Entre Mafias romance Capítulo 66

Marcus

Terminamos de instalarnos en el piso de Mía. Un edificio de diez plantas con un total de veinte pisos. La mitad están vacíos y de la otra mitad nos hemos encargado. No podemos dejar que nadie ocupe el mismo lugar y más después de comprobar el poder de Ricky.

Tenemos hombres camuflados en coches, vigilancia en la entrada y dentro del portal. En cada nivel del edificio y por supuesto dentro de la casa. Esto debería ser lo más parecido a una fortaleza.

Paso con mi mujer todo el tiempo que puedo, pero también tengo que ayudar para encontrar a ese desgraciado. Leonardo dejó a unos cuantos hombres con vida y ahora lo que intenta es sacarles información, de momento ha conseguido poco, en cuanto termine aquí voy a ir directo al castillo y me ocuparé yo mismo de esos hombres. Van a cantar con pajaritos.

- ¿Te gusta? - Me pregunta emocionada.

El piso está en la décima planta, la ocupa por completo. Todas las habitaciones son amplias, pero la de Mía es la más grande, al parecer tiraron un muro para ampliarla. Todo en tonos cremas con un gusto exquisito. Como es ella. Unas escaleras suben a la azotea, está llena de macetas y jardineras y hay varios sofás para disfrutar de las noches calurosas, aunque ahora hace un frío de mil demonios.

- Es muy bonito, pero a mi gustaría vivir en medio del desierto si estuviera contigo - Agarro su cintura y la atraigo hasta mi.

Baja la mirada avergonzada, me encanta cuando hace eso. Coloco un dedo bajo su barbilla y la obligo a mirarme. Es preciosa, toda ella es perfecta.

- Me gusta verte feliz - Susurro acercando mis labios a los suyos.

Mi teléfono comienza a sonar y rompe el momento. A regañadientes lo saco y miro quien es el que interrumpe. Joder. Es importante.

Descuelgo y me alejo de Mía. Prefiero que se entere de lo menos posible, no quiero que le afecte demasiado todo lo que está ocurriendo.

- Dime que tienes algo, Ares -

Lo llamé cuando fuimos mi hermano y yo en busca de aliados. Le pedí ayuda para que me diera algo de información sobre Ricky, lo que fuera, porque hasta entonces era un puto fantasma.

- Tengo algo - Dice conteniendo la emoción ¡Bien joder! Por fin una noticia buena -  Es poderoso, tenéis que andaros con cuidado. Ahora mismo está escondido en Verona, pero he escuchado que está en la zona sur, en el polígono.

¿En el polígono? Allí solo hay fábricas viejas y naves industriales medio derruidas. Sería el sitio perfecto para esconderse él y un montón de hombres sin llamar demasiado la atención.

- ¿Algo más?

Respira profundo y suelta el aire de golpe.

- Si... Me ha dicho que quiere quedar contigo. Que te mandará un mensaje con la hora y el lugar.

Esto es mejor de lo que pensaba. Estaba deseando tener a ese hijo de puta frente a mi y por fin va a llegar ese momento.

- Perfecto. Lo espero con ansias.

Cuelgo el teléfono y lo dejo sobre la mesa. Mía espera en silencio a que le cuente algo sobre la llamada. Se retuerce los dedos nerviosa. Me acerco a ella y detengo el movimiento frenético de sus manos.

- Son buenas noticias, cálmate.

Al momento sonríe colocando una mano sobre su pecho.

- Menos mal. Todo este tema me tiene muy nerviosa.

Beso su frente con una sonrisa indulgente pintada en mi estúpida cara.

- Tengo que ir al castillo para informar a los demás. No te muevas de aquí ¿vale?

Asiente mirando hacia la puerta. Si me dice que quiere que me quede, me quedaré, ella lo sabe. No hay nada más importante, excepto quizás matar a Ricky y a todos sus hombres.

- ¿Estarás bien?

- Si, de verdad. Venga vete - Me empuja colocando una mano sobre mi pecho.

- ¿Segura? - Vuelvo a preguntar poco convencido.

Esta vez se le escapa la risa. Me he vuelto un pesado y un paranoico, pero tengo motivos más que suficientes para serlo.

- Si, segura.

Me voy, pero le dejo instrucciones claras a todos los hombres que vigilan el edificio. Nadie puede entrar ni salir. Absolutamente nadie.

Mientras conduzco miro por el espejo retrovisor. Tres coches negros me siguen de cerca, los hombres de mi hermano se están encargando bien. Sería más fácil si siguiéramos en el castillo, pero esa opción no estaba disponible.

Mi móvil vuelve a pitar, pero esta vez es un mensaje.

Bar Rossetto

21:00

No falte

Por fin vamos a vernos las caras. Estoy deseando tenerlo frente a mi y estrangularlo con mis propias manos.

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