Enséñame el placer romance Capítulo 22

Narra Daniel.

—¿Fabian?—lo llamé. Nada más que su cabeza y cuello se movieron mientras miraba por encima del hombro, pero sus ojos no se encontraron con los míos—.¿Qué está pasando, hombre?—le dije—se dio la vuelta y, mientras lo hacía, noté que sus manos estaban apretadas en puños. Lo recorrí con la mirada sobre todo su cuerpo. Por la mirada brillante en sus ojos y el sudor que le salpicaba la frente, estaba claro que estaba borracho—¿Condujiste en ese estado?—pregunté con calma. Estaba claro que estaba molesto por algo. Algo andaba mal.

Dio un paso hacia mí.

—No estoy borracho—mintió. Me di cuenta de que estaba mintiendo. Sus palabras se arrastraron juntas. Dio otro paso hacia adelante, tropezando mientras caminaba.

—¿Quiere que llame un taxi?—preguntó mi secretaria, con pánico en sus ojos.

Le hice una señal para que no lo hiciera todavía.

—Te llevare a casa yo mismo, vamos—comente, alcanzándolo, pero él me apartó la mano antes de que pudiera tocarlo. Fruncí el ceño—. ¿Qué diablos te pasa?— rompí—.Estoy tratando de ser paciente contigo, pero no tengo tiempo para esta mierda—agregue.

— ¿No tienes tiempo para mi mierda?— se burló, dejando escapar una risa profunda—.¿Tú ... no tienes tiempo para mi mierda?—continuó, riendo como si le doliera, y fruncí aún más el ceño. Miré por encima del hombro a Carolina. Ahora estaba preocupada, su teléfono celular en la mano. Negué con la cabeza y ella la bajó.

Frente a Fabian   le pregunté:

—¿Necesitas hablar de algo conmigo? Podemos hablar en privado.

—Oh, créeme—gruñó. Créame, Daniel.Tengo mucho que decirte—dijo, luego se pasó una mano por la cara, tan bruscamente que pensé que silbaría de dolor. Luego se llevó la mano a la frente, usando la palma para golpearse repetidamente—¡Mierda!—rugió.

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