Enséñame el placer romance Capítulo 3

Narra Daniel.

Mientras la tocaba, no pude evitar preguntarme cómo diablos me había metido en esta situación. Por años he intentado detener estos sentimientos. He pasado por la culpa, la depresión, el odio hacia mí mismo y el disgusto para volver a un sentimiento del cual no podía deshacerme: la necesidad de hacerla mía. Sabía que está noche iría con sus compañeros a celebrar, estaba a punto de convertirse en una mujer, pero sabía que ella ya estaba lista para crecer, sus ojos me veían con todas las necesidades y deseos de una niña. Amelia era pura, algo inocente e intacta, todo dentro de mí quería poseerla, sin importar mí amistad de años con Fabian y mucho menos la diferencia de edad entre nosotros. Está noche dejaría a un lado toda mi moral, junto con la confianza de su padre, para bañarme en mis propios deseos más oscuros. Me había alejado de ella durante unos meses para tratar de olvidarme del deseo que sentía por ella, pero fue inútil, no lo pude lograr. Fue entonces que la seguí a su fiesta para cuidarla sin que ella se diera cuenta, pero lo que presencié fue su total ignorancia del peligro que tenía delante de ella. Ese bastardo casi estuvo a punto de violarla. Pero toda mí frustración la deposite en ese golpe.

Sin embargo, en este momento debía concentrarme en darle placer, la bese con más intensidad, luego la llevé cargada hasta mí habitación, la recosté sobre mí cama y me coloqué sobre ella. Estaba desesperado por quitarle ese maldito vestido y disfrutar de su cuerpo, la volví a besar, ella se removió y gimió de placer.

—Puedo decir por tus movimientos que estás desesperada por mí polla ¿Quieres que te ayude con el dolor que se está acumulando en tu dulce y estrecho coño?—le pregunté con lujuria. Mis palabras parecieron sorprenderla un poco, pero luego asintió—. Está bien, ahora déjame desvestirte —le dije deslizando su vestido lentamente, hasta quedar en ropa interior—.Eres jodidamente perfecta—susurre devorándola con la mirada, luego desabroche su brasiel, cuando lo hice ella se cubrió con sus manos algo apenada—.No te escondes, déjame disfrutar de tu cuerpo —mencioné, luego bese sus pezones uno a la vez, estos se pusieron duros, ella se estremecía del placer, mientras lo hacía coloqué mí mano debajo de sus bragas, para tocar su coño, al sentirme gimió aún más—. Estás tan jodidamente mojada, parece que tendré que limpiar este desastre que hiciste para quitar esta opresión que sientes—dije con deseo—. Tú quieres eso, ¿no es así? ¿Quieres que me ocupe de tu coño? —pregunte, ella cerró los ojos estaba completamente excitada— . Solo pídemelo, necesito oírte decirlo—le mencioné.

Ella dejó salir un suspiro de excitación.

—Te lo pido, limpia mí coño—respondió realmente excitada.

En ese momento, le quité las bragas, luego bajé hasta su coño virgen, abrí sus piernas y no pude evitar deleitarme con su coño rosado. Comencé a comerlo  con desesperación, chupé su clítoris con fervor, su aroma y sus jugos eran totalmente exquisitos. Ella se estremecía de placer, luego ingrese la punta de lengua en la entrada de su coño, la embestía con ella, gemía cada vez más fuerte. Pero en ese momento me detuve. Al no sentirme me buscó con su mirada.

—Necesito que veas cómo me haces sentir—le dije poniéndome de pie, ella se inclinó levemente para verme, me quité toda la ropa mostrándole mí polla dura—. Mira como me haces sentir—. Debo de suponer que es la primera vez que miras una frente a ti ¿Cierto?—ella asintió con la cabeza, confirmado así mí sospecha que aún seguía siendo virgen—. ¿Te gustó como comí tu coño—le pregunté.

—Me encantó—contestó ella mordiendo levemente su labio inferior.

—Lo sé. Solo debes dejar que yo lo haga, los chicos tu edad no saben cómo complacer a una mujer, ¿ Entiendes Amelia, solo yo te puede tocar, ya que ese rico y estrecho coño virgen me pertenece a mí y solo a mí, te enseñaré cómo correrte con un hombre dentro de ti —le informe con deseo, ella asintió con la cabeza, luego me acerqué más—. Toca mí polla, siente como está —le dije, vi cuando trago en seco, se veía nerviosa, pero aún así se dejó llevar por la lujuria, sentí su mano suave en mí polla dura, eso me excitó aún más. Dejé que ella la tocará y explorará, pude ver curiosidad en sus ojos, era como una niña pequeña jugando con un nuevo juguete, ella no pudo evitar deslizar uno de sus dedos por la humedad de la punta de mí polla, luego se llevó ese mismo dedo hacía sus labios y lo chupó.

—Me gusta tu sabor. Es salado—dulce —comentó, sus palabras me encendieron a un más, eso provocó que la besara, recostándola de nuevo sobre la cama, abrió sus piernas para que me acomodará entre ellas, mientras lo hacía, tomé la punta de mí polla y la deslicé sobre sus labios vaginales, a modo de solo rozarlos, luego pasé mi polla sobre su clítoris, la agite varias veces sobre este para torturarla del placer.

—¿Te gusta esto?—le pregunté, su respuesta fue un gemido, adoraba ver su cara de placer y los sonidos que hacía—.Déjame escuchar que te gusta lo que le estoy haciendo a tu pequeño coño-pronuncie muy excitado, su coño estaba sumamente jugoso, sentí como cuerpo se comenzaba a estremecerse solo con mí rocé, ella estaba a punto de correrse.

—Si—pronunció de repente con la voz entrecortada, sus manos estaban sosteniendo las sábanas con fuerzas, yo también estaba a punto de correrme sobre ella. Tomé mí polla con mí mano con más fuerza y la sacudí a un más rápido sobre su coño mojado, el cuerpo de Amelia se estremeció por completo, pude sentir su orgasmo salir de su cuerpo, eso me permitió jalar un poco más de mí polla para masturbarme y correrme sobre su vientre poco después mí semen la cubrió por completo, me sentía realmente feliz de haber logrado que ella disfrutara de un momento de placer, aunque fuera solamente con el roce de mí polla, todavía no podía hacerla mía completamente, antes de quitarle la virginidad debía hablar con ella, pero en estos momentos disfrutaría de su cuerpo de otra manera.

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