es mía y aquella es de Laura. —Danitza se inclinó y colocó los documentos sobre el escritorio de Alejandro.

—No tienen que esforzarse tanto, avísenme y bajaré a por ellos, de todas formas, no tengo mucho que hacer en todo el día. Ya pueden marcharse. —Victoria cogió los documentos y se dispuso a guardarlos.

—No, necesito verlos ahora mismo. Victoria, ve y haz una reserva para esta noche. —Alejandro mandó a Victoria a hacer otra cosa.

—Bueno, señor Alejandro, le dejamos con su trabajo. Si tiene algún problema con la traducción nos avisa. —Laura no le gustaba ver a Victoria con esa pinta y tiró de Danitza para irse.

—¡Espera un momento! —Alejandro gritó con prisa y tanto Danitza como Laura se volvieron hacia él, pero este aún no había pensado en lo que iba a decir, y para entonces, Victoria también le estaba mirando.

—Bajen esto, me lo han regalado y no me gusta, así que llévenselo, tómenlo como un premio. —Alejandro sacó una caja de dulces del cajón.

Cuando pasó por la pastelería esta mañana, pensó que a Danitza le gustaba los postres de allí, así que fue a comprar una caja, pero luego pensó que no tendría la oportunidad de dársela. Se podría decir que las dos habían llegado justo en el momento adecuado.

—Gracias, señor Alejandro. —Laura lo tomó y arrastró a Danitza para salir.

Alejandro volvió al trabajo. Como por la noche tenía una reunión, tenía que terminar con el trabajo antes de eso.

Pero Victoria, por su parte, revelaba celos en su mirada. Después de tantos años con Alejandro, lo único que le regalaba eran diamantes y joyas, o bien ropa y bolsos de lujo. Nunca le había regalado flores, dulces, ni nada por el estilo.

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