Entre Mafias romance Capítulo 24

Mía

Intento pensar de forma racional y darle un voto de confianza,aunque me cuesta. Todas mis alertas se encienden preguntándome si me he vuelto loca para confiar en él.

La última vez que confié, terminó mi coche hundido en uno de los canales y yo dada por muerta.

- Marcus, la ensalada tiene almendras. Y yo soy alérgica a las almendras.

Baja la vista hasta la lechuga sin comprender. Ladea  ligeramente la cabeza.

- ¿Cómo de alérgica? - pregunta bajando un punto la voz.

Rebusco las palabras adecuadas porque ya empiezo a comprender a Marcus. Es un polvorín en el que la más mínima mecha provoca que explote. Tal vez enterarse de algo tan íntimo, y saber que se lo he estado ocultado es una de esas mechas.

Mientras espera mi contestación coloca la tapa sobre la ensalada y la aleja de mi hasta meterla dentro de la cesta de mimbre. El tenedor con la lechuga que dejé caer lo mete dentro también. Será exagerado.

- Pues... En plan que puedo morir. Se me cierra la garganta y es... Es muy desagradable.

-¿... Y no has pensado que era importante que lo supiera? ¿ sabes cuantas comidas llevan almendras? 

¿Se enfada por que no lo sabía? Creo que después de su traición no debería exigirme nada. Él menos que nadie debería pedirme explicaciones, pero es Marcus de quien hablamos. Respira profundo para controlarse.

- Marcus, mi padre desde que era pequeña me enseñó a ocultarlo, ni siquiera aparece en mi historial médico - Explico para que se calme - Nunca había entendido porque estaba tan obsesionado, hasta ahora.

Es como si hubiera vivido en la oscuridad y por fin viera la luz. Muchas personas quieren hacer daño a mi padre, ya sea a él directamente o a través de mi hermano y de mi. Sería muy fácil poner un puñado de almendras en mi comida en una de las muchas fiestas a las que ibamos.

- Vale, vale, nada de almendras ¿algo más que deba saber? - me tiende la mano para ayudarme a levantarme.

Niego ligeramente con la cabeza. Cuando es tan atento me siento tímida. He visto como puede ser, pero también veo como es conmigo. Solo espero que no vuelva a defraudarme, dudo que pudiera soportarlo de nuevo.

El roce de sus dedos sobre los míos me producen escalofríos. Tira sin ningún esfuerzo de mi, me levanta como una pluma y me acerca a él, pega nuestros cuerpos y puedo sentir sus músculos bajo la ropa. Levanto la vista y clavo mis ojos en los suyos, su mirada vibrante y llena de deseo acelera mi pulso.

- No más mentiras, Mía.

Rodea mi cintura. Es increíble que tenerlo cerca me altere tanto. Mis pulsaciones se vuelven locas cuando me toca. Me siento como una brújula con un imán cerca, la aguja que debería marcar el norte gira loca. El hombre que más daño me ha hecho es también el que más amo. Tal vez no vuelva a defraudarme.

- Deberíamos volver - Digo separándome para dejar de sentir las sensaciones que me provoca.

Lleva la cesta con la comida en una mano, y con la mano libre busca la mia. Me sorprende que sea tan cercano. Ni siquiera cuando hacía como que me quería era tan atento, pero no aparto mi mano de la suya.

Salimos del sendero y del pequeño bosque. En la entrada del Castillo acaba de aparcar un coche. Abre la puerta y sale Killian.

Tiene un brazo escayolado y muchos golpes por la cara. En la frente tiene una gasa tapando una herida en la que con total seguridad le han tenido que dar puntos ¿qué le ha pasado?

Miro de reojo a Marcus. Quien quiera que le haya hecho eso va a sufrir su furia. Me tenso solo de pensarlo, pero una vez más el hombre que está a mi lado me sorprende. Tira de mi brazo para que me quede un poco rezagada y se acerca hasta su hermano tranquilamente.

- Que mala cara tienes, hermano.

Killian cierra los puños, disimula una muñeca de dolor por el esfuerzo y transforma la cara al momento en una falsa sonrisa. Jamás entenderé a estos dos hombres, pero es evidente que como familia tienen serio problemas.

- Ya ves, un pequeño accidente sin importancia - Comienza a caminar hacia la casa.

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