ENTRE LAS GARRAS DEL ALFA romance Capítulo 10

La decisión en el bello rostro de la doctora, puso en duda a la mucama, la luna estaba furiosa por qué la elección del Alfa, con respecto a su ropa interior no era la adecuada para ella

— ¡Quiero ver al hombre-lobo, llévame con él! — exigió Temperace, la doctora tenía su carácter, no era tan fácil de gobernar

— Nuestro Alfa se encuentra trabajando en su despacho — indicó la mucama

— Temperace, salió de la habitación con la diminuta ropa interior entre las manos, estaba muy cabreada con el peligroso hombre que no midió las consecuencias, entró de golpe al despacho dónde Alexander e Igori, revisaban unos documentos y le aventó las prendas en la cara al Alfa

— ¿Qué demonios significa ésto, hombre lobo? ¿acaso me viste cara de desnudista? — la doctora estaba ahí parada con los puños apretados muy molesta

— Las prendas quedaron esparcidas por todo el escritorios y en los atractivos rostros del Alfa y el beta, los colores rojos, negros y rosa, resaltaban

— ¿Qué? ropa interior comestible — el beta comentó un poco extrañado

— El Alfa, se puso rígido, ¿en qué momento pidió él bragas tan atrevidas? su gélida mirada se oscureció, esa mujercita había venido a su despacho y ventiló algo tan personal ¿acaso no tenía un poco de pudor? ¿qué clase de humana se exhibía de está manera?

— ¿Qué significa ésto, humana? ¿cómo te atreves a ofender a tu Alfa? — la imponente aura de Alexander, se sentía en todo el despacho, el beta quería huir del desastre que se aproximaba, sigilosamente, sacó su peludo trasero de ahí

— ¡No voy a ponerme eso, prefiero andar desnuda que usar esas prendas tan incómodas! eres un hombre lobo pervertido, pero si tanto te gustan estás cosas, ¡usalas tú!

— El Alfa sabía que no podía dejar que su mate le alzara la voz frente a todos sus empleados y lobos que eran sus súbditos — ¿asesinarla? sería buena opción pero los Alfas no pueden matar a sus lunas, sería como suicidarse, ¿encerrarla en el sótano? no es conveniente que muestre crueldad con mi mate, eso solamente me hará ver cómo un salvaje

— Haaaaaa.... ¿qué voy a hacer contigo, luna? — pensaba para él, el furioso lobo, — Alexander, se puso de pie y caminó hacía su mate, Temperace al verlo venir a pasos apresurados hacía ella, su cuerpo tembló, el miedo le recorrió la piel, el hombre se veía demasiado aterrador

— ¿Q.. qué me vas a hacer? ¡no te acerques tanto! estás invadiendo mi espacio personal... — la doctora se puso pálida, levantó las manos y las sacudía de un lado a otro — yo... es que esas bragas no son mi estilo — Temperace, tartamudeaba, estaba intentando calmar al peligroso hombre lobo para que no se la comiera

— Alexander la tomó y la subió a su hombro, la asustada mujer gritaba a todo lo que le daba su garganta, incluso se intentó agarrar de puerta del despacho para intentar impedir que se la llevara pero la fuerza del lobo era impresionante

— ¡Deja de gritar, los empleados van a pensar que te estoy matando! — Alexander, estaba bastante molesto

— Temperace, no sabía a qué le temía más, a qué se la comiera o a qué se la cogiera ahí mismo, no sabía cómo pero podía oler de la piel del lobo sus feromonas sexuales, era tan alto que su pequeña nariz cosquilleaba — ¡carajo, de hoy no paso! estoy entre las garras de este peligroso lobo, no debí hacerlo enfadar — pensaba para si la asustada doctora, quería huir, buscó con la mirada la puerta

— El Alfa tenía los ojos cerrados, olisqueaba el cuello de Temperas, estaba perdido en su aroma, eso lo aprovechó la bella doctora para correr a la salida, abrió la puerta y salió corriendo hasta llegar a las escaleras

— la hermosa doctora estaba prácticamente desnuda, solo llevaba unas bragas azul rey, con sus manos cubría sus redondos senos, Temperace media uno setenta de estatura, su cabellera era oscura uly larga, su vientre era plano, con una curva muy femenina, su pequeña cintura y sus redondas nalgas la hacían parecer una diosa, y que decir de sus grandes ojos grises, esos ojos eran capaces de perder a cualquier lobo por ellos

— ¡Alto! — el Alfa gritó enfurecido, su luna se le había escapado de las manos, estaba furioso, el verla semidesnuda en la escalera, no ayudaba mucho a qué su ira bajara

— Temperas, tembló al escuchar el rugido del malhumorado lobo, su mirada de fijó en la gélida mirada de él, pudo ver un brillo de furia pura, se preguntaba que era eso que había hecho tan mal para que estuviera tan molesto con ella, le reclamó lo de la ropa íntima, se las arrojó a la cara, le gritó, sí lo hizo, pero... ¿era para tanto como para matarla? ¿para esa bestia la vida de una persona valía tan poco?

— El silencio entre Alfa y su luna era sepulcral, más de pronto, del pasillo del fondo, Igori y cuatro lobos más que estaban trabajando en una remodelación, llegaron hasta ellos, los jóvenes lobos recién graduados en arquitectura e ingeniería, su mirada se fue directo al hermoso cuerpo desnudo de Temperace

¡¡¡Si la siguen viendo, les voy a sacar los ojos!!!

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