Encuentro cercano romance Capítulo 60

Victoria se acercó al oído de Alejandro y le contó lo que le había contado su prima, pero Alejandro se quedó realmente sorprendido al escucharlo.

—¿Qué? ¿Cómo sabes que está casada? —La mente de Alejandro estaba en un caos.

—Mi prima lo escuchó sin querer. Esa Danitza lo había estado disimulando muy bien, dice que ni siquiera sabe quién es su marido, ¿no crees que es una mentirosa? ¿Cómo no iba a saber quién es su marido si se ha casado con él? Seguro que es alguien mediocre que le da vergüenza presentar a la gente —juzgó Victoria.

En cuanto Alejandro escuchó el comentario de Victoria, sacó el móvil y abrió la cámara para mirarse, «Creo que no tengo pinta de mediocre».

—No necesariamente, tal vez su marido es demasiado sobresaliente y por eso lo tiene escondido. Pero ¿y qué si está casada? Eso es su asunto privado. En la empresa no hay ninguna restricción de no poder contratar a personal casado —Alejandro habló bien de Danitza.

—Alejandro, ¿no crees que esto es un acto de engaño? Una persona que tiene miedo incluso de revelar que está casada da a entender que sigue teniendo pensamientos sobre otras personas y espera encontrar a alguien mejor. —Victoria no sabía por qué Alejandro, que siempre se había tomado las cosas en serio, estaba siendo indulgente con Danitza.

—Bueno, no está bien querer encontrar a alguien mejor, pero ¿qué sabemos? Tampoco sabemos si es cierto. Venga, vamos a brindar todos. —Alejandro no quiso discutir más sobre si Danitza estaba casada o no.

—Vamos, brindemos una copa, como lo hacíamos hace cinco años. —Alejandro levantó su copa y el resto también lo hizo y bebieron alegremente.

Al ver que lo que decía no llamaba la atención de Alejandro, Victoria pensó que Danitza debía haber ido a seducirlo, y se preguntó qué método había utilizado para ponerlo a su favor.

Victoria se puso aún más celosa de esa Danitza, y pensó que tenía que hacer que abandonara el trabajo voluntariamente o sería un obstáculo para ella.

Después de la cena, Alejandro llevó a Victoria a su casa. Esta estaba sentada a su lado, como había bebido unas cuantas copas de vino, se puso aún más atrevida, así que directamente tomó la mano de él.

—Alejandro, hoy me quedo contigo, ¿vale? Puedes llevarme a cualquier parte. —Mientras Victoria hablaba, sus manos se movieron sin contemplaciones hacia el regazo de él.

Alejandro apartó apresuradamente su mano y el cuerpo de Victoria se abalanzó sobre los brazos de Alejandro.

Alejandro tuvo que aparcar a un lado de la carretera y Victoria, pensando que Alejandro iba a cambiar de dirección, se apoyó en el hombro de Alejandro y le acercó los labios.

—Victoria, quiero decirte algo. —Alejandro enderezó a Victoria y la sentó correctamente en el asiento del pasajero.

—¿Qué es? ¿No será que me vas a llevar a la casa de los Yepes para proponerme matrimonio? —dijo Victoria tímidamente. Él se había puesto triste mucho tiempo cuando en aquel entonces ella lo dejó, por lo que no había salido con ninguna mujer en los últimos años.

Todo dejaba muy claro que Alejandro solo la quería a ella y que Danitza era solo un pequeño episodio sin importancia.

Alejandro se quedó sin palabras, pensaba decirle a Victoria que estaba casado, porque la tal Victoria se le echaría encima si no se lo dejaba claro. Pero, Victoria pensó que le iba a proponer matrimonio, y eso fue un gran error.

Alejandro miró a Victoria y pensó en cómo se lo podría decir. «Bueno, será mejor no contarle nada de mi matrimonio con Danitza por el momento, así podría ver si realmente me gusta Danitza». Volvió a dudar entre Danitza y Victoria.

—Te llevaré a casa primero, y llamaré a tu hermano. —Alejandro hizo una llamada al hermano de Victoria y le pidió que la recogiera en la puerta, diciendo que tenía algo que hacer y que tenía que irse enseguida.

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