Encuentro cercano romance Capítulo 67

Camila tenía un poco de lealtad, de modo que no confesó que Victoria le había ordenado hacer aquello.

Tenía la esperanza de que Victoria se acordara de lo que había hecho por ella y le diera alguna ayuda en el futuro, después de todo, la persona que le gustaba a Alejandro era Victoria y Danitza solo era un interés temporal, todos sabían que a Alejandro le gustaba Victoria desde que era un niño.

Victoria se enteró de que Alejandro había despedido a Camila por lo sucedido a Danitza y que ésta había sido golpeada por Nora y Laura delante de mucha gente, a pesar de que Alejandro estaba presente pero éste no lo impidió.

«¡Esa Danitza es una piedra en mi zapato!».

Todo iba tan bien, pero Danitza tuvo que estropearlo todo. Estuve tan cerca de poder colgar ese vídeo en Internet para difamar la reputación de Danitza y hacer que Alejandro perdiera interés por ella.

Con el lápiz en la mano, Victoria tenía una cara furibunda.

«Danitza, tienes mucha suerte de haber sobrevivido tras morderte la lengua. Todo sería mejor si hubieras muerto».

Esta vez su plan no había salido con éxito, encima, por culpa de Danitza, perdió a su mano derecha, Camila.

«No, no puedo dejar que Danitza se salga con la suya».

Alejandro entró en el despacho y Victoria giró inmediatamente la cara hacia él, volvía a tener su bella y amable apariencia.

—Alejandro, ¿has vuelto? Te traeré un té. —Victoria se levantó inmediatamente y se acercó a Alejandro, ayudándole a quitarse el inexistente polvo del cuerpo.

Alejandro tomó la mano de Victoria y esta se sonrojó inmediatamente, de modo que bajó la cabeza con mucha timidez.

—Alejandro —dijo Victoria tímidamente con su voz dulce. Su expresión habría hecho perder el control a cualquier hombre.

Victoria levantó la cabeza, y se limitó a mirarlo con sus ojos humedecidos, su cara rosada y sus labios asalmonados.

Pero, Alejandro no reaccionó ante tal despliegue de hermosura, aunque en el pasado esto era lo que había soñado alguna vez.

—Victoria, de ahora en adelante no tienes que hacer esto. —Alejandro aflojó el agarre de Victoria.

Por su lado, Victoria rodeó con sus brazos la cintura de Alejandro y rompió a llorar.

—Alejandro, sé que fue mi culpa dejarte en ese entonces, pero desde que me fui al extranjero no ha habido un día que no haya pensado en ti. Ahora he dejado mi carrera y he vuelto. Sé que me equivoqué, perdóname. —Victoria lloraba tan suavemente que uno sentía que podía caer en su seducción en cualquier momento, con muchas ganas de querer protegerla.

—Victoria, nunca te he culpado de nada, no lo piense mucho, aún tengo que trabajar. —Alejandro acarició el pelo de Victoria, pues le encantaba acariciar su pelo desde que era un niño.

Con este gesto, hizo que Victoria se sintiera como en los viejos tiempos.

Alejandro era un hombre muy chapado a la antigua, así que una vez establecida su relación con Victoria, sus gestos cariñosos se limitaban a tomarse de la mano y abrazarse.

Siempre hizo que Victoria dudara sobre si no era lo suficiente atractiva, y cuando le preguntó al respecto, Alejandro le decía con cariño:

—Victoria, quiero guardar lo más bonito de ti para cuando nos casemos.

En ese momento, Victoria sintió que el amor de Alejandro por ella era sólido y absolutamente insustituible por cualquier otra persona.

Victoria lo leyó y de inmediato borró el mensaje, luego, le mandó un mensaje a Camila diciendo que lo había recibido y le pidió que también borrara los mensajes para que nadie se enterara.

Echando un ojo a Alejandro, vio que efectivamente estaba ocupado con su trabajo. Hacía días que no trabajaba, solo volvió un rato el día que despidió a Camila y no había vuelto desde entonces. Alejandro estuvo vigilando en el hospital durante cuatro días.

Danitza no era rival para ella desde ninguna perspectiva, seguramente a Alejandro le gustaba ahora porque le parecía exótico una mujer con carácter que era completamente diferente al de ella, y cuando ese interés temporal pasara, Alejandro volvería a poner su atención en ella.

Victoria se persuadió de esa manera, pero no podía tomarlo a la ligera; tenía que haber una forma de obligar a Alejandro a casarse con ella.

Danitza estuvo cuatro días durmiendo, por eso no tenía sueño durante el día. Estaba lo suficientemente bien como para caminar, pero aún no podía hablar.

Alejandro preparó para Danitza la mejor sala de pacientes, lo que Danitza agradeció mucho, porque todo era pagado por el Grupo HD.

Sentada en el sofá, Danitza encendió la televisión.

Todo lo que ponían eran dramas sin sentido y, después de cambiar unos cuantos canales, no había nada que le gustara, así que se limitó a ver los canales de noticias.

—Danitza. ¿Ya estás mejor? —Alguien empujó la puerta, trayendo una gran cesta de fruta.

Danitza miró que era Victoria y volvió a ver la televisión.

—Danitza, me han dicho que te has mordido la lengua, ¿cómo has podido ser tan dura contigo misma? Pobre. —Cuando Victoria vio que Danitza la ignoraba, se enfadó aún más.

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